El Bélgica-Japón de esta noche nos ofrece un aliciente especial con la presencia de Kawashima en la portería de los nipones. Frente al país que lanzó su carrera tiene la posibilidad de tomar una pequeña revancha después de su complicado paso por el Standard.
Corría el año 2010 cuando Eiji Kawashima decidió no renovar con el Kawasaki para intentar convertirse en el primer portero asiático en imponerse en Europa. Tras realizar una prueba con el ambicioso Lierse, le ofrecieron una ficha en el equipo. A pesar de la competencia de Vladan Kujovic, el japonés se adueñó de la portería, y tras dos temporadas excelentes, hizo lo propio con el brazalete de capitán del equipo. Llegó un momento que su salto a un club con mayores ambiciones ya era inevitable, y así acabó fichando por el Standard. En Lieja se encontró ya de inicio con muchas más dificultades, ofreciendo un rendimiento bastante inconstante debido a la enorme presión a la que estaba sometido el club. Por culpa de errores imperdonables bajo palos, la reacción de la afición contra el jugador llegó a ser muy dura, con episodios de pitos, pancartas o gritos pidiendo la llegada de un nuevo arquero. Hasta uno de sus entrenadores, Mircea Rednic, lo criticó públicamente después de una derrota en playoffs frente al Brujas que acabo costándole la lucha para entrar en la Champions al Standard. A pesar de todas estas críticas, Eiji siguió trabajando en silencio para mejorar, en especial sobre sus dificultades en las salidas aéreas. Después de la Jupiler Pro League pasó por la liga escocesa, donde volvió a encontrarse con su mejor versión, y gracias a eso recibió la llamada desde Francia del recién ascendido Metz, donde lo querían para que ayudara a proteger al talentoso (pero aún demasiado joven) Thomas Didillon.
Conocido por sus grandes reflejos, es un portero ágil, elástico, dotado de una buena movilidad en su línea, hábil. Destaca su gran capacidad para recuperarse tras un error, como hemos podido comprobar en este mismo Mundial en el partido frente a Colombia. En el último encuentro del grupo frente a Polonia, gracias a sus intervenciones, consiguió limitar la derrota y llevar a su nación a los octavos de final. Desde el jueves, en Bélgica se multiplican los artículos sobre los límites de Kawashima en las salidas o sobre la inconstancia que mostró en el Standard, pero se habla poco de las ganas de revancha que alimentan la mente del guardameta nipón, que quiere hacer un buen papel frente al país que le dio la oportunidad de imponerse en Europa pero que al mismo tiempo fue el lugar donde recibió las críticas más feroces de su perseverante carrera.