Al Calcio le da igual que tengas 110 años de historia, tampoco le importa que por tu césped haya desfilado la Copa del Mundo de 1990 y todavía le interesa menos que Zambrotta, Jarni, Bonucci, David Platt, Boban o Cassano hayan vestido tu camiseta. La memoria es frágil, aunque cuando un club desaparece lo primero que nos viene a la mente son flashes que nos reconcilian con nuestro pasado. El Football Club Bari ha quebrado como otros muchos clubes italianos lo hicieran antes, incluso podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que no será el último club histórico en hacerlo. Pero esto no es una despedida, el Bari resurgirá como ya lo hicieran sus vecinos del Napoli. Posiblemente este breve adiós sea necesario, en ocasiones caer en la mayor de las crisis es el método para no volver a repetir esos mismos errores y regresar más fuerte. Ahora mismo los hinchas de la ciudad de Apulia serán incapaces de verlo, pero de nuevo el club les va a pertenecer más que nunca.
El salvavidas del ascenso no llegó
Desde el año 2014 el Bari anunció sus problemas económicos, siete temporadas consecutivas llevaban en Serie B. Su última temporada en la máxima categoría del fútbol italiano fue la 2010/2011, desde entonces se han mantenido en el segundo escalón. Aquella plantilla que descendió tenía a futbolistas como Gillet, Glik, Raggi, Almirón, Okaka, Ghezzal o Barreto. Un año antes Bonucci había sido vendido a la Juventus y Ranocchia al Inter. A lo largo de estas temporadas en la Serie B, el club del sur ha estado casi siempre en la zona alta de la tabla, en tres ocasiones entró en play-offs de ascenso aunque no llegó a regresar a la Serie A. En 2014 eliminó en primera ronda al Crotone de Bernardeschi, Cataldi, Crisetig y Gomis. En las semifinales quedó 4-4 ante la US Latina, pero como habían quedado por detrás en la clasificación no se pudieron meter en la tan ansiada final. Jonathas, ex del Elche y la Real Sociedad, les negó la final.
Dos años después, en 2016, el Bari volvió a clasificarse entre los ocho mejores del campeonato, lograron un digno quinto puesto. El drama llegó rápido, en los cuartos cayeron en la prórroga ante el Novara. El partido fue una locura, se adelantó el Novara por 0-3 para el minuto 48, el Bari igualó a seis minutos para el final y Galabinov en el descuento dio la victoria al equipo visitante. El último intento por ascender y salvar el club ha sido esta temporada. De nuevo el Bari se clasificó entre los ocho mejores, pero en primera ronda empató con la Cittadella y al haber terminado un puesto por encima quedaron eliminados. Pese a tener futbolistas carismáticos como Nene, Brienza, Floro Flores, Luca Marrone o Kozak, no pudieron salvar al club. Desde 2014 no solo estaba en juego volver con los mejores equipos del país, la presión era máxima en búsqueda del dinero necesario para evitar el desastre. Sobre el césped no se pudo resolver el desastre realizado en los despachos.
Faltaron horas y transparencia
Las últimas horas del Bari han sido las típicas en estos casos: fecha límite para su desaparición, innumerables llamadas en la búsqueda de socios empresariales y desesperación de sus hinchas. El club necesitaba tres millones de euros antes del día 16 para poder inscribirse en la Serie B, pero además tenía una deuda total de 17 millones en las que debía resolverse varios impagos. De hecho, el Bari ya había arrancando con dos puntos de sanción la pasada temporada debido a sus problemas económicos. Esos dos puntos hubieran hecho que tras empatar ante la Cittadella habrían sido ellos quienes hubieran pasado a semifinales, así de cruel ha sido esta historia. El milagro casi llegó a última hora, Andrea Radrizzani (dueño del Leeds) y Ferdinando Napoli (empresario local) estuvieron cerca de poner el dinero necesario para inscribir al equipo en la Serie B. Finalmente no apostaron por ello, ya que era una inversión arriesgada y no había una transparencia total sobre la deuda que perseguía a la entidad.
La idea actual es que el Bari pase de la Serie B a una categoría amateur, sean los empresarios locales quienes refunden el club y poco a poco vayan escalando divisiones. En Italia no les tiembla el pulso a la hora de cargarse a estos históricos equipos, se refunda en la categoría que sea y se intenta volver con más fuerza. De todas formas, se trata de un duro golpe para una ciudad apasionada por el fútbol y para unos hinchas que tienen a sus espaldas 118 años de historia. Se dicen pronto. Antes o después volveremos a saber del Bari, nacerá un nuevo Antonio Cassano y en San Nicola gritarán sus goles.