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El idilio de los Iordanescu con Rumanía

Un apellido une a la selección rumana de hace tres décadas con la actual, que busca en Alemania volver a los días de gloria

Edward Iordanescu, seleccionador de Rumanía, en la Eurocopa de 2024

La época dorada del fútbol en Rumanía se vivió en los años 90. En esa etapa, la selección rumana contaba con estrellas como Popescu, Petrescu, Dumitrescu, Raducioiu y, la figura más importante, Gheorghe Hagi. Aquel equipo dio la sorpresa en el Mundial de 1994, en el que lideró su grupo, por delante de Estados Unidos, Colombia y Suiza, y alcanzó los octavos de final, en los que vencieron a una Argentina que se acababa de quedar sin Diego Armando Maradona. El sueño mundialista acabó en cuartos de final, donde Suecia les privó del pase a semifinales en los penaltis. En el Mundial de Francia 1998, los rumanos mantuvieron el nivel, clasificándose de nuevo como primeros de grupo, en un cuadro en el que se encontraron con la Inglaterra de David Beckham y, de nuevo, la Colombia de Carlos Valderrama, además de Túnez. Aunque su aventura en la Copa del Mundo se terminó esta vez en octavos, en los que Croacia les venció por 1-0. En cambio, en las Eurocopas no obtuvieron los mismos resultados. En la edición celebrada en Inglaterra en 1996 cayeron en la fase de grupos, quedando en la última posición de la tabla. Cuatro años más tarde, en la Euro 2000, a pesar de que les tocaría un cuadro complicado, con Portugal, Alemania e Inglaterra, los rumanos se clasificarían como segundos de grupo (4 puntos), llegando a unos cuartos de final en los que Italia los superó por 2-0. Gran parte de este periodo de éxito se vivió cuando Anghel Iodarnescu, padre del hoy entrenador de la selección de Rumanía, Edward Iordanescu, ejercía como seleccionador (1993-1998). 

El actual técnico de Rumanía colgó las botas en el 2004, aunque no se alejaría del mundo del fútbol. Después de su retirada, Edward comenzó a realizar los cursos reglamentarios para poder ser entrenador, para los que viajó a España y a Italia, con el propósito de adquirir conocimientos que aplicaría a sus equipos. En el 2010, viviría su primera experiencia al frente de un equipo, en el Steaua de Bucarest, donde asumió el cargo de entrenador interino. No obstante, solamente estuvo durante dos partidos en el banquillo. La auténtica oportunidad como primer técnico le llegaría en 2013, cuando tomó las riendas del Fortuna Brazi. Su carrera como preparador se fraguaría desde ese momento íntegramente en Rumanía. Destaca su etapa en el CRJ Cluj, el conjunto con el que  conquistó su primer título como entrenador, la liga rumana de la temporada 18-19. Aunque no fue hasta enero de 2022 cuando asumió su mayor reto hasta la fecha: la selección de Rumanía. 

Retorno a una fase final de una Eurocopa

La última participación de Rumanía en la Eurocopa fue en 2016. Aquel año, la tricolor se vio las caras con la anfitriona, Francia, además de Suiza y Albania. En el banquillo volvía a estar Anghel Iordanescu, quien afrontaba su tercera etapa al frente de la selección rumana. El crupier repartió las cartas para comenzar la partida, pero no tuvieron suerte, ya que se marcharon sin triunfos. En la jornada inaugural, frente a Francia, lucharon, pero Payet se sacó un ‘as’ de la manga y ganó la partida para los franceses con un zurdazo a la escuadra en el minuto 89 (2-1). En la siguiente jornada, se sentaron en la mesa con Suiza, aunque ninguno de los dos se llevó la mano y se repartieron los puntos (1-1). En la última oportunidad que les quedaba para seguir vivos en la competición, se jugaron el todo o nada con Albania. Los albaneses anotaron el único gol del partido antes del final del primer tiempo, y el marcador ya no se movió (0-1). 

Espíritu e ímpetu como estilo de juego

Edward Iordanescu ha conseguido devolver a Rumanía al torneo europeo. En la fase clasificatoria para la Alemania 2024, el conjunto de los Cárpatos quedó encasillado junto a Suiza, Israel, Bielorrusia, Andorra y Kosovo. Los rumanos salieron invictos y líderes de la tabla con 22 puntos, con seis victorias y cuatro empates. Regresaban a una fase final ocho años después.

El combinado rumano no cuenta con grandes estrellas, como sucedía hace tres décadas. Ya no dispone de jugadores como Hagi, capaces de decantar un partido por sí solos. Para formar este equipo, Iordanescu hijo ha tenido que apelar al espíritu y al ímpetu: “Desde el espíritu, lo construimos todo”, afirma. La formación preferida del seleccionador es un 4-2-3-1, aunque también puede utilizar un 4-1-4-1, dependiendo de lo que el encuentro demande. Son un bloque sólido en términos defensivos, que en la fase de clasificación de la Eurocopa tan sólo encajó cinco goles. Además, sumando los diez partidos clasificatorios y los dos amistosos que disputaron, lograron una racha de imbatibilidad de 12 encuentros consecutivos sin perder. “Pongo énfasis en la organización táctica, hemos construido una forma equilibrada de jugar reforzada por la eficacia defensiva”, explica Iordanescu sobre su forma de jugar. El juego del equipo rumano se construye desde atrás, y a partir de ahí se organiza el ataque. 

Ciertas posiciones del campo ya tienen nombre y apellidos para Iordanescu. Una de ellas es la de mediapunta, que ocupa Nicolae Stanciu, que es el líder del equipo rumano. El jugador del Damac de la liga saudí, carga sobre sus hombros el ataque del conjunto. En la fase de clasificación, el ‘21’ fue uno de los máximos goleadores del equipo junto a Denis Alibec y Valentin Mihaila con los que empató a tantos (3 goles). Stanciu, que también vio puerta en el debut del equipo en la Eurocopa (3-0 ante Ucrania), fue, en el camino de su selección al torneo, el que más veces tiró a portería (21 tiros en diez encuentros) y, a pesar de que su juego es casi siempre ofensivo, también se ha implicado en acciones defensivas, siendo el segundo jugador que más balones ha recuperado del equipo (6,3 recuperaciones por partido). 

En la zona defensiva destacan los centrales. Uno de ellos es Andrei Burka, el jugador que más balones recupera. Además, es clave para la salida de balón, con una media de 43,5% de pases acertados (435 en total) en la fase de clasificación. Le acompaña su compañero en el centro de la zaga, Radu Dragusin. El jugador del Tottenham era el segundo con más pases acertados del conjunto de Iordanescu antes de llegar a la Eurocopa. Resalta su contundencia y su gran precisión en los desplazamientos en largo. En defensa, cabe mencionar también a un conocido de la liga española: Andrei Ratiu, jugador del Rayo Vallecano. El lateral no sólo llama la atención por su pelo azul, sino, sobre todo, por su gran velocidad y su gran despliegue físico en el campo. 

El linaje de la Rumanía de los 90

El apellido Iordanescu no es el único que está ligado a la selección de Rumanía. El que fuera jugador de Real Madrid y Barcelona, entre otros, apodado el ‘Maradona de los Cárpatos’, Gheorghe Hagi, también sigue unido al conjunto nacional de su país. Su hijo, Ianis Hagi, es uno de los nombres de la plantilla rumana. Ianis, conocido como el ‘Príncipe’, debutó en el 2018 y ha ido intercalando la absoluta con las categorías inferiores. En 2019, participó en el campeonato europeo Sub-21, donde el equipo rumano dio la sorpresa y acabó en tercer lugar. La Eurocopa de Alemania es la primera participación de Ianis en un gran torneo, en el que ha salido desde el banquillo ante Ucrania y Bélgica.  No obstante, el linaje de Hagi no solamente sigue con su hijo: su academia también ha formado a algunos de los integrantes de la actual selección. Entre ellos, están Razvan Marin, Denis Dragus y Alexandru Cicaldau, que pasaron por la cantera del mítico jugador rumano y después ascendieron al Viitorul Constanta, club que también pertenecía a Hagi (aunque lo disolvió en 2021, después de la fusión con el Farul Constanta).