Medio siglo antes de Haaland, otro noruego estuvo llamado a ser una estrella. Pero entre ser el nuevo Cruyff o quedarse en casa, Tom Lund eligió el hogar.
Este reportaje está extraído del #Panenka107, un número publicado en mayo de 2021 que sigue disponible aquí
“Lillestrom, no tienes mucho que ofrecer, ni una sola atracción, tus únicos turistas se han equivocado de estación”, cantaba en una canción de 1980 el cantautor local Stein Ove Berg. Probablemente, Berg no era aficionado al fútbol. De haberlo sido, sabría que Lillestrom sí que tenía entonces un atractivo especial. Era Tom Lund, y sus habitantes no lo cambiarían por nada del mundo.
Nacido en Lillestrom en 1950, en una familia de deportistas, Lund se acabaría convirtiendo en un mito viviente. El pequeño Tommy se pasaba horas y horas regateando árboles con el balón en los pies. Era un chico delicado y bajito. Aun así, su primo Jann, dos años mayor, lo llevaba con él al barrio de Furuskogen, donde jugaban partidillos con otros chavales. Era el más joven, también el más menudo, pero enseguida se hizo notar. “Odiaba perder. Si tenía un mal partido, lloraba de frustración”, explicaba su amigo de la infancia Leif Hansen en Tommy, la biografía escrita por Jon Haaland en 1982. Hansen jugaría junto a Lund en el Lillestrom, igual que su primo Jann y otros chicos de la pandilla.
Tommy dio sus primeros pasos futbolísticos en el Fram. Con siete años, no tenía aún la edad mínima para jugar (el resto tenían entre diez y 12 años). Pero su talento saltaba a la vista. Tommy desplegaba sus cualidades (toque, comprensión del juego…), pero la naturaleza también le había dado velocidad, agilidad, equilibrio y coordinación. En resumen: todo se le daba bien. Era un esquiador y un patinador rápido, jugaba al bandy, al hockey sobre hielo y al balonmano, y destacaba en cualquier deporte que implicara correr y saltar. En 1976, ya con 26 años, asentado en la selección, campeón de liga y señalado como el mejor futbolista de Noruega, estudió seriamente la posibilidad de competir en el decatlón de los Juegos de Montreal.
Lund creció en un lugar en el que existía una cultura, una conciencia colectiva y una tradición ligada al balón. Los ‘Kanarifugla‘ (‘canarios’, por su camiseta amarilla) del Lillestrom ya sabían lo que era estar entre los mejores. Y en 1959 ganaron al fin su primer título. Tom Lund, a sus nueve años, fue testigo de la vuelta a casa de los campeones. Entre la multitud, demasiado bajito para ver a sus héroes, se contagió de los cánticos de alegría de la gente, que encendieron una mecha en su interior. Después de solo una temporada con el Fram, lo fichó el Lillestrom para su cantera. Era un hincha acérrimo del primer equipo, al que animaba en casa y en los desplazamientos, a los que iba en tren o en autocar, aunque, si estaba de suerte, a veces había sitio en el bus que transportaba a sus ídolos.
Tommy había viajado en tren desde Oslo hasta Ámsterdam debido a su miedo a volar. Esa fobia es a menudo señalada como explicación a por qué nunca se atrevió dar el salto al profesionalismo
Tras años de declive, el LSK tendría que arrancar la temporada 1967 desde la tercera categoría del fútbol noruego. Pero al mismo tiempo el equipo juvenil ganaba su primer título nacional ante 3.000 espectadores (solo 100 habían ido a ver al primer equipo el día del descenso). Allí jugaban varios amigos de Furuskogen: Jann Lund, Leif Hansen, Jan Tore Eidholm… Pero la estrella indiscutible del equipo era uno de los más jóvenes, Tom Lund. La lógica indicaba que esos nuevos talentos tenían que subir a la primera plantilla. La mayoría ya tenían 18 o 19 años y estaban físicamente preparados. Pero Tommy solo tenía 16, y aunque su talento estaba fuera de toda duda, todavía vivía atrapado en el cuerpo de un niño delgado y vulnerable. Había un riesgo real de que se lesionara si tenía que enfrentarse a hombres en la cruda tercera división. Le dieron ficha del primer equipo, pero le ahorraron los partidos más duros. El equipo fue mejorando a medida que los jóvenes se adaptaban, y evitaron el descenso. A Tommy, además, lo seleccionaron para la sub-23 de Noruega que lograría una victoria histórica en Suecia.
Pese a algunos problemas de espalda, Tommy no dejó de crecer como futbolista. Recibió el premio al mejor jugador en un torneo juvenil en Islandia en el que marcó cuatro goles en tres partidos. El seleccionador, Oyvind Johannessen, se deshizo en elogios hacia él. Pero también explicó que había tenido que prohibir a los futbolistas jugar a póquer durante el torneo porque “Tommy había ganado cantidades ingentes de dinero y estaba a punto de arruinar al resto de compañeros”. Conservaba esa mentalidad ganadora que ya mostraba de niño. “Si no subimos esta temporada, seguramente tendré que probarme en un equipo de mayor nivel”, dejó caer a la prensa en 1968. Pero al Lillestrom le costaría dejar la tercera división, y Tommy siguió en el equipo, pese a ser un fijo en la selección noruega y estar en la agenda de varios equipos europeos.
JOHAN Y TOMMY
Medio siglo después, sigue sonando increíble. ¿Qué jugador de tercera es internacional? Es más: ¿a qué jugador de tercera le ofrecen ser el sustituto del mejor futbolista del mundo? En 1973, el Ajax acababa de ganar su tercera Copa de Europa consecutiva. Cuando su gran estrella, Johan Cruyff, fichó por el Barcelona a cambio de una cifra récord, el favorito para reemplazarlo era un veinteañero tímido de Lillestrom. Los ojeadores del Ajax habían viajado hasta Arasen, donde comprobaron que Tommy corría y ocupaba espacios como lo hacía el holandés. El Ajax invitó a Lund a Ámsterdam, y él acudió junto al periodista Reidar Martinsen, que actuó como intermediario. En las negociaciones, que tuvieron lugar en una habitación de hotel, también se encontraba presente Bobby Haarms, entrenador asistente ‘ajacied‘. El Lillestrom recibiría 500.000 coronas noruegas, unos 50.000 euros de hoy (una cantidad astronómica: el presupuesto del LSK para la temporada 1971 había sido de 75.000 coronas). Lund recibiría esa misma cantidad anualmente. Pero las dificultades surgieron cuando el Ajax quiso que Tommy firmara por dos años y medio, mientras que el jugador quería comprometerse solo por un año. Ya estaba casado y tenía una hija. Además, gestionaba un negocio fuera del fútbol y estaba construyendo una casa familiar en Lillestrom. Albergaba dudas sobre si comprometerse por un periodo tan largo y que su familia no se adaptara a la vida en Holanda o que las cosas no le fueran bien sobre el césped. Su mujer, Solveig, remarcó a la prensa que era su marido quien tendría la última palabra. “Si Tommy dice no, será que no. No importará si el Ajax dobla la oferta”. Ivar Hoff, extécnico del Lillestrom y hoy comentarista de televisión, fue testigo de la decisión. “Cuando volvió de Ámsterdam, mi mujer y yo estuvimos con Solveig y Tommy hasta altas horas de la madrugada. Yo tenía la impresión de que había decidido aceptar la oferta del Ajax. Pero luego cambió de idea”, relata. Tommy se sentía muy ligado al Lillestrom y priorizó la estabilidad de su familia. Pero, tal y como señala Hoff, “hubiera sido increíble verlo llenando el hueco de Cruyff. Si se llega a marchar al Ajax, creo que no hubiera tardado en seguir los pasos de Johan hasta España o la Serie A“.
El gol que Hoff recuerda con más cariño de los que Lund marcó, se lo metió al Mjondalen en 1976. Una realización granulada en blanco y negro muestra a un jugador desgarbado que parte de la derecha para superar a un rival tras otro antes de marcar casi sin ángulo. “Nadie tenía una zancada así”, dice Hoff a Panenka. “No lo parecía, pero era más rápido que los demás. ¡Una gacela!”, añade.
La oferta del Ajax fue el contrato profesional más comentado de todos los que pudo firmar, pero no fue el único. El técnico del Bayern que heredó la corona europea de los neerlandeses, Dettmar Cramer, viajó personalmente hasta Arasen para llevarse a Lund a Múnich. El Feyenoord y el Real Madrid también tuvieron contactos con el Lillestrom y con el jugador. Después de que Noruega jugara ante Escocia en 1974, el capitán escocés, Billy Bremner, dijo a la prensa que Lund tenía nivel para fichar directamente por su Leeds United, flamante campeón de Inglaterra. Arne Scheie, el comentarista más conocido de Noruega, que narraba partidos de la liga inglesa en esa época, añade otra anécdota: “Después de comentar un Middlesbrough-Tottenham, hablé con Jackie Charlton, que me dijo que daría lo que fuera por fichar a Tommy”, rememora para Panenka. Pero no importaba lo que pudieran ofrecer, Tommy Lund era fiel al Lillestrom. Y su fidelidad tendría recompensa. En el otoño de 1973, poco después de haber rechazado Tom al Ajax, el Lillestrom finalmente logró el ascenso a segunda división. La temporada siguiente volverían a subir. El LSK regresaba a la élite. Siete temporadas después de llegar al primer equipo, Tom Lund iba a debutar en primera. “Solo con recordar esa temporada, uno se da cuenta de lo importante que era Tommy para el LSK -explica Hoff-. Fuimos líderes hasta que se lesionó. Apenas ganamos un partido en su ausencia”. Tommy regresó en el tramo final y el equipo acabó en media tabla para salvar la categoría.
¿Qué jugador de tercera es internacional? Es más: ¿a qué jugador de tercera le ofrecen ser el sustituto del mejor futbolista del mundo?
El Viking había ganado cuatro campeonatos seguidos, entre 1972 y 1975, pero el centro de gravedad del fútbol noruego pasó gradualmente al Lillestrom. Fichaban talento de otros clubes, algo que generó cierta controversia en la Noruega de los 70. Los jugadores, al fin y al cabo, eran amateurs, no tenían contratos, y nadie podía evitar que cambiaran de club. Hoff aclara cómo convencían a los jugadores: “Si vienes, tendrás a Tom Lund como compañero, y eso hará que seas mejor jugador. Tendrás más opciones de ser internacional”.
Tom Lund profetizó, cuando jugaba aún en tercera, que el equipo habría ganado cinco títulos a finales de los 70. Casi se cumple: los ‘canarios’ alzaron la liga en 1976 y 1977, y la copa, en 1977, 1978 y 1981. Aunque con los años fueron llegando jugadores más consagrados que apartaron a los futbolistas locales, Tommy siguió siendo el hombre clave. Pero, ¿cuál era su secreto? “Cuando los rivales le entraban, siempre daba un paso más, para esquivarlos con elegancia. Tenía una técnica y unas condiciones que serían aún útiles hoy en día. Sin duda, era lo suficientemente bueno para haber triunfado en el Ajax”, señala Scheie.
Cuatro años después de que Tom Lund dijera ‘no’ a reemplazar a Cruyff, el LSK debutó en la Copa de Europa. Cómo no, quedaron encuadrados con el Ajax en primera ronda. El Lillestrom ganó 2-0 en la ida en Ullevaal. Pero la vuelta no fue tan fácil. Los aficionados del Ajax no perdonaban. “Cuando saltamos al campo, vimos una enorme pancarta que decía: ‘Tom Lund, go home’ [‘Tom Lund, lárgate’]“, recuerda Hoff. El LSK perdió 4-0. Pero las crónicas dejaron claro que el Lillestrom había jugado uno de sus mejores partidos hasta la fecha.
Tommy había viajado en tren desde Oslo hasta Ámsterdam debido a su miedo a volar. Esa fobia es uno de los elementos centrales de toda la mitología que le rodea, y es a menudo señalada como explicación a por qué nunca se atrevió (o nunca quiso) dar el salto al profesionalismo. Después de alguna mala experiencia a bordo de un avión, evitó volar a no ser que no le quedase más alternativa. Ese miedo le afectó en su liderazgo de la selección, pues pedía que no lo convocaran para partidos en lugares a los que no podía llegar en coche o en tren.
Eran tiempos amargos para ser internacional noruego, marcados por las escasas opciones de celebrar algo. “Es un poco triste que Tommy tuviera que jugar en esa época”, dice Hoff. Su mayor éxito con la selección llegaría en 1981, en una victoria sobre Inglaterra (2-1), aunque tuvo que abandonar el campo con una conmoción en la segunda parte: en medio de la euforia general, Lund estaba tumbado en una camilla del vestuario sin saber quién era ni por qué estaba allí. Por suerte, se recuperó para ganar la final de copa, en la que derrotaron 3-1 al Moss.
Tommy pensó en dejar el fútbol después de la campaña 1981. Tenía 31 años, pero no podía negar que le apetecía seguir. Así que se quedó un año más, en el que demostró que su magia seguía intacta. El 10 de octubre de 1982 jugó su último encuentro en la élite, en la que siempre fue su casa. El partido terminó 2-2. Lund dio una asistencia antes de marcar el segundo con un penalti cometido sobre él mismo. Terminaba así una carrera única.
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Fotografías de Alamy y agencias.