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Una estrella, un título y un billete a Europa

La final de la Copa de Italia que disputarán Lazio y Roma tiene todos los números de ser una de las más emocionantes de las últimas temporadas

Si algo distingue a la liga italiana de otras competiciones europeas es la pasión con la que se viven sus derbis, escampados por toda la península y causantes de todo tipo de batallas futbolísticas. Este domingo, con motivo de la final de Coppa, habrá que sumar un nuevo capítulo a estos partidos de rivalidad máxima. Lazio y Roma, exponentes de la animadversión más extrema del Calcio, se medirán por primera vez en el choque crucial de la competición copera. Sólo existen dos precedentes de derbis en la historia de las finales de Coppa: JuventusTorino (temporada 1937-38) e InterMilan (temporada 1976-77). La capital italiana estará este fin de semana más dividida que nunca.

Derbi della Capitale, derbi Capitolino o derbi del Cupolone. Puede llamarse de muchas maneras pero solo hay una forma de vivirlo; con la obligación de ganar al eterno rival. Esta final, además de inédita, marcará el futuro de ambos equipos. Terminada la temporada en la Serie A, ni uno ni otro han logrado terminar en plazas europeas así que, además de levantar el título, esta final añade un billete a la Europa League al botín.

Los antecedentes entre ambas aficiones han encendido todas las alarmas. El odio que se profesan los seguidores de los dos equipos más importantes de Roma es histórico y en algunas ocasiones el rechazo al rival ha traspasado barreras. No en vano, ambos clubes aspiran a ser los máximos exponentes de la ciudad, amén de poder codearse con los poderosos clubes del norte. Si existe un denominador común entre ambas hinchadas, ese es el odio que profesan a la Juventus, el Milan o el Inter.

Las connotaciones políticas son una constante a la hora de abordar el derbi capitalino, así como el de muchos otros clubes italianos. Aunque diluída en la actualidad, la identidad política con la que se cataloga a la gran mayoría de conjuntos transalpinos sigue pesando entre sus respectivas hinchadas. Como consecuencia, la lucha entre la derecha y la izquierda tampoco ha escapado del ámbito futbolístico.

Pero estas opuestas ideologías que, en algún momento de la historia de los clubes definía la mayoría de sus jugadores y aficionados, son sobre todo frecuentes en los derbis de la península itálica. Las etiquetas siguen ahí: en Turín, siempre se ha dicho que la Juventus era el equipo de derechas y el Torino, el de izquierdas. En Milán, el Inter se consideraba conservador y el Milan progresista. Y en Roma, la Lazio atraía a la ultraderecha y la Roma, a los comunistas y las clases obreras.

En este caso, los orígenes de los dos equipos que disputarán la final de la Coppa son muy parecidos. La Lazio fue creada el año 1900 por militares adinerados. La Roma se fundó en 1927 a partir de la fusión de tres equipos, a los que la Lazio no se quiso unir. El primer presidente del club fue el miembro del Partido Fascista, Italo Focshi.

Si la Lazio representaba desde un principio a la burguesía y a las clases adineradas de la ciudad y de los alrededores, la Roma pronto caló entre las clases obreras. La época en que se formaron ambos equipos obligaba a las masas a identificarse con alguno de los dos bandos, y esto determinó el odio entre aficiones, que aún sigue vigente.

Aunque oficialmente la Lazio se ha distanciado de la minoría de aficionados radicales y lucha por combatir este tipo de acciones, hay varios episodios de índole fascista protagonizados por algunos de sus seguidores que hablan por sí solos.

En febrero de este mismo año, la UEFA sancionó a Lazio por cuarta vez en una misma temporada por la simbología racista que lucen algunos aficionados cada partido. Los saludos fascistas de unos 300 aficionados en un partido de la Europa League fueron la última vez que los aficionados recordaron el pasado de una época conflictiva en Italia.
Las pancartas que se han lucido en más de una ocasión también hablan por sí solas: en el derbi de 1998 una tela rezaba: “Auschwitz es vuestra patria; los hornos, vuestras casas”. Y en 2001, cuando el Roma ganó la Liga, se leyó: “Equipo de negros, grada de hebreos”. Tampoco la Roma ha escatimado en provocaciones. Francesco Totti, su capitán, llegó a reconocer que daría años de su vida sólo por marcarle a la Lazio y en un derbi dedicó un tanto a la afición laziale con una camiseta donde se podía leer: “Vi ho purgato ancora” (“os he vuelto a joder”).

LA FINAL

La Roma es, junto a la Juventus, el equipo que más veces ha ganado la Coppa. Concretamente ha levantado el título en nueve ocasiones, pero en ninguno de ellos disputó la final contra el eterno rival, ni tuvo la ocasión de ser el primer equipo italiano en hacerse con una estrella plateada en el escudo -distinción que se otorga a quien gana este torneo 10 veces, algo similar a la estrella dorada que lucen los clubes italianos en su escudo cada diez scudettos-. La Lazio, con cinco Copas en su palmarés, espera lograr un pasaporte a Europa con la consecución de esta final y dejar a su rival, que también lo anhela, sin la posibilidad de disputar competiciones europeas.

Por su parte, a las autoridades romanas lo único que les preocupa es que no se repitan los altercados del último derbi, que fue empañado por la violencia de algunos aficionados. Un cúmulo de circunstancias que hacen preveer que este derbi será uno de los partidos de más alto riesgo de los últimos años. Una estrella, un título, un billete a Europa. Hay demasiado en juego. Y ni Roma ni Lazio están por la labor de que al día siguiente sus odiosos vecinos paseen por la ‘ciudad eterna’ con una sonrisa en los labios.