Gheorghe Hagi lo fue todo para Rumanía, puso al país en el mapa y dieciséis años después de su retirada su intención es recuperar el foco que perdió el fútbol de su región. El Maradona de los Cárpatos ha sido uno de nuestros protagonistas, entrevistado por Carlos Martín Rio, en la #Panenka65 dedicada a los años 90. Hagi sigue estando tan de moda como hace 25 años aunque ahora desde otra posición: la de fundador, presidente y entrenador del Viitorul Constanta. En 2009 fundó la academia y poco después creó el club de Constanza, de donde él es originario, tan solo ocho años después está disputando por primera vez la Champions League.
Los hijos de Hagi
El ex futbolista zurdo lo tiene muy claro, el futuro del Viitorul y la selección rumana pasa por darles valor a sus jóvenes promesas. No tiene mayor misterio ni secreto, hay que darles las llaves a los imberbes. A muchos técnicos se les llena la boca hablando de la gran importancia que poseen las canteras o academias para los clubes, pero pocos son los que las utilizan como herramienta. De vez en cuando suben a uno o dos futbolistas y así da la impresión que trabajan pensando en los más jóvenes. Para Hagi la academia es el motor del primer equipo del Viitorul, la base sólida con la que ir creciendo y sustentando las bases de su proyecto deportivo. “Todos ellos viven en Constanza. Es un proyecto especial en el que los chicos están con nosotros desde los 13 años hasta los 18. Y pagamos todos sus gastos”, señala Hagi en las páginas de la #Panenka65. En primer lugar su idea era crear una academia en la que los chicos se formaran tanto en el aspecto académico como en el deportivo. Para ello recorrió numerosas escuelas de fútbol para así adquirir sus conocimientos, el propio Hagi apunta que se ha basado en la organización neerlandesa y en el juego español.
Los resultados no tardaron en llegar. Los adolescentes empezaron a ofrecer una buena imagen en la Youth League, la Champions de juveniles, y además fueron nutriendo al primer equipo de talento. Hagi siente especial devoción por el potencial que ofrecen los jóvenes rumanos, a los que el talento jamás ha abandonado pero este debe estar acompañado de un buen trabajo. Las instalaciones son de primer nivel, los futbolistas duermen allí como sucede en otro tipo de escuelas y el club se encarga de todos sus gastos. Poco a poco la inversión que realizó por algo más de diez millones está empezando a recoger sus frutos. Tiempo después de crear la academia, Hagi compró una plaza de la cuarta división rumana para así poder tener un primer equipo en alguna de las máximas categorías nacionales. No tardó demasiado en ascender hasta la primera división y desde el año 2014 dejó a un lado sus labores como dueño y se puso de entrenador del Viitorul. No hay una persona más cualificada para ese puesto, conoce a todos los jóvenes de su cantera y va dándoles la oportunidad de estrenarse en el primer nivel.
Europa como escaparate
La planificación deportiva del Viitorul está pensada a largo plazo pero la pasada temporada fueron campeones de liga por primera vez en la historia, un hecho muy sorprendente pero que no es fruto de la casualidad. Vencieron con relativa comodidad la fase regular por delante del histórico Steaua, pero en la fase final lograron llevarse el título de manera muy ajustada. Este título liguero es la recompensa para años de trabajo y la apuesta por una plantilla muy joven, la edad media no llega a los 23 años. De esta manera muestran el camino al resto de equipos de Rumanía, haciéndoles ver que de esta manera también se pueden lograr los éxitos. La idea es clara: reclutar jóvenes jugadores, que aporten nivel para el primer equipo y después poder venderlos a clubes más poderosos. Hasta el propio hijo de Gica, Ianis, ha seguido esos pasos, la Fiorentina pagó por él dos millones de euros. Pero no ha sido el único, Rosu se ha ido al Levski Sofia, el Standard Lieja pagó casi dos millones por Razvan Tanase, el Steaua más de un millón por Florin Tanase y Cristian Manea salió por 2.5 kilos al Apollon Limassol.
Ahora por primera vez en su historia están disputando la Champions League, si bien es cierto que ya la temporada pasada jugaron la previa de Europa League ante el Gent. Cayeron eliminados por 5-0 en el resultado global, aunque en Rumanía quedaron 0-0. Quizá todavía les venga pronto este tipo de duelos, aunque la liga también parecía un objetivo lejano y consiguieron alzarse con ella. A Hagi no le convence el formato actual de la máxima competición europea de clubes, y en una entrevista para The Guardian afirmaba que “los campeones de Rumanía, Serbia, Croacia y Polonia deberían ir directos a la fase de grupos. No ir a esa ronda nos separó del fútbol occidental”. De momento han conseguido vencer en el encuentro de ida ante el APOEL chipriota por 1-0, con un gran gol de falta que hubiera firmado el mismo Hagi. La plantilla es muy joven y así seguirá siendo, lo normal es que conjuntos con mayor experiencia puedan con ellos pero esto es un gran escaparate para sus futbolistas. Además, su participación en competiciones europeas es todo un reclamo para que los talentos de Rumanía se decanten por la academia del Viitorul. De manera indirecta esto repercute en la selección nacional y ayuda para que dentro de unos años lleguen futbolistas de nivel, aunque quizá no tanto como en USA 94. El nombre de Viitorul, que significa futuro en rumano, es todo un vaticinio.
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