‘PADRE POLLO’, EL GENERAL_
Iordanescu regresó como entrenador del equipo nacional en 2014 , después de ocho años sin haber entrenado a ningún equipo. Normal. Había estado muy ocupado sirviendo como senador en el parlamento rumano, hasta que volvió a la primera línea a pesar de haber apoyado al candidato de la oposición, Gica Popescu, en lugar de al actual presidente de la federación de fútbol del país, Razvan Burleanu.
Iordanescu es un hombre muy religioso que a menudo besa iconos de santos antes de los partidos. También tiene el rango de general del ejército rumano, un título otorgado por sus méritos deportivos, como el de haber ganado la Copa de Europa como técnico/jugador del Steaua Bucarest -el equipo del ejército- en 1986. Optó a la alcaldía de Bucarest en 2012 pero su candidatura no prosperó. Le apodan ‘Tata Puiu’, que en español vendría a ser algo así como ‘Padre pollo’.
LENGUAJE DE SIGNOS_
Los padres del portero del Watford, trabajadores de una fábrica de aviones en la ciudad de Bacau, son sordos. “A la edad de ocho años, mi padre me dijo que debería ser un portero, porque soy bastante alto y creyó que me sería más fácil destacar”, recuerda Pantilimon. Después de convertirse en un guardameta profesional, siempre se aseguró de enviar dinero a sus padres y todavía hoy se va de vacaciones con ellos. El padre de Pantilimon rara vez asiste a sus partidos, pero trajo buena suerte el día que asistió al Poli Timisoara-Shakhtar Donetsk en el que el club de su hijo venció en la tercera ronda de clasificación de la Champions de 2009. “Agradezco a mis padres todo lo que hicieron y siguen haciendo por mí”, dice. “El hecho de que sean sordos nunca me ha afectado. Cuando estoy lejos, nos mantenemos en contacto por SMS y a través de Internet”. Su primer salario fue de 90 dólares. “Me compré un par de zapatos y el resto se lo di a mis padres”, recuerda.
GATO SENSIBLE_
El apodo de Stancu es ‘Motanul’, que significa ‘El Gato’. Desde pequeño ha sido siempre una persona muy tímido y en su juventud prefería pasar el tiempo a solas. Extremadamente sensible, estuvo a punto de dejar el fútbol cuando perdió a su padre a los 14 años, pero perseveró hasta lograr su objetivo. También juega al tenis y al FIFA.
¡CRY, TORJE, CRY!_
Nacido en Timisoara, Torje debutó con 16 años en el conjunto de su ciudad gracias a Gheorghe Hagi, entrenador que vio en él un gran potencial. Luego firmó por uno de los grandes rivales del Timisoara, el Dinamo Bucarest, que llegó a jactarse del fichaje: “Les hemos quitado su corazón”. Unos años más tarde Torje fue captado por unas cámaras en una fiesta cantando una canción en apoyo de los rivales de Dinamo, el Steaua: “¡Steaua es el único, todo el mundo debe saber esto!”. Para confundir más las cosas acabó llorando tras perder una final de copa con el propio Steaua, lo que sirvió a los rivales del Dinamo para catarle: “¡Cry, Torje, cry!”. No es un seguidor de los videojuegos de fútbol pero le dedica muchas horas al Call of Duty.
EL PESO DE LA NACIÓN_
El peso de Alibec causó un debate nacional. A pesar de su excelente estado de forma en la primera división rumana, Iordanescu se negó muchas veces a convocarlo porque estaba demasiado gorod. “Tiene que perder dos o tres kilos para que pueda llamarle”, dijo Iordanescu . Alibec argumentó que esa acusación era falsa aludiendo que, en realidad, es muy musculoso. Le gusta jugar al Counter Strike en su ordenador y tiene un montón de tatuajes, aunque afirma que se hará otro si Rumanía supera la fase de grupos.
UNA BODA POR TODO LO ALTO_
Su traspaso es el más caro realizado nunca por un club rumano. El Steaua lo vendió al Tottenham por 8,5 millones de euros. A Chiriches le encanta ir al teatro y disfruta de comedias televisivas como Modern Family, los Simpson y Padre de Familia. Admira también a otros deportistas como Michael Phelps y Usain Bolt. Se comenta que invirtió medio millón de euros en su boda, celebrada en Florencia, a la que acudieron 400 invitados.
9 DE 10_
Keseru aun recuerda las lágrimas que derramó cuando su padre no le dejó ir al entrenamiento de fútbol después de conseguir un ‘9’ en el graduado escolar (la puntuación máxima era 10). Tal fue su disciplina como estudiante que participó en las olimpiadas matemáticas locales y fue el primer niño de su generación en ser admitido en la universidad. La implicación académica fue una condición que sus padres le impusieron para jugar al fútbol. Y así pudo prosperar en la profesión por varios clubes de Francia. Se declara seguidor del PSG y, en particular, le gusta Blaise Matuidi, al que incluye en su mejor XI mundo.
EL SEÑOR DE LOS FERRARIS_
Rat es un gran coleccionista de vinos, una afición que arrancó en su etapa como jugador del Shakhtar Donetsk, en Ucrania, donde conoció a su esposa. Creció en una pequeña localidad rumana, Piatra-Olt, donde vio en casa de sus vecinos la legendaria actuación de su país en el Mundial de Estados Unidos. Y es que su familia no tenía televisor en casa. Actualmente, es un enamorado de los coches y tiene en propiedad dos Ferraris.
¡APUESTEN POR MÍ!_
Stanciu es la nueva estrella de la selección nacional pero detesta que le llamen ‘Nicusor’, que es un diminutivo de Nicolae. Cuando regresó a casa tras su primer partido de fútbol, siendo un niño, se quejó: “Nadie me pasa la pelota”. En su hogar ayudó a sus padres a trabajar en la agricultura . “Intentábamos que nos ayudase en las tareas domésticas pero, siempre que podía, se escapaba a jugar con el balón”, recuerda su madre. También mandó a su padre pintar la habitación con los colores rojo y azul, con el logotipo de su equipo favorito, el Steaua, su equipo actual. En el pasado fue un apasionado de las tragaperras y de las apuestas deportivas.