Seguro que ya nació dando órdenes. En la guardería, mientras todos los niños estaban pintando paredes con las manos y comiendo plastilina, él estaba correctamente sentado en su silla esperando atento la siguiente indicación de la profesora. Como adolescente, cuando sus amigos empezaban a probar suerte en las primeras discotecas, él tenía que levantarse temprano para salir a correr unos cuantos kilómetros. Porque Mascherano ya era ‘Jefecito’ en las categorías inferiores de River Plate antes de que se lo apodaran. La responsabilidad extralimitada, que él concibe como algo intrínseco de su persona, hacía que no pudiera entender el fútbol como una oportunidad de disfrutar durante 90 minutos jugando a lo que más le gusta. Como confesó en el #Panenka45: “Yo el fútbol lo sufro”.
Su inteligencia y una capacidad para liderar a los suyos sin necesidad de pegar ni un grito, hicieron que el mítico futbolista argentino Jorge ‘Indio’ Solari, sacara a Mascherano con 14 años de los potreros de San Lorenzo para llevárselo a Rosario. Allí, en el Club Renato Cesarini, una de las mejores escuelas de fútbol de Argentina, recibió la llamada de Hugo Tocalli para formar parte del equipo sub-15 de la ‘Albiceleste’. Con su selección llegó a disputar el Mundial sub-17 de 2001 que ganó Francia. Lo acabaron en cuarta posición y realizó un papel destacado en la posición de ‘5’. Era una generación con futbolistas de la talla de Zabaleta, Tévez o Máxi López.
Sin ni siquiera haber debutado con el primer equipo de River, y con solo 19 años, el ‘Jefecito’ fue convocado por Bielsa para la absoluta. Además, se estrenó como titular frente a Uruguay
La figura de Mascherano comenzaba a transcender en el fútbol argentino. Se había convertido en un fijo en las categorías inferiores de la selección y los grandes clubes ya estaban dispuestos a llevárselo. El Ajax de Ámsterdam, que lo había seguido en el Mundial, apostó fuerte por él, pero este prefirió aceptar la oferta de River Plate y empezar a dar los primeros pasos en su país. Seguramente se trate de un hecho insólito lo ocurrido el 16 de julio de 2003. Sin ni siquiera haber debutado con el primer equipo de los ‘Millonarios’, y con solo 19 años, el ‘Jefecito’ fue convocado por Marcelo Bielsa para la absoluta. Además, se estrenó como titular en el partido frente a Uruguay que inauguraba el Estadio Único de La Plata.
Tan solo 18 días después del debut con la selección mayor, llegó su primer partido con la camiseta de River. Ya entonces, Mascherano tenía aspecto de señor mayor. Es como si la naturaleza hubiera modificado su físico para que este cumpliera de forma exacta con su apodo. En su cabellera, las entradas comenzaban a ganar presencia y las facciones de su cara hablaban de alguien que podría haber participado perfectamente en las Malvinas, aunque cuando acabó el conflicto todavía no había ni nacido. En el conjunto de Buenos Aires estuvo solo dos temporadas, suficientes para levantar el Torneo Clausura de 2004. Un campeonato emocionante que estuvieron peleando mano a mano con Boca Juniors hasta la última jornada. A los ‘Millonarios’ les valía con empatar en casa para salir campeones, pero ni siquiera lo necesitaron porque Boca perdió en San Lorenzo.
El Monumental, abarrotado, celebraba eufórico su título número 32. Los jugadores llevaban gorros gigantes con los colores de River, cantaban afónicos e incluso algunos se atrevían a montarse en el larguero de una de las porterías. Supongo que Mascherano se unió a la fiesta, pero vete a saber. A lo mejor estaba pensando en que había llegado tarde al cruce en una jugada ocurrida en el 12′. El ‘Jefecito’ no descansa. Ahora, ya retirado, no os extrañéis si algún día lo veis de pie frente a una obra, con las manos por detrás de la espalda e indicando a los trabajadores dónde tienen que colocar los sacos de cemento.