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Vieri y aquel año inolvidable en el Atlético

Christian Vieri, único pichichi italiano, llegó al Atlético de Madrid en 1997 y se marchó en 1998: su etapa 'colchonera' apenas duró un año, pero es inolvidable

Vieri y aquel año inolvidable en el Atlético

El País dio por hecho el fichaje de Christian Vieri por el Atlético de Madrid el día 3 de julio de 1997, desde la Juventus y por de 3.000 millones de pesetas: “El delantero italiano se convierte así en el fichaje más caro del fútbol español, cuyo techo lo ostentaba Ronaldo. Por él pago el Barça el curso pasado 2.500 millones. Aunque con la operación el Juventus hace un negocio redondo porque fichó a Vieri el año pasado por 500 millones de pesetas y lo vende por una cifra seis veces superior, la prensa italiana no acaba de dar crédito al inesperado desenlace del caso. Sobre todo, porque es la primera vez que una aseveración rotunda de Agnelli no se cumple. ‘Vieri no está en venta’, había afirmado la máxima autoridad del conjunto turinés. Ayer se demostró lo contrario”. La misma noticia afirmaba: “El curso pasado el Atlético pagó por su delantero centro, Esnáider, 400 millones. Entonces rechazó la contratación de Ronaldo y Shearer por menos de lo que le ha costado Vieri. No cabe duda del cambio de política: el club está dispuesto a tirar de cartera para regresar a la euforia del año del bicampeonato. Gil prometió una inversión de 10.200 millones de pesetas. Su afirmación sonó a difícil de creer, pero ya lleva gastados 7.155: 155 por José Mari, 1.100 por Lardín, 3.000 por Vieri y 2.900 por Juninho, un fichaje que el Atlético sigue dando por zanjado”. Después del doblete de la temporada 1996-1997, el Atlético había finalizado quinto en la Liga, por detrás del Real Madrid, el Barcelona, el Deportivo de La Coruña y el Betis, y había caído en cuartos de final de la Copa del Rey, a manos del Barça de Ronaldo y tras aquel inolvidable 5-4 en el Camp Nou con Juan Antonio Pizzi como héroe.

Vieri, “el jugador italiano de más proyección” según dijo Miguel Angel Gil Marín tras concretar su fichaje para cuatro años a razón de 250 millones de pesetas por curso, aterrizó en España el 15 de julio a las 21:55, con una hora de retraso y “embutido en su polo azul y en sus bermudas veraniegas”: “Los aficionados rojiblancos que habían acudido al aeropuerto de Barajas para recibir a la nueva estrella del Atlético pudieron ver del cerca el gesto malhumorado de Christian Vieri a su llegada de Italia. El exdelantero de la Juventus intentó zafarse de periodistas y de curiosos. Solo en la calle se le arrancaron unas palabras: ‘El Atlético es un buen equipo. El presidente se ha gastado mucho dinero. Espero que todo vaya bien. Non capisco, non capisco‘, dijo antes de subirse al automóvil que lo esperaba. Era el primer gesto desabrido del boloñés”, rememoró El País unos meses más tarde. Vieri, de 24 años recién cumplidos, fue presentado el día siguiente, aclamado por 500 aficionados y con Jesús Gil como maestro de ceremonias: “Es un diamante inalcanzable que la mayoría de los equipos no pueden permitirse”. Vieri, antes de vestirse de corto para saltar al verde, blandir la bufanda del Frente Atlético y firmar autógrafos, anticipó que “Juninho, Kiko y yo haremos una gran delantera” y se mostró melancólico por primera vez, de nuevo según El País: “Sentí mucho dejar el club más famoso de Italia, pero el Atlético es un grande. Mi contratación por el club madrileño no es un paso atrás. También es una de las escuadras más importantes de España”. Y habló de Radomir Antić por primera vez: “No lo conozco, solo he hablado una vez con él”.

 

Vieri, de 24 años recién cumplidos, fue presentado el día siguiente de su llegada a Madrid, aclamado por 500 aficionados y con Jesús Gil como maestro de ceremonias: “Es un diamante inalcanzable que la mayoría de los equipos no pueden permitirse”

 

La relación con el técnico fue escabrosa desde la primera página. Un mes después Vieri ya dejó los primeros titulares: en el Corriere della Sera aseguró que sentía “nostalgia de la fatiga” y que “es demasiado pronto para valorar mi situación, pero me parece que aquí se trabaja menos”. El País contó: “Luego hizo una alusión a otros jugadores como Futre, que no están en plenitud de forma física: ‘Para otros compañeros el programa que estamos siguiendo es duro, pero para mi físico es poco y necesito fatigarme más. ¿De otra forma cómo voy a encontrar mi máximo rendimiento'”. Vieri llegaba con un aval de 16 dianas en la Serie A: una con el Torino en la temporada 1991-1992, siete con la Atalanta en la 1995-1996 y ocho con la Juventus en la 1996-1997. Con el conjunto de Delle Alpi, entrenado por Marcello Lippi, conquistó la liga, la Supercopa de Europa, contra el Paris Saint-Germain, y la Copa Intercontinental, contra el River Plate. Fueron subcampeones de la Champions League tras caer en la final ante el Borussia de Dortmund en Múnich, con Vieri en el once titular. El italiano había celebrado un doblete contra el Ajax en semifinales.

No pudo marcar en sus dos primeros duelos oficiales con el Atleti, en el Santiago Bernabéu (1-1) y en el viejo San Mamés (1-0), pero a la tercera fue a la vencida: se estrenó con un doblete en el Vicente Calderón contra el Celta de Vigo, con el dorsal ‘9’. “El futbolista quiere lucir en su camiseta el número 15, su guarismo de la suerte. Su problema es que ese dorsal pertenece actualmente a Carlos Aguilera. El Atlético quiere adjudicarle el nueve”, explicó El País durante la pretemporada. Y con el ‘9’ en la espalda y Marbella en el pecho se erigió en el referente del equipo gracias a su olfato goleador. En la Copa de la UEFA gritó cinco goles: uno ante el Leicester en la primera ronda, tres ante el PAOK en la ida de los dieciseisavos de final y uno contra el Aston Villa en los cuartos de final. El Atlético cedería en semifinales contra la Lazio, que a su vez perdería en la final contra al Inter. Nadie lo sabía aún, pero serían, curiosamente, los dos siguientes clubes de Vieri.

 

Con el ‘9’ en la espalda y Marbella en el pecho se erigió en el referente del equipo gracias a su olfato goleador. En la Copa de la UEFA gritó cinco dianas

 

En la Liga cosechó 24 goles en 24 partidos. Rivaldo atesoraba un gol más al final de la jornada 29, 18 por 17, pero el italiano aceleró en el tramo final y se convirtió en Pichichi con 24, por delante del propio Rivaldo (19) y Luis Enrique. (18). Los dos últimos goles fueron precisamente contra el Barça, ya campeón, en la victoria por 5-2 de la penúltima jornada: también marcaron Veljko Paunović, José Luis Pérez Caminero y Fernando Couto en propia. El Atleti, séptimo en la clasificación final, aunque a solo cinco puntos del Athletic Club y la segunda plaza, fue el equipo más goleador de LaLiga con 78 goles, uno más que el Barça. José Mari Romero, después jugador del Milan, el Villarreal o el Betis, fue el segundo máximo goleador con nueve tantos, por delante de Kiko Narváez, Rade Bogdanović y Paunović (6) y por detrás de Vieri, que sigue siendo el único pichichi italiano de la historia de LaLiga. Fue el quinto del Atleti: tras Pruden Sánchez (1941), José Eulogio Gárate (1969, 1970 y 1971), Hugo Sánchez (1985), Baltazar (1989) y Manolo Sánchez (1992) y antes de Diego Forlán (2009). Aquellos 24 goles ya serían su tope en su carrera en una liga, junto a los 24 que consiguió en la Serie A 2002-2003.

Vieri, autor de 29 dianas en 32 partidos entre todas las competiciones, firmó cuatro dobletes en la Liga, un hat-trick, en un 1-5 en Zaragoza, y un póker, en un recordada derrota por 5-4 en Salamanca. Según El País: “Christian Vieri era la viva imagen de la desesperación. ‘Esto es increíble’, declaró. ‘No me había pasado en la vida que marcando cuatro goles el equipo rival nos marque cinco’, recordó. ‘Ha sido vergonzoso’, concluyó. La derrota sufrida obliga al Atlético, según Vieri, a ‘olvidarse de la UEFA’ para empezar a pensar en ‘no descender’. Dentro de su seriedad tan particular le salió una ironía incluso sangrante”. Algunos destacan que aquella agridulce tarde del 21 de marzo decidió marcharse del Atlético: Pero es difícil fechar en qué momento se rompió todo y en qué momento decidió marcharse, en una temporada repleta de constantes especulaciones. El País del 22 de abril tituló “El Atlético pone a Vieri en venta”. El día 23 de abril, “El Atlético niega que vaya a vender a Christian Vieri”.

 

En la Liga cosechó 24 goles en 24 partidos. Sigue siendo el único pichichi italiano de la historia del torneo. Fue el quinto del Atleti: tras Pruden Sánchez, José Eulogio Gárate, Hugo Sánchez, Baltazar y Manolo Sánchez y antes de Diego Forlán

 

La relación se fue complicando hasta explotar en el partido de la antepenúltima jornada ante el Mallorca, el 3 de mayo en Son Moix. Antić retiró del campo a Vieri para dar entrada a Milinko Pantić en el minuto 65, con un 2-1 adverso en el marcador, y el jugador, indignado, increpó a su técnico: “No ves lo que pasa en el campo. Estás loco, hijo de puta”. El entrenador respondió primero en la sala de prensa: “Él no está contento con el cambio como yo tampoco lo estoy con su juego”. Y después en la Cadena Ser: “Cada uno actúa según su forma de ser. Yo, desde luego, tengo la conciencia tranquila. Decidí sustituir a Vieri porque su juego hasta ese momento no estaba siendo acorde a lo convenido”. “Yo no he oído los insultos, pero si son ciertos son falta de disciplina. Y no va a pasar el incidente sin que se hable de ello”, añadió.

LA GUERRA VIERI-ANTIC

Las consecuencias no se hicieron esperar: el día después Jesús Gil hizo oficial que Antić no seguiría en el club el curso siguiente y que su sustituto sería Arrigo Sacchi, fichado para italianizar la plantilla y facilitar la integración de Vieri. “Dejó en manos de Antić la decisión de irse ya o esperar a final de Liga, cuando concluye su contrato: una destitución le habría costado al club 150 millones de pesetas”, señaló El País: “Jesús Gil estalló. Y lo que hizo fue desvelar un secreto a voces y disculpar de alguna manera a Vieri. El dueño del Atlético justificó su decisión en las irreconciliables relaciones del técnico con el vestuario: ‘Si tantas ganas tienen los jugadores de que se vaya, que se sepa que se va. Ya pueden estar tranquilos’. Gil confesó que ya le había comunicado su marcha al entrenador hace dos semanas, pero que fue el propio preparador el que le pidió que no hiciera pública la información: ‘Todo el mundo lo sabía. Todo el mundo hablaba del mal ambiente del vestuario. La chispa es lo de ayer. Vieri se pasa, pero la situación era insostenible. Si no hacemos esto lo próximo ya habría sido un combate de boxeo'”. Gil añadió, en alusión a Vieri, que “Sacchi no quiere estrellitas, así que que se preparen algunos”. Más tarde lamentó la decisión de Antić de acabar el curso: “Dadas sus relaciones con el vestuario lo que queda de temporada puede ser terrible para el equipo. Pero en cualquier caso, aunque ponga a otra persona, la UEFA sigue estando casi imposible. ¿Yo qué puedo hacer? Que se maten entre ellos”.

También intervino Vieri, tras trascender la voluntad de Antić de imponerle una multa: “‘¿Quién dice que me van a sancionar?’, respondió un malhumorado Vieri. ‘A mí no me puede sancionar cualquiera. Me tiene que sancionar el hijo [Miguel Ángel Gil]’. Después pidió perdón por sus insultos, pero solo ante el club, la afición y los compañeros, ‘por la mala imagen dada’, pero no ante el destino de sus ataques, el entrenador: ‘¿Perdón a Antić, por qué?'”. En esos días José Miguélez argumentó en El País: “Se podría calificar ahora a Vieri como un héroe del vestuario, ya que la mayoría de sus componentes deseaban desde hace tiempo la marcha del técnico. Pero no es así: Vieri cuenta casi con tantos detractores entre sus compañeros como Antić”. Unos días más tarde el periodista definía a Vieri: “Arisco con la prensa, intransigente con su entrenador, frío con la grada y distante con sus compañeros. Hasta por sus declaraciones fue un permanente quebradero de cabeza para el club, que ahora se arrepiente de cómo toreó su difícil personalidad: consintiéndole todo. No le puso reglas. Por mucho que endurezca el gesto ahora, ya es tarde para ponerlas”. “Conflictivo, consentido, individualista, arrogante, insolidario si quieren. Pero un goleador de pura cepa, un adicto al gol que ha triunfado en el Atlético al primer intento”, subrayaba.

 

“Arisco con la prensa, intransigente con su entrenador, frío con la grada y distante con sus compañeros. Hasta por sus declaraciones fue un permanente quebradero de cabeza para el club”, lo definía la prensa

 

Miguélez escribió esas líneas justo después de la enésimo polémica protagonizada por Vieri: esta vez por una entrevista publicada en el mismo periódico el miércoles 14 de mayo y firmada por Miguélez y Diego Torres, en la víspera del partido ante el Racing de Santander de la última jornada de liga. El titular era potente: “Antić es poco inteligente y no es buena persona”. “No tengo buena relación con él, no me hablo con él desde hace siete u ocho meses, pero no me interesa en absoluto si está o no. Yo juego y cuando puedo meto goles: si está o no está me da igual”, añadía después de lamentar que el Atlético había firmado “un campeonato vergonzoso. Es una vergüenza ganar al Barcelona en la penúltimo partido y lo mismo no entrar en la UEFA”. Y antes de afirmar que se habría quedado igual en el club si Antić hubiera seguido: “Sí, a mí no me interesa quién sea el entrenador. Yo hago mi trabajo, juego y basta. No me interesa hablar con él ni con nadie así. Primero, no es una buena persona. Y por tanto no le hablo, no me interesa su vida”. También rebatía la opinión de que no daba la sensación de estar a gusto: “Esto era al principio, ahora voy mejor. Es difícil cambiar de país y ciudad. Tuve dificultades, pero ahora ya estoy bien. Por el club, por Miguel Ángel Gil Marín, por Futre cuando estaba, por los compañeros. Además, Max, mi amigo en Italia, se ha venido conmigo. También me he comprado un perro”. En una entrevista en la que, por su naturaleza apática, incluso le preguntaban si el fútbol le llenaba realmente porque no lo parecía, también decía: “Yo pienso que sí se puede asegurar que seguiré en el Atlético. Quiero ganar cosas importantes aquí. Puede que en dos meses esté jugando en Japón, nunca se sabe, pero pienso que voy a seguir aquí el año que viene. E intentaré ser el pichichi de nuevo”.

En la víspera del encuentro contra el Racing, Antić opinó en los micrófonos de Telemadrid que las declaraciones de Vieri eran “una gilipollez”, Juninho intentó aliviar la situación afirmando que el técnico “es una buena persona” y, según la previa de El País, titulada “Vieri conmociona al Atlético”, “Miguel Ángel Gil Marín no hizo declaraciones. Apareció por la cafetería del club hacia las tres de la tarde. Y no ocultó su mal humor antes de comerse un bocata: ‘No insistan para que hable porque no quiero ser maleducado'”. Vieri no viajó por una contractura, pero fue el protagonista del encuentro en clave rojiblanca (0-1). Y sería, de hecho, el protagonista de todo el verano.

 

“No tengo buena relación con él, no me hablo con él desde hace siete u ocho meses, pero no me interesa en absoluto si está o no. Yo juego y cuando puedo meto goles”, opinó Vieri sobre su propio entrenador, Antić

 

Antić se vengó en junio, ya fuera del club y en Interviú: “Se fue a Italia cuando le dio la gana para recuperarse de una lesión, cuando quiso trabajó con profesionales que no pertenecían al club. Lo ha tenido todo. Todo. Aun sabiendo que estaba cerrando todas las discotecas, ha sido un miembro más de este equipo”. “Él dice que tiene derecho a tener su vida privada, pero, como el club se lo admitió, yo, contra mis principios, no tuve más remedio que aceptarlo. Resulta que ahora el futbolista no necesita estar a las once en casa y puede hacer lo que le dé la gana”, afirmó el entrenador serbio, además de lamentar que el italiano le había defraudado como persona y como profesional. Tenía mucha razón en lo de que Vieri cerró más de una discoteca: “En Madrid salíamos todas las noches”, admitió él durante la pandemia en su Instagram.

SACCHI TAMPOCO PUDO EVITAR SU MARCHA

Ya en verano, Sacchi daba argumentos para creer que Vieri podía ser más profesional bajo su batuta en una entrevista en El País: “Porque ahora hay que mirar todo en positivo. Yo espero que Vieri, que tiene una gran calidad técnica, pueda ser más equilibrado. Debe ser un ejemplo no solo como jugador. Ya le he dicho que no puede hablar mal de su entrenador, ni de un compañero”. Pero a pesar de la llegada de Sacchi y de los defensas italianos Michele Serena y Stefano Torrisi, Vieri, autor de cuatro dianas en el Mundial de Francia, acabaría dejando el Atlético a finales de agosto y tras un verano con infinitos cambios de guión y timón. “Hay que entender que es un gran futbolista, pero a veces es algo inestable, influenciable, y algunos lo quieren volver loco”, afirmó Jesús Gil según una noticia de El País del 25 de agosto. Vieri había verbalizado la voluntad de marcharse del Calderón: “No es la primera vez. Ayer Jesús Gil reveló a El País que han hablado del asunto al menos en ‘cinco ocasiones’. Recuerda uno de los episodios: ‘En vísperas del partido contra el Panathinaikos, en Grecia, me dijo que se iba y al otro día me contó que estaba todo olvidado y me prometió dedicarme dos goles'”. Gil añadía que “el Atlético ni ha querido vender ni quiere vender. Lo que quiere es que Vieri recapacite y reconsidere la situación”. Y confirmaba que unos diez días antes le había comunicado a su hijo, Miguel Ángel, la idea de Vieri de salir por “problemas personales, de nostalgias”. El texto también contaba con la voz del hijo, director general: “No quiero hablar de ello, mejor no hacerlo. Lo que intento es arreglar este asunto lo más rápidamente y mejor posible. Lo único que quiero decir es que Vieri jugará en el Atlético”. La noticia recogía dos respuestas más que ilustraban la tensión que reinaba en el ambiente: Jesús Gil enfatizó que “todo puede quedar en una tormenta en un vaso de agua. No creo que se vaya. Es un niño, un hombre sin personalidad” y Sacchi, tras vencer a la Lazio por 3-0 en un amistoso, subrayó que “los jugadores que tienen calidad individual deben jugar para el equipo. Hablo de solidaridad cristiana. Lo dijo el Papa: el mal del siglo es el egoísmo”.

Con todo, el día después ya se daba por hecha su continuidad. “Vieri se queda, pero pierde crédito”, tituló El País: “La vida de Christian Vieri en el Atlético de Madrid ya no será igual. No ha podido irse del club y ahora este le pasará factura por los desplantes, por los abandonos y por las repentinas rabietas que han marcado su estancia en el equipo desde su llegada. ‘Vieri se ha buscado un problema. Ahora debe ganarse el respeto del míster y los compañeros, porque no tiene derecho a fracturar el grupo’, dijo ayer Miguel Ángel Gil. ‘No me voy’, había mascullado Vieri poco antes y entre dientes: sonó a confesión forzada. Su representante, Sergio Berti, intentó poner paños fríos y acusó a la prensa: ‘Les pido por favor que no exageren. Han construido castillos en el aire’. ‘Ya está todo arreglado. Cristian no quiere irse’, repetía Berti”. Pero Vieri sí quería irse. Y se fue, dejando al Atleti sin referente a pocas horas del estreno liguero ante el Valencia.

Solo dos días después, el 28 de agosto, El País tituló “Vieri consigue su objetivo: deja el Atlético y regresa a Italia para fichar por el Lazio”. El “escueto” y atípico comunicado emitido por el Atlético, redactado por el propio Miguel Ángel Gil, ponía el acento desde la primera frase en que el traspaso se había realizado “ante el deseo del jugador Christian Vieri de abandonar la disciplina del Atlético de Madrid y regresar a su país de origen”. Berti reveló que la intención de Vieri era volver a la Juve, pero finalmente firmó con la Lazio tras el acuerdo con el Atlético a cambio de una cifra cercana a los 4.300 millones. La noticia añadía: “Vieri consigue de esta manera mantener una curiosa estadística que probablemente explique su comportamiento: nunca ha jugado más de un año en un mismo club”.

 

“Decidí que dejaba la Juve y fichaba por el Atlético pensando solo en la cartera. Si pudiera volver atrás, me habría quedado allí”, reconoció el exfutbolista hace un tiempo en su autobiografía

 

Sacchi contó en el Corriere della Sera que “el sábado pasado Vieri se acercó y me dijo: ‘Míster, siento nostalgia de Italia’. Yo le respondí: ‘Me pones en un problema porque cuando yo acepté venir al Atlético consideré que tu presencia era un buen motivo para trabajar aquí, pero te comprendo: si alguien siente nostalgia evidentemente no está bien y yo no quiero estés mal’. Desgraciadamente Vieri habló demasiado tarde. Si lo hubiese dicho antes habríamos obtenido una contrapartida. Sin quererlo nos puso en un callejón sin salida”. “Sacchi intentó convencerme por todos los medios para que me quedara en el Atlético. Hablaba conmigo dos horas al día, pero yo sentía nostalgia de Italia y quería regresar. Y se lo he explicado. Él es un hombre con corazón y lo ha entendido”, admitió Vieri, de 25 años, en las páginas de La Gazzetta dello Sport.

Así acabó la etapa de Vieri en el Atlético de Madrid de Vieri, que se incorporó a la Lazio de Sven-Göran Eriksson para formar ataque junto a Roberto Mancini y Marcelo Salas y ser uno de los líderes de aquel equipo que superaría al Mallorca en la final de la Recopa. Vieri solo duraría un año en Roma, porque en verano de 1999 volaría al norte para fichar por el Inter: el único equipo en el que residió más de un año seguido (6). Hoy sigue siendo el segundo fichaje más caro de la historia del club según Transfermarkt, con más de 45 millones de euros y solo por detrás de Romelu Lukaku. Después pasó por el Milan, el Mónaco, la Atalanta y la Fiorentina, hasta poner fin a su carrera en 2009. En 2015, ya retirado, publicó una biografía en la que contó como fichó por el Atlético de Madrid: “Un día me llamó Moggi para hablar. Entro en su oficina y allí estaba mi representante y Bettega. Moggi, con su manera tranquila de hablar y con los ojos casi cerrados, dice que está preparado para ampliar el contrato, pero que no puede ir más allá de 2.000 millones de liras por temporada. El Atlético me ofrecía tres y medio. Le dije: ‘Me voy a España’. Y la reunión acabó en ese momento. Lo reconozco: lo decidí pensando solo en la cartera. Si pudiera volver atrás, me habría quedado allí”. Sin embargo, unos días después quiso matizar sus palabras en Marca: “Solo quise decir que si pudiera empezar de cero otra vez me habría gustado hacer toda mi carrera en la Juventus. No tengo nada contra el Atlético. No me arrepiento de haber ido al Atlético. Fue un año fantástico. Teníamos un gran equipo y Madrid era una ciudad maravillosa”. Y añadía: “Me encanta España. Voy siempre que puedo a Ibiza y también trato de pasar por Madrid”.

 


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