“Cuando además de desgraciado, uno se siente opaco, cuando no queda sitio para la rebeldía, el sacrificio o la heroicidad, entonces hay que llorar sin ruido, porque nadie puede ayudar y porque uno tiene conciencia de que eso pasa y al final se retoma el equilibrio, la normalidad”, expresa el narrador protagonista de La tregua, de Mario Benedetti. Trasladando esta situación individual a una colectiva, bien podría aplicarse el caso a la selección de los Países Bajos durante el último lustro. Obligados por el pasado a clasificarse para los mejores torneos, los neerlandeses cosecharon estrepitosos fracasos en las fases previas de la Eurocopa y el Mundial. Lamentaron la ausencia a ambas competiciones desde casa, o tal vez desde una isla paradisíaca, en sus vacaciones de verano. Sin embargo, el tiempo ha devuelto a los tulipanes la normalidad gracias a una nueva y esperanzadora generación de futbolistas.
Ronald Koeman fue el elegido para liderar la renovación de la ‘Oranje’ en febrero del 2018, sustituyendo a Dick Advocaat en el cargo. El proceso de transición conllevó el adiós de muchas estrellas que habían llevado al país a la final de la Copa del Mundo en 2010 y a las semifinales en el 2014. Afortunadamente, una extensa camada de jóvenes subía con fuerza reclamando galones. Koeman tenía la misión de hacer encajar todas esas piezas y, poco a poco, fue lográndolo, combinando jugadores con más experiencia, como Virgil van Dijk o Jasper Cillessen, con jugadores más noveles, como Frenkie de Jong o Matthijs de Ligt. Louis van Gaal recordó en el #Panenka82 la importancia que tenía el trabajo del técnico: “Necesitas que los futbolistas tengan un buen nivel, ¡por supuesto! Pero el entrenador tiene que guiar y liderar el proceso de crecimiento del equipo”.
Los herederos del ‘fútbol total’ que cautivó al mundo en los 70 necesitaban readaptar la mentalidad ofensiva a las circunstancias actuales. “Tenemos muchos jóvenes de 18 años sin la madurez necesaria. Falta el físico y la mentalidad. Saber sacar lo mejor, aunque no siempre juegues bonito. A veces hay que defender más y ahí tenemos muchas dificultades”, explicó Koeman en una entrevista para Marca el pasado marzo. A partir de las ventajas y los inconvenientes, Ronald ha construido un equipo volátil, capaz de mutar de plan de juego según las necesidades. Sin mucha brillantez, pero con eficacia, los Países Bajos lograron ser finalistas de la Liga de Naciones (superando a Alemania y Francia en la fase de grupos) y clasificarse de nuevo para la Eurocopa.
El actual sistema de los neerlandeses es una especie de híbrido entre el fútbol ofensivo y el defensivo, aunque el primero se ha ido imponiendo gradualmente al segundo. Seguramente el nivel de los rivales, inferior en la fase previa de la Eurocopa (respecto a la Nations League), haya influido en este aspecto. Este sistema indefinido impulsado por Koeman pretende moldear al equipo ante las posibles situaciones que puedan darse durante un partido. De un fútbol más reposado a un fútbol más directo, de un fútbol más asociativo a un fútbol de contraataque. Paradójicamente, el seleccionador quiere que prevalezca el orden en cada uno de los planes. Asimismo, opta por una presión organizada pero no excesivamente elevada.
“Él puede crear superioridades, y también puede driblar y acelerar al inicio de la jugada. Esto es muy importante porque eventualmente te proporciona un hombre más que tu rival”, explica Van Gaal sobre Frenkie de Jong
El dominio del balón, una idea que se ha impuesto poco a poco, empieza desde Van Dijk y De Ligt. Ambos son claves en este aspecto, centrales de un gran nivel técnico capaces de jugar en corto y en largo según las necesidades. Simon Kuper, en el #Panenka82, definió muy acertadamente a De Ligt; un defensa con el “cuerpo de un encargado de mudanzas y el toque de un pianista”. El verano pasado, Louis van Gaal defendió en El País que “los armadores del juego deben ser los centrales y el centrocampista más defensivo”. Aquí entra en escena Frenkie de Jong, la pieza clave del esquema de la ‘Oranje’. “Él puede crear superioridades, y también puede driblar y acelerar al inicio de la jugada. Esto es muy importante porque eventualmente te proporciona un hombre más que tu rival”, explica Van Gaal.
El joven neerlandés, que todavía no ha podido destacar tanto en Barcelona como en el Ajax o en el combinado nacional, es imprescindible. Dirige al equipo como un director de orquesta, pues los movimientos de sus compañeros dependen de los que haga él. Marten de Roon y Georgino Wijnaldum, normalmente sus camaradas en el medio campo, actúan según dicte De Jong. Incluso el lateral izquierdo, hasta ahora una posición ocupada habitualmente por Daley Blind, se abre a la banda y se sitúa en posiciones más adelantadas para dejar espacio a Frenkie, que se sitúa como tercer central e inicia la jugada. “Siempre debes tener visión global y siempre debes poder ver el balón”, razonaba Johan Cruyff en su autobiografía. Esta es una de las mayores virtudes de De Jong, siempre atento y comprendiendo el fútbol de manera general, tanto en ataque como en defensa.
El centrocampista favorece las posesiones largas de los neerlandeses y tiene la capacidad de hacer avanzar el balón con facilidad, dotando de verticalidad al equipo. Tal y como explica Simon Kuper, los proveedores de OptaPro analizaron en el otoño del 2018 a más de 1.200 futbolistas con más de 2.000 minutos en las cinco grandes ligas europeas y la Eredivisie. El estudio constató que Frenkie de Jong fue el jugador que más regates hizo que sirvieron para hacer avanzar el esférico al menos diez metros en dirección a la portería contraria, con más de diez por partido. Wijnaldum o Van de Beek (que tienen la virtud de pisar el área en el momento oportuno), Bergwijn, Babel o Memphis Depay aprovechan las situaciones generadas por De Jong para hincar el diente.
El contraataque es otra de las variantes de la nueva ‘Oranje’, que aprovecha la velocidad de sus atacantes para causar problemas a las defensas rivales. Depay ha anotado muchos tantos de esta manera. Su posición de falso nueve, cayendo a banda para desbordar por el lateral o echando una mano en el centro del campo, es otra de las claves del equipo que ha confeccionado Koeman. En caso de no encontrar el gol, Luuk de Jong puede entrar para imponerse en el juego aéreo, como ocurrió en el partido frente a Irlanda del Norte (3-1), en la fase previa de la Eurocopa. El fichaje de Koeman por el Barcelona puede trastocar los planes del combinado nacional, que aún no ha anunciado su sustituto. El hasta entonces entrenador asistente, Dwight Lodeweges, dirigirá la selección en los próximos duelos de la Liga de Naciones, frente a Polonia e Italia.
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El nuevo técnico (han sonado nombres como Frank de Boer o el propio Louis van Gaal) tendrá la misión de consolidar el grupo y, a la vez, incluir poco a poco nuevas piezas. Los Países Bajos se han destapado como una de las mayores cunas de talento en los últimos años, algo que influirá inevitablemente en la selección. El lateral izquierdo del Twente, Owen Wijndal; el central del Ajax, Perr Schuurs; o el centrocampista del PSV, Mohamed Ihattaren, han entrado en la última convocatoria y podrían debutar en los próximos días. Esto es solo un indicio de la gran promoción de jóvenes que se avecina. Denzel Dumfries, Donyell Malen, Myron Boadu, Ryan Gravenberch, Calvin Stengs, Sven Botman, Teun Koopmeiners, Kjell Scherpen, Cody Gakpo o Naci Ünüvar son algunos de los muchos nombres que postulan a formar parte de la ‘Oranje’.
“Tenemos una buena escuela porque en el campeonato de Holanda no hay tanta presión y ahí los jóvenes pueden explotar y mejorar”, interpretaba Koeman. La Eredivisie ha propulsado la carrera de grandes estrellas, tanto autóctonas como extranjeras. Es un campeonato atractivo para los futbolistas recién salidos del horno, lejos del foco mediático y con un gran predominio del juego de ataque. En estas condiciones están ya curtiéndose los próximos ídolos neerlandeses. “El futuro de la selección neerlandesa es brillante”, expresó Koeman el día que se despidió del combinado nacional, al que tanto ha ayudado a recuperarse en los últimos dos años.
Empieza una nueva y prometedora era en los Países Bajos. El fútbol es cíclico: unas veces peleas por un Mundial y poco tiempo después ni siquiera te clasificas. Todos los equipos y selecciones han celebrado épocas doradas y sufrido crueles baches. Aun así, el fracaso de los tulipanes no dejó de ser traumático. Vivieron una compleja transición que, por suerte para ellos, ha acabado asentando las bases del futuro, dibujando un camino optimista a seguir. Nadie sabe aún dónde estará la cumbre, pero, por lo menos, la ‘Oranje’ y el fútbol vuelven a ser aliados. Del mismo modo que el protagonista de la novela de Benedetti, los neerlandeses ya disfrutan del equilibrio: “Hoy fue un día feliz; solo rutina”. Bendita normalidad.
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Fotografía de Getty Images.