El primer día en el estadio. El primer abrazo después de un gol. La fidelidad por unos colores. Una camiseta heredada. Una excusa para seguir estando unidos, por lo menos, una vez a la semana, en el estadio o delante del televisor. Un tema de conversación interminable. Ese mensaje de WhatsApp que esperas después de una victoria. Una frase sabia que te ayudó a relativizar aquella derrota tan dolorosa, y que te sigues repitiendo cada vez que perdéis. Un amor incondicional. Algo que dura para siempre.
Tu padre te transmitió la pasión por el balón.
Por mucho que busques, nunca podrás compensar un regalo así. Pero en tienda.panenka.org nos acercamos bastante.
Las corbatas están muy bien. Pero este Día del Padre, sigue su ejemplo: regálale fútbol.