PUBLICIDAD

El poder de los bocatas de butifarra

¿Cómo se supera una derrota? Oriol Rodríguez nos los cuenta en el cuarto capítulo de su Diario de un Veterano, su aventura por los mundos del infrafútbol

El jueves era el cumpleaños del Paco, nuestro delantero. Cuando acabó el entrenamiento nos dijo que nos invitaba a una cerveza para celebrarlo. Tenía que ser una, pero al final fueron cinco o seis.

Me gusta, me encanta, me apasiona el fútbol; pero más que por el placer de chutar un balón con la esperanza de que acabe colándose entre esos tres palos que llamamos portería (algo con lo que, iluso de mí, sigo soñando todas las noches), es por ratos como aquel por lo que quise unirme al CF Gelida Veterans. Para compartir instantes de fútbol, pero también buenos momentos fuera del campo con un grupo de gente que casi sin darme cuenta, entreno a entreno, partido a partido, cerveza a cerveza, han acabado siendo parte esencial de mi imaginario vital. Sí, mis compañeros son extraordinarios y por eso me legró las entrañas lo del sábado.

Aunque mi fútbol no me permite realizar grandes aportaciones en el rectángulo, soy de la escuela de Luis Aragonés, aquella que se conjuga en el “y ganar y ganar y ganar y ganar”. Por ello, me jodió perder 4-0 el primer partido de la temporada. Pero me fastidió mucho más el abatimiento que aquel demoledor marcador (y, hay que reconocerlo, justo, y por ello extremadamente lacerante) impregnó en el vestuario: cabezas bajas ocultando unas miradas que se debatían entre la tristeza, la resignación y la rabia.

“Tengo ganas de jugar contra el Kubalas porque en su campo hacen los mejores bocadillos de butifarra de toda la liga”, soltó el Boris

Me hubiera gustado poder hacer algo para animar el ambiente, decir cualquier cosa que despertara una carcajada generalizada. Me acerqué al Torres, le rodeé los hombros y le solté uno de esos tópicos exasperantes al estilo de “no pasa nada, tan solo es un partido, el próximo lo ganaremos seguro”. Si alguien me lo llega a hacer a mí, lo envío a la mierda. El Liante se armó de paciencia y, amablemente, me pidió que le dejara tranquilo cinco minutos.

Tras hacer la primera en el mismo campo del Mollet, regresamos a Gelida y nos volvimos a juntar en el Plats. Ya llevábamos dos o tres y un buen rato discutiendo sobre si nos había faltado intensidad y fondo físico, cuando sucedió. “Tengo ganas de jugar contra el Kubalas porque en su campo hacen los mejores bocadillos de butifarra de toda la liga”, soltó el Boris. Fue un comentario al aire, de aquellos que tienes que afinar el oído porque si no se te escapan, pero que te dibujan una sonrisa y te ayudan, si no a digerir y superar la derrota, sí a, mínimamente, aceptarla.

Sí, mis compañeros son extraordinarios y es para ganar partidos, pero sobre todo por ratos como estos en el Plats (y por lo bocadillos de butifarra del campo del Kubalas) que quise formar parte del CF Gelida Veterans.