La nostalgia no está mal como pasatiempo, pero si te atrapa no te suelta hasta que no estés tirado en la cama, abrazado a la nada y con la sensación de que todo tiempo pasado fue mejor. Siento que el Arsenal vive en ese bucle del que se siente incapaz de salir, del que se siente incapaz de asumir que los tiempos han cambiado. A sus hinchas les cuesta cerrar esa página, asimilar que ya no volverán los Henry, Bergkamp o Vieira, quizá ni siquiera en forma de técnicos. Quién sabe. El club tampoco lo pone fácil, en los últimos días ha decidido sacar una colección de ropa con aire vintage que evoca al pasado, a días de gloria, a noches en Highbury y juego preciosista. ¿Cómo van a cerrar esa puerta sus aficionados si no paran de reclamar recuerdos? Al igual que cuando uno se mete en las redes sociales y estas están llenas de imágenes de ayer, de mensajes en los que la añoranza toma vida y deambula por el norte de Londres. Por historia el Arsenal debería estar situado en la zona alta de la tabla, peleando contra gigantes y acostumbrado a disputar la Champions League, pero algo está fallando desde hace varios años, algo sucede para que esto no ocurra.
Cuando decidieron apostar por Mikel Arteta todo fueron buenas palabras, como si por fin la entidad hubiera comprendido el mensaje que tanto reclamaban sus hinchas: uno de los suyos iba a dirigir desde el banquillo. Quién mejor que aquel que llevó el brazalete de capitán y se ganó el respeto de todos a través de su fútbol y sobre todo de su profesionalidad, de esos que dignifican la profesión. ¿Cómo puede ser que tan solo un año después ya se le esté discutiendo? Teniendo en cuenta cómo se rige el fútbol actual la lógica es aplastante, los resultados mandan y el equipo ‘gunner‘ está más cerca del descenso que de pelear por cualquier éxito liguero. Atrás quedan los dos títulos que ha levantado el técnico vasco tras derrotar a Liverpool y Chelsea, atrás queda esa misma paciencia que había caracterizado al Arsenal durante la etapa de Arsène Wenger. De todo aquello ya no queda nada, tan solo brindamos por el presente. Por cercano que sean los éxitos del ayer, el ahora es quien manda y quien dicta sentencia. Tan difícil es salirse del bucle de la nostalgia como de ese en el que el frenesí te hace preso. Llegados a este punto, ¿cuál es la solución del Arsenal?
“Yo sé perder, yo sé perder. Quiero volver, volver, volver”. Parece que esa letra de Chavela Vargas hubiera tomado vida y fuera gritada por el Arsenal, ansioso por regresar al escalón que le pertenece y cansado de caer. Lo complicado es mirarse al espejo y asumir que uno ya no es el mismo, eso no quiere decir que la situación sea peor, tan solo que las condiciones han cambiado. Quién sabe si Arteta será capaz de darle la vuelta a la situación, quién sabe si tan solo es cuestión de tiempo y de trabajo. Como ninguno tenemos una bola de cristal desconocemos qué es lo que estará por venir. Tampoco poseo nociones de tarot o espiritismo, pero sí soy de esos que confían en el proceso, sobre todo si hace no demasiado había buenas señales y alegría. Si ya las hubo, lo normal es que en un futuro cercano regresen, por mucho que el ahora parezca repleto de dudas y donde tanto cuesta cerrar los capítulos del pasado. Ya lo dice mi buen amigo Miguel Quintana, hay que confiar en el proceso. Todavía guardo ese anillo rojo de campeón, ese que me hace recordar cuando fuimos grandes y que no me hace perder la esperanza de que todo seguirá su curso como así queríamos que sucediera.
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Fotografía de Getty Images.