El avión descendió entre una niebla espesa y aterrizó en el aeropuerto de Schiphol a las 10:15h. Hacía mucho frío, pero todavía sigo pensando que Ámsterdam es el mejor lugar por el que he paseado. Los canales, las bicicletas, la repostería y el aspecto otoñal de las calles me cautivaron rápidamente. Y también lo hizo, a través del televisor de mi habitación durante la primera noche, un joven futbolista neerlandés. Desde el hotel vi como la selección francesa, vigente campeona del mundo, hincaba la rodilla ante una nueva generación de jugadores de los Países Bajos. Frenkie de Jong bailó sobre el césped y recordó la belleza de la Naranja Mecánica de Cruijff. Los ’70 quedaban lejos, pero aquel 16 de noviembre de 2018 pude observar como brotaba una nueva esperanza en Róterdam, a unos 80 quilómetros de donde estaba yo.
Tras no conseguir clasificarse para los últimos grandes torneos -Eurocopa 2016 y Mundial 2018-, el combinado nacional pasaba por uno de los peores momentos de su historia. Iba siendo hora de recuperarse. Aquella primera edición de la UEFA Nations League juntó a los neerlandeses con Alemania y Francia, las últimas dos campeonas del mundo. La dificultad no podía ser mayor, pero los chicos de Ronald Koeman aceptaron el reto y renacieron a lo grande, dejando noches para el recuerdo. Una de ellas, contra ‘Les Bleus‘. Frente a 44.000 espectadores en el Estadio de De Kuip, la ‘Oranje’ inició el camino que la llevaría a disputar la final del torneo frente a Portugal, en un encuentro que acabaron perdiendo 1-0. Aun así, en el país de los tulipanes la derrota no siempre es sinónimo de fracaso.
Meses después de aquel enfrentamiento entre los Países Bajos y Francia, Antoine Griezmann confesó que Frenkie de Jong era el mejor jugador al que se había enfrentado. “En los partidos que coincidimos traté de presionarlo todo lo que pude, pero nunca tuve éxito”, admitió el galo sobre el que acabaría siendo su compañero en el FC Barcelona. Frenkie impuso en Róterdam una dictadura en el medio campo. Él controlaba el ritmo del partido ante los rostros frustrados de Mbappé o el propio Griezmann. Prácticamente desaparecidos, no tuvieron más remedio que observar al joven centrocampista tratando el esférico con suma delicadeza, llevando a su equipo hacia la victoria. Una victoria que vengaba el 2-1 a favor de Francia del primer partido liguero, disputado en el Stade de France.
Desde el primer minuto los neerlandeses olfatearon el gol con un discreto disparo de Wijnaldum que acabó parando Lloris. El portero del Tottenham fue el mejor de ‘Les Bleus‘ gracias a sus intervenciones, que evitaron un resultado más abultado. En el otro lado, Cillessen, Van Dijk y De Ligt demostraron la resistencia del bloque defensivo ‘oranje’, una de las mayores bazas del conjunto de Koeman. Mientras tanto, Memphis Depay iba haciendo de las suyas acompañado por Babel, Bergwijn, y Wijnaldum. Francia probó suerte desde fuera del área, con un disparo de Pavard que recordó al sensacional tanto que celebró frente a Argentina en el Mundial. Sin embargo, el buen juego elaborado en la sala de máquinas comandada por Frenkie de Jong, respaldado por Marten De Roon, acabó decantando la balanza en la primera parte a favor de los locales.
Cerca del vértice del área, Frenkie envió un balón al corazón del área que, tras cabecear N’Zonzi desacertadamente, cayó en los pies de Babel. Lloris detuvo su disparo, pero nada pudo hacer para evitar el gol de Wijnaldum. 1-0 y media parte. El partido bailaba al son de Frenkie. Y yo, desde la habitación del hotel, deseaba trasladarme a De Kuip para ver en vivo a ese joven que meses más tarde ayudaría al Ajax a disputar, 22 años después, unas semifinales de la Champions.
“Es un espectáculo verle jugar”, expresó Xavi Hernández sobre el centrocampista neerlandés
Frenkie de Jong es la piedra angular de la nueva Holanda, un futbolista elegante, inteligente tácticamente y con mucho más poderío físico del que aparenta. “Es un espectáculo verle jugar”, señaló Xavi Hernández en una entrevista concedida a Diario As. Y, aunque el capitán del combinado nacional sea Virgil van Dijk, Frenkie tampoco se esconde a la hora de dar instrucciones a sus compañeros, tal y como demostró en el partido ante Francia, tanto en el primero como en el segundo tiempo.
Tras el descanso siguió el dominio de la ‘Oranje’. Sin embargo, el conjunto galo sacó un poco la cabeza mientras Dumfries y Digne tenían sus más y sus menos. El joven lateral del PSV Eindhoven dejó una buena muestra de su velocidad y provocó la amarilla de su oponente. Además, gozó de una doble ocasión en la que Lloris consiguió salvar los muebles. Deschamps intentó generar más ocasiones con la entrada de Ousmane Dembélé en el 65′, pero este no supuso un peligro para Cillessen. Mientras, Memphis Depay cada vez intervenía con más frecuencia. El atacante del Lyon, actuando de falso nueve, es uno de los mejores argumentos de Koeman. Un jugador anárquico que, paradójicamente, cuadra a la perfección en el sistema.
Se iba acercando el final de la contienda y Frenkie continuaba ofreciendo lo mejor de sí mismo, filtrando pases interiores a la espalda de la defensa que estuvieron cerca de acabar con el esférico en la red. De Jong, correcto con balón y sin él, da consistencia al bloque y sabe cuando es el momento de avanzar y cuando es el momento de aguantar. Siempre colocado en la posición idónea para favorecer la distribución del esférico, domina grandes áreas del rectángulo de juego sin necesidad de estar en ellas. Gracias a ese don de estar en el lugar adecuado en todo momento llegó el segundo tanto.
En el minuto 93, cuando el colegiado inglés Anthony Taylor ya se preparaba para señalar el túnel de vestuarios, Frenkie demostró ser el más listo de la clase robándole la cartera a Sissoko dentro del área gala. El centrocampista del Tottenham, que no se esperaba la aparición repentina del joven ‘ajacied’, cometió un inocente penalti sobre él. La astucia de este permitió a Memphis Depay poner el último brochazo. ¿Y qué mejor manera de acabar el partido que con un penalti a lo Panenka? Con Lloris vencido y el 2-0 certificado, los neerlandeses dependían solo de ellos para llegar a la fase final de la Nations League. Los tulipanes habían vuelto a florecer.
Frenkie acabó el partido con un 93,4% de acierto de pase, tan solo un 6,6% por debajo de lo que me parecía a mí. Aquel 16 de noviembre la ‘Oranje’ avalaba el inicio de un nuevo gran ciclo de la mano de los De Jong, Van Dijk, De Ligt y compañía. Tendremos que esperar un poco más para disfrutar de ellos en la Eurocopa, una oportunidad de oro para certificar su renacimiento. Entonces seguramente tocará verlos desde casa y no desde Ámsterdam, donde vi aquella exhibición de Frenkie de Jong narrada en neerlandés, a solo 80 quilómetros del estadio. Estuve cerca, pero no lo suficiente. Eso mismo pensaron los franceses.