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Goles que marcan

Nueva entrega del diario de Oriol Rodríguez por los mundos del infrafútbol. En esta ocasión nos cuenta una experiencia de esas que se recuerdan toda la vida

INCRESA MOLINS DE REI 3-5 CF GELIDA VETERANS: EL GOL MÁS FEO DE LA HISTORIA DEL FÚTBOL

Este pasado sábado marqué mi primer gol con el CF Gelida Veterans. El quinto en nuestra victoria por 3-5 sobre el Incresa Molins de Rei. Y aunque fue el gol más feo de la historia del fútbol, cuando salí de la ducha ya era trending topic en nuestro grupo de Whatsapp.

Imagino que como muchísimos grupos de Whatsapp de la gran mayoría de equipos de fútbol de veteranos; el del CF Gelida Veterans sirve, básicamente, para enviarnos memes, pasarnos fotos y vídeos porno y picarnos e insultarnos entre nosotros  (testosterónica evidencia de la estima y amor que nos profesamos).

Una de las víctimas más recurrentes en nuestro grupo de Whatsapp es el Manu, que además de jugar, se encarga (tarea que nunca le agradeceremos lo suficiente) de llevar la contabilidad del club y de todo el papeleo con la federación: altas y bajas de fichas, actas, reuniones…

No sé cómo empezó, pero al Harris le dio por martirizar al argentino con el vituperio: “Manué… maricón”. En los entrenamientos, “Manué… maricón”; en los partidos, “Manué…maricón”; en el grupo de Whatsapp, “Manué… maricón”. Es más, llegó a grabar un mensaje de voz con susodicha expresión, y cada vez que el Manu decía algo en el grupo, instantes después el Harris replicaba con un nuevo “Manué… maricón”.

Acabada la temporada pasada, la federación organizó una cena de fin de campaña. El Manu iba a ser nuestro representante en el convite pero, temiendo que la velada fuera un soberano tostonazo, preguntó en el grupo si alguien le podía acompañar. Aunque la cena era gratis, ya os podéis imaginar cuál fue una de las respuestas que obtuvo… “¡¡¡MANUÉ… MARICÓN!!!”.

Aunque el muy políticamente incorrecto “Manué… maricón” ya no es tanto un improperio como una consigna motivacional del equipo; al Manu, con toda la razón del mundo, se le acabaron inflando las narices y dejó el grupo. Semanas atrás creó uno nuevo para esta temporada, en el que volvemos a enviarnos memes, pasarnos fotos y vídeos porno y picarnos e insultarnos entre nosotros (testosterónica evidencia de la estima y amor que nos profesamos).

De vez en cuando también utilizamos el grupo de Whatsapp para discutir temas relacionados con el equipo. Por ejemplo, nuestros entrenamientos son, sí o sí, los jueves a las 20h. Sin embargo, todos los jueves de cada semana, con más insistencia durante los meses de invierno, hay alguien que a eso de las 19h. pregunta si se entrena. Es algo así como un ejercicio de psicología inversa: preguntar si se entrena con la esperanza de que, por algún extraño e inexplicable motivo, se haya suspendido. ¡Qué vagos somos!

El David se casó el sábado, el Boris, el Moha y el Jonathan están lesionados y algunos otros aprovecharon el puente de la Diada para pasar unos días fuera. Vaya, que nos presentamos en el campo del Incresa Molins de Rei, los anfitriones de nuestro segundo (y último) partido de pretemporada, siendo once justos (trece si sumamos al Dani y al Antonio, que se presentaron a la segunda parte porque habían ido a ver el Espanyol- Real Madrid); y de esos once, uno era el Vicenç, el panadero de Gelida, que no juega en el equipo, aunque por calidad podría hacerlo: todo seguridad y tranquilidad, es una delicia ver cómo la saca desde atrás. Además, el Torres tenía una gastroenteritis galopante y el Óscar estaba medio lesionado del pie derecho.

Es algo así como un ejercicio de psicología inversa: preguntar si se entrena con la esperanza de que, por algún extraño e inexplicable motivo, se haya suspendido. ¡Qué vagos somos!

Fue una tarde de lluvia, gris plomiza, y así fue el partido. Nos adelantamos 0-2 para dejar que nos empataran. Volvimos a avanzarnos antes del descanso, y volvieron a igualarnos al inicio de la segunda parte. No jugamos nuestro mejor partido, pero merecíamos ganar, y al final nos impusimos 3-5.

¿Y yo? Empecé en lateral derecho y a la segunda o tercera carrera noté un tirón en el quadriceps. ¡Qué dolor, hostias! Me callé, principalmente, porque éramos once. Pero también, hay que admitirlo, porque los tipos de 40 años cuando saltamos a un campo de fútbol nos tornamos niños. Y como los críos, tenemos ese algo egoísta que nos impulsa a querer jugarlo todo y tener nuestra dosis de protagonismo. Supina estupidez.

Confesada mi lesión, y ya con dos cambios disponibles, empecé la segunda mitad en el banquillo. Pero, aunque me seguía doliendo, a falta de 20 minutos le pedí al Alfons, el míster, si me dejaba volver a entrar (en la liga de veteranos, como en el fútbol sala, puedes hacer tantos cambios como quieras). Engañado (le dije, supina estupidez, que ya estaba bien), me dejó. Fue entonces cuando sucedió.

Íbamos 3-4 y a ellos les habían expulsado a uno. Chutamos y el portero la atajó. Intuyo que quiso armar una contra pillándonos desprevenidos. Así fue como el arquero tomó el balón e intentó salir jugando con los pies. Tuvo la mala suerte de toparse con el Paco, quien se la arrebató. Mientras esto sucedía, había galopado la banda hasta llegar a su área. Nuestro delantero me vio y me la cedió. Torpemente, la amagué un par de veces desquitándome de dos rivales, y cuando vi agujero, le di. Salió mordida, lentísima. Golpeó en un defensa y se coló entre las piernas de otro hasta acabar, casi sin quererlo, acariciando la red. Mi primer gol con el CF Gelida Veterans, el gol más feo en la historia del fútbol. Sí, las primeras veces siempre son experiencias horrorosas, pero las acabas recordando con muchísimo cariño.