Egipto es una de las principales referencias futbolísticas de África pero, a pesar de sus éxitos a nivel continental, hace 24 años que no se clasifica para la fase final de un Mundial. Sin embargo, con el país en plena revolución de la Primavera Árabe, los Faraones, liderados por el entrenador estadounidense Bob Bradley, tenían un reto que iba más allá de los terrenos de juego: unir una nación amargamente dividida; propósito excelentemente relatado en “We Must Go”. Documental programado dentro de la sección oficial de la próxima edición del OffsideFest de Barcelona, sus directores, Chad Walker y Dave LaMattina, nos descubren más detalles sobre su película en esta entrevista de Jaume Abella.
– ¿Qué es para vosotros el fútbol?
CHAD WALKER: Ambos crecimos jugando a fútbol, por lo que es una parte muy importante de nuestras vidas. Amamos el fútbol por todos los momentos maravillosos que nos dio cuando éramos niños, y por las experiencias geniales que nos está ofreciendo ahora como directores de cine.
DAVE LAMATTINA: El fútbol me ha brindado la oportunidad de conocer muchísima gente y viajar alrededor del mundo. Es fantástico formar parte de esta comunidad global.
– Todo empezó en Sudáfrica, ¿verdad?
DAVE: Totalmente. Fui al Mundial de 2010. Estando en mi asiento en el estadio de Rustenburgo viendo el Estados Unidos-Ghana, le envié un mensaje de texto a Chad. Le decía que teníamos que hacer una película sobre la Copa del Mundo. Es un torneo que lo tiene todo, pues es muy dramático y cinematográfico. Así mismo, era la excusa perfecta para pasar un par de años trabajando los dos juntos. Lo que en un principio debía ser una película sobre el Mundial de Brasil evolucionó hasta lo que acabó siendo We Must Go.
– “We Must Go”, sin embargo, no es vuestro primer documental con el fútbol como telón de fondo.
CHAD: No. Antes de We Must Go ya habíamos rodado Kei, un documental sobre Kei Kamara, un refugiado de la guerra civil de Sierra Leona, ahora futbolista profesional en la MLS. La historia surgió a raíz de rodar otro documental en Sierra Leona. Estando ahí, descubrimos el trabajo que realiza una oenegé norteamericana construyendo escuelas. Sentimos la necesidad de hacer nuestra propia aportación, y como Kei también lleva a cabo muchas acciones solidarias, le pedimos si podíamos retratar su vida en un documental. Su historia es increíble.
– Kei también tuvo un papel importante en la gestación de “We Must Go”.
DAVE: Sí, él fue quien nos puso en contacto con el agente del seleccionador Bob Bradley. Le llamamos y le pareció interesante nuestra propuesta. Posteriormente nos reunimos con el propio Bob Bradley y tan solo nos puso una condición para rodar el documental: “Si venís conmigo a Egipto, no os podré ningún impedimento para que rodéis lo que queráis”. Y así fue.
– ¿Cómo fue la filmación?
CHAD: Poder estar en Egipto en esos instantes, una parte del mundo a la que, a priori, nunca hubiera ido. Ser testimonio de lo que estaba sucediendo. Experimentar la esencia ideológica de la Primavera Árabe y comprobar cuál era el tratamiento que estaban realizando los medios de comunicación internacionales. Todo ello se transformó en una auténtica lección. Hemos tenido la surte de que nuestro trabajo como documentalistas nos ha permitido viajar por todo el mundo, pero por muchas experiencias que vivas nunca dejas de sorprenderte. En el caso de We Must Go, poder estar en Egipto en un momento histórico tan relevante fue increíble. Lo más destacable del proceso diría que fue poder vivir aquella revolución junto al pueblo egipcio. No descubríamos qué estaba sucediendo a través de la televisión sino que éramos testigos en primera persona. Como documentalistas, una experiencia que no tiene precio.
DAVE: Creo que We Must Go es un reflejo tanto del intento de la selección de Egipto para clasificarse para el Mundial de 2014 como del clima que se respiraba en el país. Al principio imperaba la esperanza, pero todo se derrumbó tras la derrota contra Ghana. Fue devastador. Sin embargo, en nuestro último viaje tuvimos la oportunidad de hacer amistad con varios seguidores jóvenes de los “Faraones”. Salimos con ellos y nos llevaron a un concierto. Aquella fue la primera vez en la que realmente nos apartamos del mundo del fútbol para convivir la cotidianidad de la gente del país. Me asombró lo muy optimistas que se mostraban. Fueron esos ánimos lo que me llevó a creer que, a pesar de todo lo que había sucedido, existían esperanzas para que el espíritu de la Primavera Árabe acabara imponiéndose. Esencialmente, eso es lo que guardo de haber rodado We Must Go.
– Ciertamente, en We Must Go el fútbol acaba siendo el vehículo que os permitió plasmar el capítulo egipcio de la Primavera Árabe.
DAVE: Durante los primeros días de rodaje se alternaron las primeras rondas clasificatorias para el Mundial 2014 con el anuncio de que Hosni Mubarak iba a ser condenado a cadena perpetua. Una noticia que provocó que millares y millares de personas salieran a la calle a celebrarlo. Llegados a ese punto, entendimos que centrar el documental únicamente en el mundo del fútbol o en la figura de Bob Bradley hubiera sido menospreciar al pueblo egipcio; por lo que tratamos de capturar toda historia introduciendo el testimonio de aquellas personas que creímos que representaban la esencia de lo que estaba sucediendo.
– Hay quien opina que fútbol y política no tienen relación alguna o no deberían mezclarse.
CHAD: Bueno, esta afirmación puede tener sentido en un país como el mío, Estados Unidos. Pero sería de obtusos negar algo tan evidente, la relación entre fútbol y política, en Egipto.
DAVE: Así mismo, no solo no deberíamos negar esta relación, sino que se debería destacar el poder que, para bien o para mal, tiene el fútbol como herramienta social. El seleccionador Bradley y sus jugadores querían usar el fútbol como un vínculo de hermanamiento, como algo positivo que une a la gente. Pero su mensaje no alcazó la audiencia deseada. Como dice uno de los personajes del documental, si la selección de Egipto hubiera conseguido clasificarse para el Mundial, seguramente los estamentos de poder hubieran utilizado tal éxito para sus propios fines políticos. Triste pero cierto.
– ¿El fútbol es cultura?
DAVE: Por supuesto. Nuestro amigo James Montague, excepcional periodista de fútbol, dice que eligió tal profesión porque el fútbol le permite comprender los defectos y las virtudes de aquellas sociedades en las que se juega al balón. Tiene toda la razón.
– ¿Os veremos en marzo en el OffsideFest de Barcelona?
CHAD: Hasta que no empezamos a rodar documentales sobre fútbol desconocíamos que existían festivales como el OffsideFest. Sabíamos del Kicking and Screening, pero porque se hace en Nueva York, nuestra ciudad. El OffsideFest es una iniciativa genial, y sí, esperamos estar en Barcelona el próximo mes de marzo.
DAVE: De las películas programadas en la sección oficial del OffsideFest, tengo muchas ganas de ver Eighteam, una historia que me parece fascinante. Tampoco he podido ver aún Sons of Ben, y tengo muchas ganas de hacerlo y comprobar cuál es la reacción de público ante una historia tan americana.
– ¿Estáis trabajando en algún documental nuevo?
CHAD: Actualmente estamos trabajando con James Montague en una serie pensada para la televisión que hemos titulado Soccer Wars. En ella seguimos a James alrededor del mundo buscando aquellas historias que hacen del fútbol algo más que un deporte.
DAVE: Más allá de esto, a mí me gustaría unirme durante unos años a la selección de Sierra Leona y hacer un documental sobre ello. Es un país que llevo en el corazón y siento especial predilección por su selección.
– Vale que aún no es el deporte más popular en los Estados Unidos, pero vosotros, los americanos, habéis hecho extraordinarias películas de ficción sobre baloncesto, futbol americano, béisbol, boxeo… para cuando “LA PELÍCULA” sobre futbol?
CHAD: Yo ya la vislumbro en el horizonte. Nuestra generación ha crecido con el fútbol y lo practica y sigue como nunca antes en nuestro país. Está al caer.