Hay apodos que surgen solos. De manera espontánea. No requieren demasiada preparación. Un día aparecen y ahí permanecen durante unos años. Algunos hasta para toda una vida. El mejor jugador que había en nuestra clase del instituto, por ejemplo, tenía el pelo largo y además era argentino, por lo que le llamábamos Messi en el patio. Sencillo. No necesitamos ninguna lluvia de ideas ni una historia enrevesada detrás. Nos bastó que un día nos regateara a todos y nos dejara sentados para que alguien dijera lo que pensamos todos en voz alta: “Hostia, que es Messi”. Y así le llamamos durante años. A Gonçalo Ramos le ha sucedido lo mismo. Su nombre ha sufrido un pequeño cambio de letras y ahora la gente lo ha pasado a llamar ‘Golaço‘ Ramos. Un juego de palabras de fácil explicación: el gol ha estado siempre de su lado y acumula decenas que se han colado por la escuadra. Sencillo.
Pero sobrenombres no hay uno solo y Gonçalo Ramos también se ha empeñado en ser conocido como el ‘pistoleiro‘. Cada vez que marca un gol, su celebración se resume en un solo gesto: colocar las dos manos en forma de pistola, llevarse los dedos índices a los labios y resoplar. Como John Wayne después de hacer suyo uno de los pueblos del viejo oeste, lo de Gonçalo Ramos es todo un homenaje al Western. Carga y dispara sin rodeos. Aun cuando parezca no estar sucediendo nada a su alrededor, Gonçalo se mantiene atento para, cuando la acción se desencadene y todo se vuelva atropellado, aparecer en escena y resolverlo todo de un disparo. Con la mirada fría, intacta, como si dijese: ‘sólo hago mi trabajo’.
Desde la salida en verano de Darwin Núñez, el delantero portugués parece empeñado en ser la próxima gran venta del club. Después de que el uruguayo saliera por más de 100 millones de euros, Ramos quiere llegar a valer lo mismo. Consagrado este año como titular, tan sólo ha hecho más que confirmar la apuesta: 25 goles y 11 asistencias en 40 partidos
El jugador del Benfica es así. Resolutivo, contundente. De la estirpe de delanteros que plantarían su tienda de campaña en el área y nunca saldrían de ella porque se encuentran como en casa. Como si fuesen en batín y zapatillas y se sentasen a leer un libro en mitad de una pelea, tranquilos donde pocos lo están, y no es para menos: Gonçalo Ramos supera el metro ochenta, remata bien de cabeza y es capaz de definir con su pie derecho como si se encontrase en mitad de un tiroteo o en un recital de claqué. El repertorio es amplio. De ejemplo, el hat-trick que marcó ante Suiza en el pasado Mundial. El primero, un disparo inapelable por la escuadra; el segundo, un remate al primer toque entre las piernas del portero; y el tercero, una picada suave al balón por encima del guardameta. Elige tu propia aventura.
Desde la salida en verano de Darwin Núñez, el delantero portugués parece empeñado en ser la próxima gran venta del club. Después de que el uruguayo saliera por más de 100 millones de euros, Ramos quiere llegar a valer lo mismo. Consagrado este año como titular, no ha hecho más que confirmar la apuesta: 25 goles y once asistencias en 40 partidos. Cifras de escándalo para ilustrar un currículum que ya empieza bien sólo con leer su nombre: porque a Gonçalo Ramos ahora se le conoce como ‘Golaço‘ Ramos, y es la gran esperanza del Benfica para reconquistar la liga y soñar en cotas más altas en Europa. Por ahora el delantero portugués va por muy buen camino y en Lisboa ya diseñan pancartas con su nuevo apodo.
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Fotografía de Getty Images.