Jean-Michel Aulas, presidente del Lyon, le llamó hace poco “exótico”, lo que desde luego no era ningún cumplido: el máximo mandatario del OL no ha digerido nada bien que Didier Deschamps haya preferido completar su ataque con André-Pierre Gignac antes que con alguno de los jóvenes valores que juegan en su club, como Nabil Fékir o sobre todo Alexandre Lacazette. Es cierto, en todo caso, que la opción del delantero de los Tigres UANL es una alternativa un tanto “exótica”. Que iba a marcharse de Marsella después de su exitosa campaña con Marcelo Bielsa era algo que se daba por seguro, pero la gran sorpresa fue que “Dédé”, que había sido cortejado por varios clubes como el propio Lyon, acabaría decantándose por un poco conocido equipo mexicano. Aunque podría haberse comprado un apartamento de lujo en Milán, optó por dirigirse a Monterrey, una ciudad tan peligrosa que se le pide al personal de defensa estadounidense que se desplace por sus calles con discreción. Si les ven, les secuestran.
Casi un año después, sin embargo, Gignac puede burlarse de todos aquellos que dijeron que el país azteca sería el lugar donde se produciría el entierro de su trayectoria profesional. Ha demostrado a todos que sabía lo que se hacía; que podía hablar español con fluidez; que había estudiado el campeonato de México y que había descubierto que no tenía nada que envidiarle a la Ligue 1 en términos de competitividad; que podría haber ganado más dinero si hubiera aceptado la oferta de un club saudí, pero que para él esa decisión también fue una opción de vida, la oportunidad de familiarizarse con una región que le fascinaba, y en la que sabía que podía florecer de nuevo.
Y vamos si floreció. Actualmente, Gignac es un héroe para los hinchas del Tigres. Ha sido elegido como Jugador del Año de la Liga MX. Ha ganado el primer título de liga de su carrera. Se ha convertido en el primer francés en jugar y marcar en una final de la Copa Libertadores, algo que incluso se quedó lejos del alcance de David Trezeguet. Y es seguro que puede aportarle matices interesantes a Didier Deschamps en una Francia que afronta la Euro con la ambición de ganarla. La ausencia de Karim Benzema y la campaña irregular de Olivier Giroud, le sitúan incluso como serio candidato a ser el ‘9’ titular de los ‘bleus’, por mucho que pudiese llegar a la cita con más peso del deseado (su afición a las carnes curadas siempre le ha pasado factura).
Aunque Deschamps tampoco es que haya sido siempre un fan suyo. Recientemente se filtraron unas conversaciones que el técnico francés mantuvo con su agente, en las que el propio míster se refiere a Gignac como Boulet (bala de cañón), es decir, como alguien o algo que tienes que arrastrar detrás de ti. Un peso muerto. Un cabestro. “Dame a cualquiera por Gignac”, declaraba Deschamps entonces mientras la policía grababa cada palabra de su charla. “Gameiro, o quién sea. ¡Sólo pueden ser mejores!”. Aunque lo cierto es que aquellos comentarios se produjeron en diciembre de 2011, y que por supuesto Deschamps hoy ha cambiado de parecer. “No hay mal rollo entre nosotros”, dijo Gignac a France Football hace unas semanas. “Aparte de 10 minutos de tensión en un vestuario [ambos coincidieron en Marsella], nunca hubo ningún problema. Él es un hombre coherente, totalmente independiente de su entorno a la hora de tomar decisiones, ya sea a nivel de selecciones o a nivel de clubes. Y eso lo demostró cuando me permitió regresar al combinado nacional”. Gignac, por cierto, no marcaba con la camiseta de su país desde el año 2009.
El ariete siempre ha sido un tipo diferente y una buena prueba de ello es que, a diferencia de la mayoría de los futbolistas de hoy en día, no lleva ningún tatuaje, pues considera que hacerse alguno le haría sentirse “sucio”. Sus raíces gitanas, de las que se siente muy orgulloso, le han convertido en el nuevo abanderado de una comunidad que ya ha tenido a grandes referentes en el mundo del balón (Andrea Pirlo, Gheorghe Hagi o Hristo Stoichkov).
Nadie, absolutamente nadie, va a golpear la pelota más fuerte que Gignac con su feroz pie derecho. Francia puede respirar tranquila: vuelve a tener a un auténtico tigre en sus filas.
Philippe Auclair | | France Football