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Carlos de Andrés: “De niño el fútbol llena una parte muy importante de tu vida”

A las puertas del Tour, que empieza este sábado, el comentarista de la carrera revive el olor a puro del Camp Nou, el 'Extra Don Balón', las botas Cejudo y a Cruyff, Krankl y Maradona

carlos de andrés

Si las bicicletas son para el verano, como escribió Fernando Fernán Gómez, es por hombres como Carlos de Andrés (Barcelona, 1964). “Una amiga de mi mujer siempre le dice ay, qué bien se duerme con tu marido”, asiente siempre sonriente el periodista catalán a las puertas de vivir una nueva edición del Tour de Francia junto a Perico Delgado y retransmitiendo para los micrófonos de Televisión Española. “Será muy bonito. Pogačar necesita ganar este Tour”, avanza sobre la edición que partirá este sábado de Bilbao, feliz de seguir descubriendo mundo gracias a la bicicleta: “De joven miraba ciclismo por la tele y lo veía como una manera de llegar a sitios. Los viajes no valían lo mismo que ahora y relacionaba el ciclismo con moverse. Con ver mundo: la inquietud que tienes de joven. Te lleva a sitios y paisajes que mucha gente no puede llegar a conocer. En el primer Giro que hice, en el 91, fuimos a un sitio que se llama Tres Cimas de Lavaredo y es espectacular”.

De Andrés señala “la proximidad” como la gran diferencia entre el fútbol y el ciclismo, porque el de las dos ruedas sigue siendo un deporte cercano. “El fútbol ha cambiado mucho y el ciclismo, un poco. Yo ya llevo muchos años. Cuando llegué era más joven que los corredores, porque tenía 23 años. Después ya eres como ellos. Después ya eres un poco más mayor. Y ahora ya podrían ser mis hijos. Y la relación también es diferente. Por ejemplo, cuando vas en la moto, y más antes, acabas teniendo un poco de síndrome de Estocolmo porque te mojas como ellos y estás con ellos, te implicas mucho, y esto no es bueno. Hay que saber marcar una distancia entre tú y el deportista que te permita ser objetivo”, apunta el periodista, “futbolero desde siempre”.

Afirma que el fútbol es una herramienta para, uno, socializar y, dos, recordar, desandar kilómetros. “Tengo muchos recuerdos de ver La Vuelta a España por la tele de pequeño, en blanco y negro, pero mis recuerdos de la infancia están mucho más ligados al fútbol y los futbolistas que al ciclismo y los ciclistas. Me pasaba el día jugando, incluso dentro de casa. Jugaba en la habitación de mi hermana porque era un poco mayor que la mía. La portería era un armario y jugaba con una pelota más blanda para que mis padres no me mataran. De niño, el fútbol llena una parte muy importante de tu vida”, acentúa. Llegó antes la primera pelota que la primera bicicleta: “Claro, porque yo las pedía. Recuerdo mucho una Adidas, por ejemplo. Vivíamos en la calle Muntaner y había una tienda de deportes y recuerdo decir ‘quiero esta pelota’. También recuerdo haber tenido unas botas Cejudo, una marca de aquella época. Después tuve unas Adidas Santiago, que eran negras con las líneas naranjas, y unas Puma, porque jugaba en el colegio. Las Cejudo no eran muy buenas, pero no eran tan caras como las Adidas”, recuerda De Andrés.

 

“El fútbol ha cambiado mucho y el ciclismo, un poco. Yo ya llevo muchos años. Cuando llegué era más joven que los corredores”

 

El fútbol se vivía con mucha más intensidad porque había menos saturación: “Todo ilusionaba mucho más, porque hoy hay una saturación general y hay que ser selectivo. Entonces consumías lo que te daban. Es un poco el gran contraste entre la vida de entonces y la vida de ahora. No solo en el fútbol, en todo. El recuerdo que tengo del fútbol es ‘a ver si podré escuchar este partido por la radio’, ‘a ver si podré ver este partido por la tele’, sin la inmediatez de ahora. Siempre explico la anécdota de un día que iba con mi hija pequeña en el coche y dijo ‘calla, calla’ y puso el Shazam, que yo no sabía ni qué era en ese momento, y en diez o 15 segundos tenía el nombre de la canción que estaba sonando. El recuerdo que tengo de cuando era niño es que yo tenía que ahorrar para comprarme un LP. Porque quizás valía 1.500 pesetas, que era un pastizal. O 1.200. Y en el fútbol era un poco lo mismo. Como costaba mucho conseguir las cosas, te hacían muchísima ilusión. Recuerdo vivir el fútbol con muchísima ilusión”. Aquellos años vivía con el Extra Don Balón debajo del brazo: “Me lo compraba mi padre en verano y me lo miraba todo el año hasta que casi me lo sabía de memoria. Lo mirabas tanto que conocías mucho a los jugadores. Lo guardaba en un cajón del escritorio de madera que había en mi habitación y lo sacaba cada semana”. Veraneaba en Cardedeu y jugaba con los amigos en un gran descampado de tierra, con palos como porterías, o en una pista de cemento. Coleccionaba cromos y jugaba con botones de camisas, y también al Subbuteo.

No recuerda cuál fue su primer partido en el Camp Nou, con diez o doce años, pero sí que fue con un amigo y su padre, socios, y dos sensaciones: el olor a puro de la tribuna y “ver al padre de mi amigo transformado. Yo le conocía como un señor serio y veía que ahí se transformaba, como todo el mundo. Les veía muy exaltados”. Johan Cruyff, fichado hace justo 50 años, fue el primer ídolo. El primer referente. Para De Andrés la Recopa de Basilea, en 1979, fue, y es, “la Recopa de Krankl”. Vio el Mundial de 1974 o de 1978 en casa de un amigo que ya tenía televisión en color: “No sé si era el del 74 o el del 78, pero recuerdo que fue la bomba”. Y también recuerda mucho el de 1982, en España. “Maradona y la selección argentina estaban concentrados en un hotel que estaba en la Autovía de La Ametlla y que ahora es un edificio en ruinas. Íbamos en moto desde Cardedeu para verles”. Vivió un partido en el viejo Sarrià, pero ya no recuerda si fue el 2-1 de Italia a Argentina, el 1-3 de Argentina a Brasil o el 3-2 de Italia a Brasil. “El fútbol siempre ha formado parte de mi vida. De joven era muy del Barça. Ahora ya me lo miro todo con más distancia. Me gusta mucho, pero soy más selectivo. Ya no veo un Celta-Sevilla porque no me interesa, pero sí suelo ver algunos partidos”. En aquellos años, ya sabía que quería ser comentarista.

 

“En 1982, Maradona y la selección argentina estaban concentrados en un hotel que estaba en la Autovía de La Ametlla y que ahora es un edificio en ruinas. Íbamos en moto desde Cardedeu para verles”

 

Su camino periodístico, de hecho, empezó en Don Balón, antes de entrar en Televisión Española a finales de los 80: “Cuando yo estuve ahí se seguía vendiendo bien, pero ya no tenía ese esplendor de años atrás”. Fue una etapa “absolutamente feliz”, unos dos años haciendo “de todo”. Recuerda un viaje por el norte para entrevistar a Rubén Sosa en Zaragoza, a John Toshack en San Sebastián y a José María Maguregui en Santander. También pasaron por Asturias para hacer un reportaje sobre el Descenso del Sella para la revista Don Deporte, en coche desde Barcelona. “Es una experiencia inolvidable”, suspira tantos años después. No recuerda si ya hizo las entrevistas con su primera grabadora, una Sanyo, o si todavía las hizo tomando notas, transcribiendo. Ya en TVE, antes de sumarse al equipo ciclista de Pedro González, hizo fútbol: Barça y Espanyol. Hablaba de ciclismo con Pepe Carcelén, ayudante de José Antonio Camacho en el Espanyol y en tantas otras plazas. El narrador, el periodista, convivía con el protagonista, el jugador, formaba parte de su paisaje: “Yo, por ejemplo, en el Espanyol tuve muy buena relación con Moisés Arteaga. Recuerdo que era un chaval muy majo. Este es uno de los grandes problemas del periodismo actual, sobre todo en el fútbol: que los periodistas estamos perdiendo nuestro espacio”. Hablando en pretérito también recuerda que en sus primeros años en La Vuelta se jugaba un partido entre periodistas y masajistas, directores de equipos, etcétera: “Lo organizaba todo el Butano [José María García] y jugábamos en campos de Primera como La Romareda o el viejo Tartiere, aprovechando uno de los días de descanso o por la noche”.

De Andrés no vacila al escoger su momento futbolístico más feliz: “La época de Guardiola y compañía, la gran época de Messi. Tengo un amigo que siempre le dice a su hijo ‘tú al Barça solo lo has visto ganar y yo solo lo he visto perder’. Ahora ya no es tan así, pero ese Barça era de otro mundo. Recuerdo mucho el partido de Stamford Bridge, el del gol de Iniesta”. “Así recientemente he vivido mucho la final del Mundial. Mi hija me decía que no me había visto nunca así porque soy bastante tranquilo viendo fútbol. Me gustó mucho que ganara Argentina porque Messi se lo merecía. Por todos los momentos de felicidad que nos ha dado. No estoy de acuerdo con todo lo que hace, pero el Mundial lo viví y disfruté mucho. Porque además con mi mujer vimos los primeros partidos en Argentina. Estábamos ahí de viaje y el primer partido, el de Arabia Saudita, fue un drama. Teníamos que alquilar un coche y el día antes fuimos a preguntar a qué hora abrían y nos dijo algo así como ‘a las 9, pero ven a las 9 y media porque juega Argentina y antes no habrá nadie’. Cuando fuimos, a la mañana siguiente, le comenté que habían perdido y tal y me respondió ‘no, no, pero ganaremos el Mundial’. Tenían una confianza brutal. Es un país que me gusta mucho, pero que da un poco de pena. He estado dos veces en 25 años y sigue siendo el mismo país, con los mismos problemas”, concluye De Andrés.

 


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