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Un retraso desde Sunderland

Hay historias que no acaban como uno imaginaba. De hecho, hay historias que dan tantas vueltas, con giros de guion y contratiempos que escapan de nuestras manos, que siempre regresan a sus puntos de partida. Como si las intenciones quedarán en papel mojado. Como si todo el camino trazado se difuminase y cayera en el olvido por culpa de un detalle que, aun pareciendo nimio e insignificante, obliga a reescribir el cuento hasta justo antes de ver cómo aquella minucia se cruza en el trayecto.

La camiseta del Sevilla tiene un poco de esto. Para entenderlo, tenemos que viajar hasta Messina, hasta un dramático 28 de diciembre de 1908 marcado eternamente por el terremoto que se llevó por delante más de 75.000 vidas en tierras sicilianas. Tal fue la fatalidad, que en el sur de España dos clubes de fútbol tendrían un bonito gesto y buscarían recaudar fondos para ayudar a las víctimas. Recreativo de Huelva y Sevilla se enfrentarían un mes después, con motivo de aquella tragedia, en La Tablada, un hipódromo que haría las veces de campo de fútbol. Y desde la directiva de Nervión pensaron que el encuentro en cuestión también sería una buena excusa para dar a conocer ante el público la nueva indumentaria que representaría al Sevilla. Un nuevo traje que quisieron que procediera del puerto de Sunderland. Pues ahí jugaban los ‘Black Cats’, entonces el mejor equipo de Inglaterra y, por ende en aquellos tiempos, probablemente la escuadra más temible del planeta.

El encargo se lo hicieron a un viejo amigo, a Hugh MacColl. El primer capitán del conjunto sevillista, nacido en Glasgow, había regresado al Reino Unido en 1895 después de siete años lejos de casa. De vuelta en las islas, abrió una empresa de construcción de motores, a la que más tarde llegaría Gilbert Reid Pollock, autor del primer gol visitante de la historia del Sevilla; y casualmente la compañía se encontraba muy cerca de la casa del Sunderland AFC. Así, debido a su proximidad, le pidieron si podía conseguir unos uniformes a rayas blancas y rojas para que fueran la nueva piel del Sevilla. Dicho y hecho. Aceptó el pedido y lo facturó en un barco hacia el sur. Lo único: las equipaciones debían llegar antes del 31 de enero, cuando se medían contra el Recre, pero no lo hicieron. Entonces solo quedaba jugar con la indumentaria que habían lucido hasta la fecha. Y, a saber por qué, decidieron mantenerlo así. Camiseta blanca, calzones del mismo color y medias negras. Sí, exactamente los mismos colores que el Sevilla recuperó en 2005; unos colores que serían diferentes si aquel barco hubiera llegado puntual a puerto. Pequeños detalles que cambian historias.


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