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Luces y sombras de ‘El Clásico paisa’

Atlético Nacional e Independiente Medellín protagonizan 'El Clásico paisa', uno de los partidos más calientes y esperados de todo el fútbol colombiano

ƒMedellín es una ciudad proyectada al mundo por culpa del narcotráfico. La fama de lo que en El Padrino se llamarían ‘Familias’ ha dado para series, películas y material cultural eterno así como en México tienen los narcocorridos. Quién no conozca a Pablo Escobar no es de Occidente. Pero como todo país castellano-parlante, el fútbol es religión.

En esta ciudad de Antioquia el Atlético Nacional y el Deportivo Independiente Medellín son los protagonistas del derbi. Conocido como el clásico paisa (paisa se refiere a los habitantes de Antioquia) ha sido el escenario de grandes rivalidades y la cuna de interesantes jugadores que más tarde pasaron por España e incluso levantaron títulos europeos.

 

Si hasta Maradona jugó para deleite particular del Patrón, qué no harían los que tenía a sueldo

 

El Atlético Nacional (simplemente Nacional para los colombianos) es sin duda el equipo mejor valorado en lo que a plantilla, ingresos y valor se refiere. Son los únicos que alcanzan los 20 millones de euros de valor total, mientras que su eterno rival apenas llega a los 15. La prueba de su grandiosidad es que ganó la Copa Libertadores la temporada pasada revalidando el trofeo de 1989, cuando Pablo Escobar era uno de los accionistas fundamentales del club. La relación era tan estrecha que cuando estuvo encerrado en La Catedral algunos de los jugadores en plantilla del Nacional acudieron para jugar partidillos. Si hasta Maradona jugó para deleite particular del Patrón, qué no harían los que tenía a sueldo.

De Higuita a Escobar

Hay jugadores salidos de las filas del Nacional que a día de hoy son recuerdos futbolísticos de pata negra. Es el caso del irrepetible portero René Higuita, nacido en el barrio de Castilla en el mismo Medellín, reconocido como uno de los mejores porteros de la historia de América Latina. Otro que sin duda todo futbolero recuerda es Iván Córdoba. Doce años defendiendo la camiseta del Inter de Milán hacen histórico a cualquiera, además de ser el primer colombiano en ganar la Champions. Y por supuesto, en las filas del Nacional también jugó el defensa Andrés Escobar, asesinado semanas después de meter un gol en su propia portería que valdría para eliminar a la selección colombiana del mundial de Estados Unidos. La propia web del Nacional le recuerda como “semidiós de la memoria colectiva”.

¿De qué equipo era Pablo Escobar?

El personaje más popular de la historia de Medellín y sus filias futbolísticas siempre han sido un debate recurrente. Siempre se ha creído que el narcotraficante era del Nacional, dado que en ciertos momentos incluso llegó a ser accionista importante del club. Incluso la popular y venerada serie Narcos así lo plasmaba. Fue su hijo el que recientemente desmintió esta creencia, asegurando que su padre era hincha del Independiente.

El Independiente de Medellín es un club menos menos laureado y menos rico. Es el hermano pobre, el vecino ruidoso.

El mayor hito que han conseguido a lo largo de su inconstante presencia internacional ha sido alcanzar las semifinales de la Libertadores en 2003. El Santos brasileño fue el verdugo que ahogó el sueño paisa. En Colombia han tenido más alegrías, consiguiendo levantar el trofeo hasta en seis ocasiones, la última vez en la 2015/16. Los colchoneros seguro que están, sin embargo, más familiarizados con este conjunto, dado que algunos de los jugadores referencia de los últimos años y fichajes estrella han salido de las filas del Independiente. El inolvidable Luis Amaranto Perea, protagonista de noches memorables y tardes circenses además del jugador (a día de hoy) no español con más partidos con la camiseta del Atleti. Otro fichaje sonado, aunque no dio la talla esperada, fue Jackson Martínez, el delantero centro que ha acabado jugando en China en lo que se esperaba que fueran sus años gloriosos.

El buen aficionado de Independiente recordará para siempre ‘la liga que no fue‘  de 1993. En la última jornada se disputaban el trofeo contra el Junior aunque su partido era contra el eterno rival, el Nacional. Al finalizar el derbi, el Independiente había ganado 1-0 con gol de Carlos Castro mientras que el Junior empataba a uno frente al América de Barranquilla. El conjunto de Antioquia empezó así a celebrar el triunfo creyendo que ese era el resultado final e incluso dio una vuelta al estadio celebrando la gesta. Habían pasado 36 años de la última liga conquistada. Sin embargo, en el último minuto, el Junior marcó y se llevó el título. Las caras de los jugadores, aficionados (e incluso eternos rivales) tuvieron que ser indescriptibles.

Años después, el equipo pasó apuros económicos y bordeó la quiebra en 1997, aunque se acabó recuperando para seguir la estela y rivalidad con el Nacional. En su último duelo, el empate a dos reflejó la igualdad que a día de hoy existe entre ellos, disputándose la liga mano a mano. Medellín tiene un derbi, Medellín tiene fútbol.