En 1996 una niña de no más de cuatro años se vio en la obligación de abandonar Hungría junto a su familia para vivir en Alemania. En ese momento, el país germano no lo sabía pero había llegado una estrella que se encargaría de iluminar su fútbol. Y no solo hablamos de su padre, principal motivo de la llegada al nuevo país. La suerte del destino quiso que el progenitor de una pequeña Dzsenifer, János Marozsán, fichara por el 1. FC Saarbrücken. Lo cierto es que muy probablemente el veneno de la pasión por el fútbol se lo inyectara precisamente su propio padre János, quien fue internacional por la selección húngara.
Puede que Alemania ganara dos estrellas, aunque Marozsán terminara convirtiéndose en maestra rápidamente. Un 18 de noviembre de 2006, ya adolescente, se convirtió en la futbolista más joven en jugar en la Bundesliga femenina. Con solo 14 años y siete meses debutó en la máxima categoría del fútbol femenino alemán vistiendo la misma elástica que había llevado su padre años atrás.
Poco tardó en volver a hacer historia. En agosto de 2007, protagonizó otro hito con la juventud como factor principal: Dzsenifer cosechó el honor de ser la más joven en hacer un gol en la historia de la Bundesliga. Su víctima, el TSV Crailsheim. A partir de ahí, su pasión creció de forma directamente proporcional a su calidad y madurez personal y deportiva. Esta estrella comenzaba a brillar con una luz cada vez más fuerte y sólida y, a su vez, se encargaba de sacar del ostracismo a quienes decidían acompañarla.
Como era de esperar, no pasó desapercibida y llamó la atención rápidamente de los escalafones inferiores de la selección alemana. Así, en los equipos nacionales juveniles de Alemania fue labrando una gran trayectoria que la catapultaría a triunfar en la Absoluta. Antes de ese salto, formó parte de la plantilla que levantó el Europeo Femenino sub-17 en 2008 y en 2010 fue campeona del Mundo con la selección alemana sub-20. Dos años más tarde, llegó a la final del mismo campeonato, aunque en esta ocasión las alemanas se tuvieron que conformar con la plata. Sin embargo, la calidad de Marozsán fue reconocida con el Balón de Oro a la mejor jugadora del torneo.
Pronto debutó con la selección absoluta. El 28 de octubre de 2010, en un partido contra Australia, a nuestra estrella protagonista le llegó su momento. Y su papel en el terreno de juego tuvo como recompensa seguir siendo convocada, rindiendo al máximo nivel, labrándose como futbolista en una de las selecciones más potentes del mundo. No sumaba 20 años aún cuando fue convocada al Mundial de 2011. Lamentablemente, y de nuevo por una lesión de rodilla, Alemania no gozó del brillo de esta estrella inminente que, pese a todo, seguiría pisando con fuerza. Tanto fue así, que quisieron contar con ella para la Eurocopa de 2013, que precisamente conquistaron las germanas.
Su palmarés no hace más que evidenciar el espectacular juego de Marozsán, donde ha hecho carrera en Alemania, Francia y Estados Unidos. En su haber cuenta con varios campeonatos ligueros y copas nacionales, aunque sus mayores éxitos los ha tenido vistiendo la elástica del Olympique de Lyon. Con el que además de ligas y copas se ha coronado en Europa con hasta cinco Champions League. Ella suma seis, pues la primera la obtuvo en 2015, con el alemán 1. FF Frankfurt, donde coincidió con Vero Boquete, que hizo historia al ser la primera futbolista española en obtener una Liga de Campeones.
A sus 30 años, Marozsán ha podido tocar el sol con los dedos. Pero también ha sufrido duros reveses profesionales. El último, recientemente. Su luz no iluminará los estadios ingleses
Para Alemania, la centrocampista Marozsán es una de sus grandes bazas. Una de esas piezas indiscutibles y necesarias dentro del engranaje futbolístico. Y, pese a que algunas lesiones le han ido fastidiando a lo largo del tiempo, la futbolista nunca ha dejado de persistir y luchar. Incluso en los momentos en los que más se dudó de ella. Como cuando en el Mundial de 2015, en Canadá, lastrada por las molestias musculares, terminó siendo reemplazada en las semifinales entre Estados Unidos y Alemania. Completamente acongojada, lesionada y sumida en la desesperación, tan solo pudo lamentarse desde el banquillo de la derrota de las suyas por 2-0. Pese a ser señalada con el dedo, su actuación durante el campeonato fue estelar. Así llegó incluso a ser nombrada futbolista del partido en fase de grupos, en el choque ante Noruega.
El año siguiente Marozsán tuvo una nueva oportunidad para resarcirse. La historia pareció que iba a repetirse: en semifinales, ante Canadá, fue sustituida tras recibir un fuerte golpe. Los focos se concentraron en ella: en un duelo de vital importancia para las suyas, la futbolista tenía que volver a abandonarlas.
Sin embargo, las germanas vencieron y lograron el pase a la final. Una final en la que la estrella alemana supo cómo acabar con cualquier discurso que la pusiera en duda: en general, se cuestionaba su estado de forma para poder participar en aquella final ante Suecia. Pero en el estadio de Maracaná, la ’10’ alemana volvió a rendir. No titubeó cuando le filtraron un pase raso que logró cazar hasta rematar y su sensacional disparo desde el borde del área se coló en el poste izquierdo de la portería defendida por Lindahl (la actual guardameta ‘colchonera’).
Así, Marozsán abrió el marcador y desequilibró un partido muy estudiado y trabajado por ambas selecciones. Ya en el 62′, Linda Sembrant marcó en propia puerta para poner a Alemania dos goles por delante. En el 67′, Stina Blackstenius acortó distancias, pero no fue suficiente. Alemania cosechó el primer Oro Olímpico en fútbol femenino de su historia y Marozsán se ganó el derecho a dejar de recibir tantas críticas y brillar nuevamente como una de las futbolistas de más calidad del globo terráqueo.
Su palmarés hablaba por sí solo: campeona a nivel de clubes, europea y olímpica a nivel internacional. Además, había protagonizado grandes jugadas individuales en todos los torneos. Así se puede observar en su amplia lista de reconocimientos internacionales, como el de la FIFA en la 2019-20, cuando la señaló como la mejor centrocampista de la temporada.
A sus 30 años, Marozsán ha podido tocar el sol con los dedos. Pero también ha sufrido duros reveses profesionales. El último, recientemente. Su luz no iluminará los estadios habilitados para los partidos que disputarán las alemanas en la Eurocopa que se vivirá este año en Inglaterra. Desafortunadamente para cualquier amante de este deporte, una nueva lesión en la rodilla ha provocado que no llegara a tiempo. Concretamente la tediosa rotura de ligamento cruzado anterior, tan común en el fútbol femenino. La misma evitó su participación en la final de Liga de Campeones que disputaron FC Barcelona y Olympique de Lyon y que terminaron llevándose las lionesas esta temporada. Así, este año el fútbol femenino se pierde la calidad y el fútbol de Marozsán, la estrella alemana que no podrá brillar en Inglaterra.
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Fotografía de Getty Images.