Diez nombres que no se pronuncian sin el ‘cholismo’. Diez hombres cuyas carreras quedaron marcadas por la gestión del técnico argentino. Diez miradas que definen la mano de su mentor en el Atleti. Estos textos están extraídos del #Panenka110, dedicado a Simeone, que sigue disponible aquí
Raúl García: “Es un competidor al que no le gusta perder”
Dejemos que sea el propio ‘Cholo’ el que presente a Raúl García y sus 184 centímetros de guerrillero: “Un día lo dejé fuera de la convocatoria para un partido importante. Pues al día siguiente Raúl estaba entrenando a las ocho de la mañana. Juega donde le pongas porque es un tipo competitivo. Y eso se contagia al grupo”. Por eso Simeone le repescó tras un año cedido en Osasuna, y por eso fue esculpiendo en el navarro -llegado al Manzanares como mediocentro- un atacante polivalente que durante los partidos no hace rehenes. Es el mismo principio que destaca el futbolista cuando habla del entrenador: “Simeone es un competidor. Trabaja por sacar el máximo rendimiento de su plantilla y no le gusta perder”. De esa conexión entre carácteres surgió una simbiosis futbolística que brilló especialmente durante la campaña 2013-14, cuando ‘Rulo’ aportó nueve goles al cesto del Atleti campeón liguero. Esa misma temporada acabaría en Lisboa con uno de los pocos lamentos que se ha escuchado a Simeone: “En vez de quitar a Raúl para meter a Sosa, quizá tendría que haber quitado a Adrián. La final estaba difícil… Y posiblemente Raúl podría habernos ayudado en el juego aéreo en esa maldita pelota del 93′”.
Gabi Fernández: “Siempre voy a estar en deuda con él”
Aunque pocos les recuerden, Matías Lequi, Kiki Musampa o Themistoklis Nikolaidis oficiaron como testigos del bautismo rojiblanco de Gabriel Fernández Arenas. Aquel Atleti del 7 de febrero de 2004 trataba de olvidar el bienio en el ‘infierno’ con apenas dos veteranos del ‘Doblete’: Santi Denia y Diego Pablo Simeone. “Yo era un chaval que subía del filial, con la responsabilidad y el protagonismo mínimos”. Siete años después, Gabi volverá a coincidir con Simeone, ahora ungido con óleos de redentor de la parroquia ‘colchonera’: “Mentalmente, estábamos hundidos. No confiábamos en nosotros, no reaccionábamos. Y él psicológicamente es el número uno”, confesó Gabi a esta revista en 2013. “El día de su presentación nos dijo en el vestuario: ‘La afición recuerda al ‘Cholo’ jugador, pero si no reaccionamos en tres meses los tendré en mi contra como los tenéis ahora vosotros”. La relación entre ambos primero cambia y luego se afianza: “Mi primera charla a su vuelta pasa por ahí, porque no se esperaba que pudiera ofrecerle tanto: ‘Tú no eres el Gabi que yo conocía”‘. Luego llegarán una Copa, una Liga y una Supercopa, un brazalete y el afecto: “Simeone ha sido mi padre futbolístico. Él me ha ayudado, me ha respaldado, me ha dado un liderazgo. Siempre voy a estar en deuda con él. Es único”.
Koke Resurrección: “Antes de que llegara estábamos hundidos”
Cuando el ‘Cholo’ llegó al banquillo del Atleti, Koke ya estaba allí… por poco. Aunque ya había debutado en Primera (28 encuentros repartidos entre los tres anteriores entrenadores rojiblancos: Abel Resino, Quique Sánchez Flores y Gregorio Manzano), en diciembre de 2011 el centrocampista vallecano estaba destinado a afrontar una cesión. Hasta que apareció Simeone. En cuanto aterrizó en el Calderón intuyó que ese chaval introvertido podía hacer mucho ruido: “Hablé con él, yo no tenía forma de demostrarle que sería importante porque acababa de llegar, pero estaba seguro de que lo sería”. Frenar el préstamo de Jorge Resurrección al Málaga fue el primer ‘partido a partido’ que ganó el ‘Cholo’. “La llegada de Simeone no solo fue un punto de inflexión para mí, sino para todos. Antes de su llegada estábamos hundidos porque las cosas no salían bien”, ha recordado el jugador. Dos leyendas, una en la pizarra y la otra en la medular, han ido creciendo durante una década.
Juanfran Torres: “Es un segundo padre para mí”
Hijo de un aficionado del Madrid, y moldeado durante años en la cantera del club blanco, el giro más radical que dio la vida de Juanfran al coincidir con Simeone es de tipo sentimental: después de 323 partidos y siete títulos conquistados con la rojiblanca, lo extraño sería que hoy el alicantino no se considerara un atlético más. Una reconversión emocional que antes tuvo que ser futbolística, pues Juanfran aterrizó en el Calderón como un extremo apañado (autor de una docena de goles con Espanyol y Osasuna), pero se marchó del Wanda tras haber sido uno de los laterales derechos más consistentes de Europa. Manzano fue el primero que lo probó en esa posición, pero el mérito de que con ella llevara su carrera a otro nivel pertenece al argentino, que lo persuadió de que estaba hecho para el puesto. “Contagia las ganas de trabajar, crees todo lo que te dice, te convence, te lleva a su terreno”, le expuso el jugador a Enrique Ortego en El País; “hubiera sido el mejor comercial del mundo”. Dando un paso atrás en el campo, Juanfran se asentó como titular en un conjunto puntero, fue incluido en el equipo ideal de la Liga (2014) y se hizo un hueco en la selección. Normal que le esté agradecido a su ‘descubridor’. “Es un segundo padre para mí”.
Antoine Griezmann: “Siempre tienes su voz detrás”
Griezmann, de vuelta al Atlético tras su paso por Barcelona, dijo en una ocasión que, aunque a lo largo de su carrera ha tenido a muy buenos entrenadores, ninguno puede compararse a Simeone: “Fue el único que me acercó a lo que siempre había soñado ser”. El piropo de Antoine es más cierto que gratuito. Entre su prometedora etapa en San Sebastián y su desembarco en la Ciudad Condal, donde no llegó a explotar, el francés vivió sus mejores años de fútbol vestido de rojiblanco, dejándose guiar por las indicaciones de un preparador que lo convirtió en una estrella, curiosamente, inculcándole el sentido colectivo del juego. La necesidad de ser uno más, de bajar al barro, de remar como cualquiera por mucho talento que poseas. Fue un proceso engorroso pero productivo. “Cuando no habla en un entrenamiento, piensas que le pasa algo”, llegó a bromear el atacante, algo agobiado de tener siempre al técnico detrás pidiéndole que trabajara para el equipo. Pero la ‘turra’ mereció la pena. “En mi segundo año en el Atleti, me dije: ‘este es el jugador que quiero ser’. Me costó unos meses entenderlo, pero aprendí defensiva y tácticamente, e incluso me hizo más goleador”. Mentalidad de peón para acabar reinando en la partida. Una lección que ya no se le olvidaría al ‘7’ galo.
Diego Godín: “Sabía cómo motivarnos”
“Iba más allá de lo futbolístico. Cuando uno lleva tantos años la separación entrenador-jugador es muy finita”, ha rememorado desde Italia Diego Godín. El uruguayo es el único extranjero entre los 15 futbolistas con más partidos disputados en la historia del Atlético de Madrid, 389. Tras los 34 primeros, todos ellos a las órdenes de Diego Pablo Simeone. “Lo más admirable de él es que después de tantos partidos y años en los que conseguimos tanto, siempre encontró la forma de motivarnos, más allá del discurso táctico de cómo preparar los encuentros. Siempre tenía una gran visualización del prepartido. Cómo hacer daño, cómo defendernos. Nos daba mucha información. Después es fútbol y unas veces sale bien y otras mal, pero en su caso nos salió muchas más veces bien”, ha resumido Godín para Enrique Ortego en El País. “Si un vestuario no está convencido, es muy difícil conseguir objetivos. Se pueden ganar partidos pero no logros a largo plazo. Y él lo consiguió durante muchísimos años”. Como aquella tarde del Camp Nou en la primavera de 2014. “Ese equipo tenía una fuerza mental, un hambre, que nos llevó donde nos llevó. Ahora todavía veo venir el centro de Gabi y la felicidad interior de la celebración”.
Diego Costa: “Él sabe que lo quiero”
Un jugador que ha explotado bajo el cobijo de Simeone sabe el frío que hace lejos de él. Son muchos los futbolistas que se ahogaron cuando saltaron del barco ‘cholista’, y entre ellos destaca Diego Costa, que incluso deshizo sus pasos con tal de reencontrarse con su mentor y recuperar su mejor nivel. “Cuando el míster me dijo de volver… [al Atleti, en 2018, cuando Costa aún era delantero del Chelsea]. Es el que manda y me hizo ilusión. Siempre es un orgullo, me da confianza. Él sabe que lo quiero, le dije que tenía que ficharme para ganar cosas…”, bromeó entonces el hispanobrasileño, todo un personaje. Artillero con mucho carácter, a veces demasiado, con el argentino, otra personalidad fuerte, aprendió a utilizarlo para potenciar su talento, aunque en ocasiones le fuera imposible no cruzar el límite. “Me ha enseñado cómo se pelea, cómo se lucha cada partido”. Después de todo, Simeone fue quien lo llevó del Rayo Vallecano hasta la superélite, quien lo curtió a la sombra de un gran Radamel Falcao y quien le acabó entregando el fusil de su conjunto cuando ya lo veía preparado. El corpulento ariete de Lagarto tiene su propia manera de explicar el éxito del técnico: “Si lleva aquí mucho tiempo y ha ganado tanto es porque es listo”. Y punto.
Ángel Correa: “Me ha mejorado en todo”
Correa encontró en la alegría del potrero la salvación familiar. Su fútbol frenético y cargado de pillería enamoró a Simeone cuando con 19 años ganó la Copa Libertadores con San Lorenzo, en 2014. Al aterrizar en España tuvo que someterse a una operación cardíaca que amenazó su carrera y lo dejó muchos meses fuera. Pero nunca se rindió. En los primeros años, el ‘Cholo’ lo convirtió en el más efectivo de sus revulsivos. Su continuo rol de suplente no le preocupaba: “No sé si dejaré de ser un revolucionador de partidos, pero yo estoy muy tranquilo, trato de estar siempre preparado para jugar cuando el entrenador lo decida”. Tampoco se rindió. Simeone lo ha ido moldeando durante temporadas hasta convertirlo en el ’10’ del Atlético: un futbolista que ha abandonado la banda para ocupar las zonas calientes del ataque, decidiendo multitud de partidos con sus goles y sus asistencias. “El ‘Cholo’ sabe si uno está bien o no. Si te pasa algo, es el primero que se da cuenta y siempre está para ver cómo solucionarlo. A mí me ha cambiado. En Argentina jugaba a otra cosa, no era consciente de lo que representa jugar al más alto nivel. Antes solo iba para adelante y con Simeone aprendí a actuar mejor en equipo, técnica, táctica y físicamente”.
Jan Oblak: “Es un tipo completamente normal”
Cuando Oblak firmó su primer contrato como jugador del Atlético, Simeone ya era uno de los entrenadores más renombrados del mundo por su carácter y su liderazgo. El arquero, que por aquel entonces tenía 21 años, venía de vivir una experiencia inestable en Portugal, donde encadenó varias cesiones, y tenía miedo de no estar a la altura de la exigencia de un técnico del que se decía que mandaba con mano de hierro y exprimía mucho a sus pupilos. Sus inicios en la capital no fueron fáciles: una lesión lo apartó de la titularidad durante los primeros meses. Tenía problemas con el idioma: “No hablaba con nadie, tampoco con el míster”. Aunque acabaría corrigiendo esa imagen distorsionada que se tenía del argentino en el exterior. “Nadie tiene que tenerle miedo a Diego”, dijo hace unos años en rueda de prensa. “Es un tipo completamente normal, ayuda mucho al grupo, explica lo que hace. Lo único que quiere es motivar a los suyos y a los aficionados en el estadio”. Unas cuantas temporadas después de aquel dubitativo aterrizaje, la fama de Simeone no se ha resentido, pero lo que sí que ha cambiado es la posición del esloveno, que de la mano de su valedor se ha consagrado como uno de los mejores guardametas del planeta. Si no el mejor.
Marcos Llorente: “Él me descubrió y yo me reinventé”
Una de las grandes virtudes de Simeone radica en su olfato, esa cualidad imponderable que le permite detectar lo indetectable. Por ejemplo, un atacante feroz, impetuoso y descarado escondido en un mediocentro resguardado, normativo y aplicado. Así le ha cambiado la carrera a Marcos Llorente. “Las primeras dos semanas no se me van a olvidar nunca, fue una salvajada”, reconoció el atlético sobre su primera toma de contacto con el míster, en 2019, cuando el ‘Cholo’, que ya sopesaba un cambio de registro del futbolista, inició su transformación física sometiéndole a intensas sesiones de trabajo. Fue el paso previo a la mutación definitiva del chico, que se doctoraría en su nuevo rol en una noche mágica en Anfield. “Al principio estaba un poco perdido, porque nunca había jugado más arriba del pivote”, explica Llorente, que aun así supo aprovechar la intuición del entrenador para dar un salto brutal en su rendimiento. Pero Simeone, más que jugadores con nuevos perfiles, lo que persigue es engendrar competidores con una enorme fe en ellos mismos, aunque eso difumine su responsabilidad en esas metamorfosis prodigiosas. “Tú puedes poner a un jugador y que no te rinda”, reivindica su enésimo ‘invento’. “Él tiene su parte de culpa y yo la mía. Él me descubrió, y yo me reinventé”.
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Fotografía de Getty Images