Periódicos, radio, televisión, Internet. En el mundo del fútbol los medios de comunicación no solo ejercen un rol esencial a la hora de dar a conocer la más estricta actualidad y permitir vivir en directo los eventos balompédicos más emocionantes del momento, también son una herramienta necesaria para conocer el pasado histórico de una práctica globalizada. Son la memoria encargada de la difusión de una cultura propagada, además, por otros dos elementos clave. La transmisión oral se ha consagrado como una herencia de abuelos a padres, de padres a hijos, sin la cual el fútbol no se entendería ni se sentiría de la misma manera. Tampoco podemos pasar por alto aquellos elementos físicos, perdurables en el tiempo, que hablan por sí solos. La dulce antigüedad de un estadio, museos repletos de trofeos y nostalgia o las estatuas que consiguen, a través de un frío material, recobrar la humanidad y la magia de un jugador, un entrenador o un aficionado considerado patrimonio del club que emocionó en un tiempo y en un lugar determinado.
Son estos últimos elementos los que han llamado la atención de un grupo de investigadores de la Universidad de Sheffield (Reino Unido). Ellos han elaborado la primera base de datos del mundo de absolutamente todas las estatuas dedicadas a personajes del mundo del fútbol. En total, hay levantadas 350 figuras, repartidas en 56 países diferentes de los 6 continentes del planeta. Jugadores que dedicaron toda su vida a unos colores, artífices de épocas gloriosas, entrenadores, aficionados que explican la esencia de un pasión, presidentes o locutores de radio arraigados a un sentimiento irrevocable, cada cual con su historia particular. Todos ellos forman esta curiosa y extensa lista, que a su vez nos presenta un seguido de anécdotas dignas de mencionar.
El boom de los noventa
El 95 por ciento de las estatuas han sido construidas en las últimas dos décadas y más de la mitad de ella en los últimos diez años, cosa comprensible si tenemos en cuenta que este fenómeno se ve ligado a las estrategias de marketing de muchos clubes de fútbol, que elaboran su marca a través de la nostalgia y la exaltación de su autenticidad histórica. Los mismos fans se ven obligados a recurrir a esta práctica cuando se ven en medio de un deporte cada vez más globalizado y aparece la necesidad de proyectar una imagen distintiva.
Con o sin fama
El estudio Sporting Statues calcula que hay 300 futbolistas diferentes inmortalizados por todo el mundo y, aunque Pelétenga nada menos que 6 estatuas dedicadas a su persona, el estrellato no es el único motivo de para rendir homenaje. La grandeza de este deporte queda retratada con las 125 estatuas identificadas dedicadas a jugadores anónimos y a su práctica más extendida: el fútbol de la calle.
Una geografía reveladora
El Reino Unido gana por goleada. 80 estatuas alberga el país que inventó el fútbol y aquellos en los que pronto se popularizó suman más de 20 monumentos repartidos en su territorio. Hablamos de Brasil, Holanda y España, esta última con 11 piezas dedicadas a jugadores específicos. Otros países en los que también resultan populares este tipo de homenajes son Argentina, México y Rusia. Sin embargo, Italia, con larga tradición de fútbol y figuras de mármol, tan solo posee tres estatuas dedicadas a futbolistas anónimos y un bronce dedicado a Nereo Rocco. Quizá sea porqué no quieren correr el riesgo de que la historia con Gabriel Batistuta se repita. Y es que la afición de la Fiorentina alzó una estatua a tamaño real al ‘guerrero indomable’ que se vieron obligados a destruir con su traspaso a la Roma unos años después.
En el otro lado de la moneda llaman la atención especialmente naciones con menos tradición futbolística que también han recurrido a la modelación para conservar su memoria balompédica y fomentar su popularidad. Se trata de China, Bolivia, Israel e Indonesia, que también han adoptado esta original manera de perpetuar a sus héroes nacionales.
Pioneras
La escultura más temprana identificada está situada en Copenhague, Dinamarca, está dedicada a un jugador anónimo y data del 1903. En 1925, el Real Madrid se convirtió en el primer club que erigió estatuas en su estadio representando a dos figuras como Sotero Aranguren y Alberto Machimbarrena. Medio siglo después, el FC Barcelona decidía que había llegado el momento de levantar un bronce en la antigua Masia que recordara para siempre un emblema del barcelonismo, el Avi del Barça. Se convirtió de esta manera en el único club del mundo que esculpía una estatua en honor a su mascota o emblema.
Únicas
El cabezazo más famoso de la historia del fútbol quedó perpetuado en el momento en que el artista contemporáneo Adel Abdessemed decidió recrearlo en medidas gigantescas. El efigie llamado ‘Coup de tête’ (cabezazo) fue presentada en París y más tarde viajó hasta Qatar para aposentarse en el paseo marítimo de Doha. Eso sí, cuando el caluroso país fue nombrado sede mundialista y empezó a recibir las críticas de sus detractores pensaron que sería mejor exhibirla de manera menos notoria, así que desde entonces reposa en el Museo Árabe de Arte Moderno de la misma ciudad.
Hoy por hoy solo hay en el mundo una estatua dedicada a la mujer futbolista. Se encuentra en Estados Unidos y pertenece a la colección que el escultor Richard Hallier dedicó a varios atletas anónimos.
En España, Manolo Preciado, Dani Jarque y Antonio Puerta tienen reservado un recuerdo en la memoria de todos los que disfrutaron de ellos y sendas estatuas mantendrán viva su imagen para siempre. Lo mismo pasará en Camerún con Marc Vivien Foé.
Todo lo contrario pareció despertar la imagen de Ronaldinho que residió tan solo dos años en la plaza Chapecó, en Brasil. Una espantosa actuación en el Mundial de Alemania de 2006 enervó de tal manera a un grupo de locales que la estructura de siete metros amaneció hecha cenizas la mañana siguiente.