¿Cuál es el fin supremo del hombre? Según los utilitaristas Stuart Mill, Bentham o Godwin, es perseguir el placer y alejarse del dolor, mientras que según la moral cristiana de autores como San Agustín o Santo Tomás, es la contemplación de Dios. Así pues, este ha sido uno de los debates más recurrentes entre los pensadores universales, y no sólo entre ellos, las personas se preguntan a diario cuál es su papel en el mundo. Por su parte, Aristóteles cree que el bien supremo que toda persona persigue es la felicidad, corriente que los futbolistas parece que quieren empezar a seguir. Ser feliz en el mundo del fútbol significa estar a gusto en tu club y sentirse valorado, no siempre hacen falta intermediarios para satisfacer estas necesidades. ¿Por qué un jugador no puede negociar su renovación con el equipo por su cuenta? ¿Acaso no se dispone de los medios necesarios como para hacerlo? Son cuestiones que hacen que los aficionados se lleven las manos a la cabeza al conocer lo que un agente de un jugador, o sus intermediarios, van a cobrar por la ampliación del contrato de uno de sus jugadores. Una barbaridad. Y, en especial, si este jugador es uno de los mejores o, simplemente, goza de un gran mercado y de un gran número de seguidores en sus redes sociales.
Ser feliz en el mundo del fútbol significa estar a gusto en tu club y sentirse valorado, no siempre hacen falta intermediarios para satisfacer estas necesidades
Es por eso que ciertos jugadores de talla mundial han decidido romper con lo establecido y negociar sus contratos ellos mismos, sin agentes. Estos gestos son, a veces, más aplaudidos que una rabona o un gol por la escuadra. Porque los aficionados estamos necesitados de actitudes que nos aproximen a nuestros ídolos, y que nos hagan pensar, al menos por un instante: “Yo haría lo mismo”. Kevin De Bruyne, Raheem Sterling y Joshua Kimmich son algunos de los últimos jugadores que han decidido unirse a esta tendencia.
Romper con lo establecido
Kevin De Bruyne es uno de los mejores mediocampistas del mundo, así lo indican los números. Su aportación al Manchester City no tiene fin y si el equipo ‘sky blue‘ quiere optar a ganar la ansiada Champions League, debe mantener a toda costa al belga. Por lo tanto, la renovación del contrato cobraba una importancia mayúscula. Dada la notoriedad del asunto, De Bruyne quiso prescindir del servicio de los agentes de futbolistas. Y no por puro capricho: el antiguo agente del belga, Patrick De Koster, fue arrestado hace ya un año por blanqueo de dinero y falsificación documental. Así pues, el ‘citizen‘ decidió encarar una de las renovaciones más importantes de su carrera sin ningún agente, pero con la ayuda de otras herramientas de gran utilidad. Después de que el City le ofreciera un primer contrato a la baja, de Bruyne contactó con unos analistas de datos para que evaluasen lo que él aporta al equipo en el terreno de juego. El Big Data le fue bien al mediocampista, que con su nuevo contrato se ha convertido en el jugador mejor pagado de la Premier, con 385.000 libras semanales. Una locura que sólo ha sido posible gracias al ahorro que el club hace al no tener que pagar ninguna comisión a su agente. Un win-win de manual, el City conserva a su gran estrella y el belga sigue en el mejor club para él. Pero De Bruyne no ha sido el único jugador ‘sky blue‘ en emprender este cambio de paradigma en la renovación de los contratos. Raheem Sterling también ha decidido romper cartas con su agente y ha creado una empresa propia que maneja todos sus temas contractuales y comerciales, eso sí, siempre con la ayuda legal externa para certificar la legalidad del contrato y ahorrarse unas cuantas libras, tanto para él cómo para el club.
El Big Data le fue bien al mediocampista, que con su nuevo contrato se ha convertido en el jugador mejor pagado de la Premier, 385.000 libras semanales
Joshua Kimmich, mediocampista del Bayern Múnich, también se ha unido a este pequeño club. Tal y como desvelaba el Bild, el alemán se ha separado de su agencia para poder autorrepresentarse. “He decidido por mí mismo que quiero defender aún más mis valores y mis puntos de vista y estar a la altura de mi responsabilidad personal. También estoy convencido de que soy yo el que puede representar de la mejor manera mi postura ante los demás”, apunta Kimmich en el medio alemán.
El poder de representación
Según el portal web Transfermarkt, en la Liga sólo hay 57 de 500 jugadores sin representante, cifra que significa el 11,4% del total. De los 20 equipos de la competición, hay clubes como el Real Madrid, el Sevilla y el Valencia que tienen a todos sus jugadores representados mientras que el Athletic Club tiene nueve jugadores sin agente. Números que representan la importancia que hoy en día tienen los agentes en España. Mikel Oyarzabal, una de las estrellas de la Liga y capitán de la Real Sociedad, es uno de los máximos exponentes del futbolista sin representante en España. “No veo a nadie mejor que mis padres para aconsejarme, porque desean lo mejor para mí. Y no me ha ido mal. Creo que es la mejor opción”, dice el ‘txuri urdin‘ en una entrevista en El Diario Vasco.
Muchas veces se infravalora la labor de los agentes de futbolistas, la mayoría eclipsados por afamados representantes como Mino Raiola o Jorge Mendes. Y la verdad es que muchos de ellos son piezas fundamentales en las carreras de los jugadores, ya que les consiguen clubes y lugares donde trabajar. Generalizar siempre es un pecado, la figura del representante se intuye como una sombra en el fútbol, igual de perjudicial que los sueldos astronómicos de los futbolistas o las prácticas dudosas de algunos clubes.
Porque al final el concepto de “hacer el bien” no sólo es exclusivo de las buenas personas, tan importante es hacer el bien cómo sanar el mal, eliminar los malos actos con otros de buenos
Pero el bien supremo es, como diría Aristóteles, la felicidad. Si algunos jugadores son felices sin representante y ocupándose de las tareas ejecutivas ellos mismos, sin reproches. Si otros prefieren centrarse en su rendimiento deportivo y confiar en sus agentes, nada que decir. Porque al final el concepto de hacer el bien no sólo es exclusivo de las buenas personas, tan importante es hacer el bien como sanar el mal, eliminar los malos actos con otros de buenos. “Vamos a pedir unos millones más para mi cliente, para que así esté feliz”, piensa un agente. Pero ¿se ha pensado en qué repercusiones económicas van a tener estos millones de más para club que tiene el deseo de mantener a su estrella? ¿O la carga que va a tener que soportar el jugador al ser uno de los más bien pagados del mundo? Tendemos a pensar que hacemos lo correcto porque la acción nos aporta un beneficio a nosotros pero, a veces, tan importante es tener en cuenta las repercusiones hacia uno mismo que hacia un tercero. Porque el mal siempre se ha hecho en nombre del bien, ya que apelando a éste todo vale.
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Fotografía de Imago.