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Acru: “Argentina es un país dolido y el fútbol nos da paz, alegría y alivio”

"Siento que es tan grande el amor por Messi que la causa sería que Messi salga campeón, más que la propia selección argentina", dice el cantante a Panenka

“Con la actitud descarada de picarla en un penal”, como canta en Román, Agustín Cruz (San Miguel de Tucumán, 1997), aka Acru, se ha erigido en uno de los grandes nombres del rap argentino. Dice que el rap y el fútbol no son mundos tan diferentes: de hecho, en octubre de 2020, publicó junto a Trueno y Bizarrap Jugador del año, la canción oficial de la liga argentina del regreso del balón tras la pausa obligada por el coronavirus. En el videoclip, acompañado de imágenes de Messi, Maradona, Palermo, Ortega, Riquelme o Agüero, se les ve de espaldas, sentados en una pista de suelo de hormigón y porterías oxidadas. El futbolista y el rapero, al final, nacen del mismo sitio, de la calle: del potrero y de la plaza. “Cuando escribo el barrio sueño y no sufre mamá. Porque siendo de donde soy igual pude, mamá”, canta Acru en Monoblock.

“Tanto el fútbol como el rap son expresiones de los barrios. Representan la lucha, la posibilidad de poder concretar el sueño, de poder materializarlo, mediante el trabajo y la disciplina. La fe”, afirma el cantante a Panenka, autor de barras futbolísticas dedicadas a Messi, Tévez, el ‘Flaco’ Schiavi, Ronaldinho, Neymar, Xavi, Ibrahimovic o Sterling. Sigue: “Un jugador de fútbol de un barrio tiene unos códigos y un entendimiento de cómo funcionan ciertas cosas en un entorno similar a los que puede tener un rapero que viene de un barrio. Los dos vienen de esa necesidad, de esa hambre de salir y de esa intención de que a los suyos les vaya mejor”. “Las ganas de aportar a los tuyos, el compromiso y las horas de trabajo son condimentos que comparten un futbolista y un MC. Yo cuando era chico y quería meterme en el rap y en el mundo del freestyle pensaba en mis ídolos. Carlitos, Román, Messi. Y me decía ‘yo no paso las suficientes horas para poder ser un exponente como lo son ellos’. Necesito pasar más tiempo. Y me ponía horas de entrenamiento, horarios. Tenía horas de instrumentales en el celular. La idea que uno tiene de cómo trabaja esa gente, con qué disciplina, con qué cargas horarias, me sirvió de inspiración para decirme ‘si quiero ser algo de eso en mi música tengo que meterle esa cantidad de horas'”, reconoce. Aún le dura la felicidad por el último título de liga de Boca Juniors, su equipo desde siempre: en el videoclip de Estuve ahí sale una foto suya de niño con una camiseta ‘xeneize’.

¿De dónde te viene la pasión por Boca?

Es un legado familiar. Mi conexión con Boca viene de muy chico, viendo los partidos con mis viejos y viviendo el clima futbolero. Siempre me encantó. De chico tuve la oportunidad de que mi primer superídolo fuera Carlitos Tévez y en ese momento Carlitos jugaba en Boca. Ver su explosión en ese club y todo lo que generaba me despertó una mística muy fuerte por el club y por los colores. Y a día de hoy lo sigo viviendo así. Encima tuve el gusto, muchos años después y por mi música, de poder presentar una de las camisetas [2020]. Si no me equivoco fue la primera vez de la historia de Boca que alguien que no era un jugador presentaba una camiseta. Para mí fue súper valioso por mi conexión con la infancia y por mi conexión con el club. Y por ver que hoy el rap está en un lugar tan importante que puede participar de este tipo de ceremonias.

¿Qué fue Tévez?

Fue como mi primer superhéroe. Mi primer ‘quiero ser como tal’, mi primer ‘quiero jugar la pelota como…’. De niño todo giraba alrededor de Carlitos Tévez.

Carlitos fue el ídolo primero, pero Juan Román es el ídolo supremo. En Instagram te llamas @acru.roman y tu canción más conocida es Román.

Creo que Román ha sido el jugador que más incidencia ha tenido en los hinchas de Boca. El club ha tenido distintos tipos de ídolo a lo largo de su historia, pero quizás por títulos y por lo que caló en los compañeros y demás es el más importante. En ese momento yo quería hacer un tema que pudiera tener ese virtuosismo técnico y una actitud medio desafiante como puede ser Riquelme muchas veces. Empecé a jugar con la actitud románica y eso me llevó a ponerle Román. Cuando hice el tema jamás pensé que iba a tener la trascendencia que tuvo y que iba a terminar siendo parte de mi apodo, una segunda firma artística.

 

“Cuando pudimos ganar la Copa América vi gente festiva, contenta, tranquila, divertida, en la calle. Es algo emocionante porque uno sabe que el trasfondo de ese festejo no tiene que ver solo con el fútbol”

 

¿El fútbol te apasiona desde niño, no?

Sí, sí, es una locura. Si no estaba en el rap estaba en el fútbol. Jugué al fútbol: hice baby fútbol, jugué colegiales y participé en un montón de torneos. Incluso hice una pretemporada en Platense, un club de acá. Hasta el día de hoy juego a la pelota. Trato de jugar dos o tres veces por semana, por la noche, con los amigos. Y disfruto mucho. En cualquier lugar, en cualquier colegio, en cualquier barrio, se juega y se sueña con un objeto que realmente puede ser cualquier cosa. Cualquier cosa puede ser una pelota. Y hasta el día de hoy me pasa. Estamos con los pibes caminando por la cuadra y nos vamos haciendo caños con piedras, todos conectados por el fútbol. Nos gusta muchísimo.

¿A dónde te lleva el fútbol? ¿O a qué?

Me lleva mucho, mucho al barrio. Me acuerdo mucho de jugar de niño en Tucumán. Mi familia viene del norte del país y es otro tipo de disposición geográfica y otro tipo de clima, con mucho calor. Y me acuerdo de eso: de jugar en la calle, en calles muy inclinadas, de jugar descalzo, de caerme y del raspón que te dejaba esa tierra. Me lleva mucho a eso. A los amigos. Es una gran desconexión de mi vida. Y una de mis mayores diversiones y amores. Me di cuenta de lo feliz que soy con el fútbol y de lo que me divierte. Cómo me despega la cabeza de las presiones, el trabajo, esas cosas más difíciles que tiene crecer. Me lleva a jugar. Quizás es de las pocas cosas con las que juego.

Cantas en Román: “En días como hoy quiero ganar un Mundial”. ¿Cómo encaras y cómo encara el país la Copa del Mundo de Catar?

Estamos muy ansiosos. Acá el país se paraliza de una forma muy particular con el tema del Mundial. Cala de una manera tan fuerte en la gente que siento que este tipo de torneos o eventos nos unen como argentinos. Nos hacen sentir más cerca, por toda esta pasión futbolera que compartimos. Es increíble el silencio que parece que corta el viento cuando juega la selección. Y cuando de repente llega un gol todo explota. Te juro que explota. Es una cosa increíble. Ojalá se le pueda dar a la selección. En nuestro país hay un amor a Messi tan, tan grande que ya es una cuestión de que queremos que lo gane por justicia. Sentimos que se lo merece. El argentino quiere ser campeón del mundo y lograr un nuevo título, obvio, pero siento que es tan grande el amor por Messi que la causa sería que Messi salga campeón, más que la Argentina. Es una persona que ha hecho tanto por el fútbol, con un carácter y una disciplina de un nivel altísimo, y que ha trabajado tanto, que estaría buenísimo que se pudiera llevar ese título. Los tiene todos. Yo siento que no le debe nada ni a la Argentina ni al fútbol de Argentina. Es una cuestión de que lo viva por él. Y por los argentinos.

 

“Es increíble el silencio que parece que corta el viento cuando juega la selección. Y cuando de repente llega un gol todo explota. Te juro que explota”

 

Imagínate qué sería conseguir el Mundial.

Yo como amante del fútbol a veces hablo con mi hermano o mi papá, que pudieron vivir la Argentina campeona del mundo, de cómo fue en la calle y todo lo que se generó. Cuando ahora nosotros salimos campeones de la Copa América lo pude vivir un poco y también he vivido festejos del Boca campeón, que son fuertes en la calle, pero los campeonatos de la selección son otra cosa, claramente. Cuando escucho los relatos de mi viejo de cómo estaba todo, cómo fue, me digo ‘guau, qué lindo sería. Quiero vivir eso. Quiero vivirlo’. Obvio que quiero vivirlo. Por la alegría de la gente. Somos un país que está dolido de muchas cosas, que está atravesado de muchas adversidades, que carga con el peso de país estancado, que cada diez años, u ocho, recibe un batacazo económico, un batacazo de salud, en la cultura, en el arte, en el trabajo, y yo siento que la Argentina festeja en el fútbol. Es como que siente que le hace justicia. Siente un poco de paz, un poco de alegría, un poco de alivio. Cuando pudimos ganar la Copa América vi gente festiva, contenta, tranquila, divertida, en la calle. Es algo emocionante porque uno sabe que el trasfondo de ese festejo no tiene que ver solo con el fútbol. Tiene que ver con todo lo otro, así que ojalá se pueda dar. Y si no, que nos hagan lo más felices que puedan a todos.

Cantas en Estuve ahí: “Traje luz a mi distrito, como el Diego a la Fiorito”. Quizás es precisamente lo que da el fútbol a tu país: esa luz.

Sí, yo creo que el fútbol en Argentina es una posibilidad de expresión artística también ya. Es parte de nuestro lenguaje, es parte de nuestro idioma, es parte de nuestra lucha. Es una herramienta. El fútbol tiene esa mística del sueño del pibe: de poder salir del barrio, llevar a los suyos hacia un nuevo lugar, mejorar la calidad de vida, trabajar, progresar. Creo que hay mucho de esa mística alrededor del fútbol y es una inspiración para todos. Si lo preguntas, el 80% de la población argentina te dirá que le hubiese gustado ser futbolista. Es una expresión de lucha, de lucha en el deporte y de lucha en la vida, de lucha para alcanzar nuevos objetivos. Creo que va un poco por ahí. Es parte de nuestro ADN, de nuestra cultura.

 


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Fotografía del Instagram de Acru.