Este es un artículo publicado en el #Panenka56, de octubre de 2016. Antonio Carbajal falleció el 9 de mayo de 2023.
Hay leyendas que prefieren el anonimato. Antonio Carbajal participó en cinco Mundiales, comparte créditos con Lothar Matthäus, Rafa Márquez, Andrés Guardado, Lionel Messi y Cristiano Ronaldo, pero pasa los últimos años de su vida apegado a la rutina que le dejó el retiro de las canchas. ‘La Tota’, como se le apoda desde adolescente, y ya no recuerda por qué, atiende su modesta vidriería en León, Guanajuato, en el Bajío del país.
Con 87 años y un negocio en el que sus paredes reflejan grandes momentos de su trayectoria profesional, Antonio responde a los pedidos de los clientes desde muy temprano. Conserva la lucidez de antaño, pero el tiempo no pasa en vano. “Cada vez cuesta más levantarse de la cama, pero aquí estamos, con las mismas ganas de salir adelante”, comenta mientras señala un cuadro improvisado. Es un recorte de periódico en el que aparece junto a Pelé, y con el título de ‘Dioses’. “Coincidí con él en tres Copas del Mundo [1958, 1962 y 1966] y puedo decir que para mí no hubo mejor futbolista, y eso que vi a varios de mucha calidad. Además, tenía esa sencillez que los mejores llevan por naturaleza en su ADN”, asegura.
Junto a Hugo Sánchez o Rafael Márquez, Carbajal es considerado una de las grandes glorias del fútbol mexicano. Ni el trauma de ver morir atropellado a su hermano mientras jugaba con él en plena calle ni el ultimátum de su padre para apartarle del fútbol –“o estudias o te vas de casa”– desviaron su sueño. “Estuve en los mejores estadios, me codeé con estrellas y representé a mi país”, se reafirma orgulloso.
Jugó cinco Mundiales repartidos en once encuentros y le anotaron 25 goles. Eran otros tiempos. Pese a los marcadores amplios y las derrotas que devolvieron al combinado muy pronto a casa (desde 1950 y hasta 1966), Carbajal conserva como tesoro más preciado partidos que revive con una amena charla y café negro de por medio. Como el de su debut. “Mi primer partido en un Mundial fue en 1950, contra el anfitrión, Brasil. Dieron un recital, nos pasaron por encima y a mí me tocó sacar la pelota del fondo del arco cuatro veces. Ademir me marcó un doblete, y me acuerdo de él porque era uno de los mejores delanteros que vi; mis defensas no podían detenerlo”.
En Wembley, ante 61.000 espectadores y frente a Uruguay, cerró su ciclo con el ‘Tri’. Se marchó dejando la portería a cero y con lágrimas en los ojos. Han pasado 50 años. “Me quedé con la espina clavada de no haber podido pasar nunca de primera ronda, pero disfruté cada encuentro, cada gol en contra. Fue todo un aprendizaje”.
Siempre sin guantes –“no me servían”-, jugó en el Real España y el Club León. Pero de acuerdo a su versión, en el mejor momento de su carrera el Real Madrid se fijó en sus condiciones: “Después de Suiza’54, me contactó el propio Santiago Bernabéu para ofrecerme un contrato; yo no sabía ni dónde estaba España, y mucho menos pensaba en irme lejos de mi familia. No sé qué habría pasado en caso de aceptar pero le dije que no”.
Una serie de lesiones en la rodilla le impidieron seguir en activo. Colgó los guantes el mismo año que se despidió de la selección y al poco tiempo se enroló en una nueva faceta, la de entrenador, que resultó efímera. “Era muy distinto a estar en la cancha. Me cansé”, confiesa.
Desde hace más de 20 años, Carbajal vive en León, ciudad que adoptó como suya -nació en Ciudad de México- y donde pocos le reconocen por la calle. Pero los que sí lo hacen, no dudan en esbozarle una sonrisa sincera. “Es un orgullo ser el único mexicano que disputó cinco Mundiales, pero tampoco es algo que vaya recordándole a todos. Me gusta pasar inadvertido”.
En la recta final de la charla, suena el teléfono de su escritorio. Como si fuera una jugada de peligro cerca de su arco, ataja la llamada y dispara: “Vidrios Carbajal, ¿en qué puedo servirle?”. Toma nota y le da instrucciones a Luis, su ayudante, para atender a un cliente que necesita de sus servicios a domicilio y que posiblemente no sabe que al otro lado se encuentra un héroe antiguo y anónimo; el eterno ‘Cinco Copas’, que, sin inmutarse, concluye: “Esta es mi vida ahora, ya no hay Mundiales, pero la disfruto partido a partido”.
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Fotografía de Getty Images.