Andros Townsend mete un balón al espacio, buscando la carrera de Wilfried Zaha, que por velocidad supera al jefe de la defensa del Sheffield United, John Egan. El control del futbolista marfileño no es excelente, pero gracias a la mala colocación de Ethan Ampadu, que no tapa la línea de pase, puede mandarla a la frontal del área, hacia Christian Benteke, que recibe solo y hace bueno un envío que le coge a contrapié. Como ya es habitual, la defensa de los ‘Blades’ no se coloca bien, deja espacios descubiertos y marca a los rivales desastrosamente, como Jayden Bogle a Jeffrey Schlupp antes de que este reciba el cuero de cara a la portería sin oposición -a parte del guardameta, claro-. El extremo del Palace remata de primeras y supera a Aaron Ramsdale para poner el 1-0 en el marcador. Solo llevan tres minutos de encuentro.
El frecuente fantasma de la derrota volvió a aparecer bien pronto un día más para los futbolistas del Sheffield United, que al finalizar la jornada 17 siguieron con tan solo dos puntos en su haber, un registro que les convierte en el peor equipo de la historia de la Premier League a estas alturas. En la campaña 2019-20 sorprendieron a todo el mundo con una meritoria novena posición que les dejó a cuatro puntos de la zona europea. Sin embargo, esta temporada el original estilo implantado por su técnico, Chris Wilder, no está dando los mismos resultados. Además del conocimiento de los oponentes del sistema de juego, existen múltiples factores que han desencadenado el declive de los ‘Blades’.
“Su juego requiere un perfecto estado físico, una plantilla con una gran capacidad de esfuerzo, trabajo y recuperación”, comenta el narrador de la Premier en DAZN Marcos Gumiel. Tal y como señala Gumiel, tras la reanudación de las competiciones después del primer confinamiento el Sheffield no fue capaz de recobrar su mejor versión. Aun así, consiguió los tres puntos en algún que otro partido, un logro que todavía no han obtenido en el presente curso. La crisis económica actual y la filosofía de la entidad, que en el mercado de fichajes suele priorizar a los futbolistas británicos, dificultó la llegada de grandes refuerzos.
“Mucha gente se está centrando en el cambio de guardameta para explicar los problemas de rendimiento. […] Para mí no es el motivo principal de los problemas del equipo”, analiza el narrador de la Premier League en DAZN Marcos Gumiel
LA CAÍDA DEFENSIVA
El cancerbero titular de la 2019-20, Dean Henderson, que fue una pieza clave en la plantilla de Wilder, volvió al Manchester United cuando finalizó su cesión. La portería quedó huérfana y el club contrató a Aaron Ramsdale, uno de las temas de debate sobre la situación actual del Sheffield. Gumiel analiza el cambio y pone en valor el trabajo del exjugador del Bournemouth: “Mucha gente se está centrando en el cambio de guardameta para explicar los problemas de rendimiento. Insisto en que hay una diferencia brutal entre Henderson y Ramsdale. El primero es un portero de primera categoría en cualquier liga del mundo, pero Ramsdale también es un porterazo. Para mí no es el motivo principal de los problemas del equipo”.
A pesar de que el cambio de Henderson por Ramsdale no explica la realidad del colista de manera total, sí puede ser uno de los factores que hayan influido en la desastrosa primera mitad de temporada, tal y como aclara el psicólogo de UPAD Psicología y Coaching Jaime Marcos Redondo: “Traer a otro portero, ya sea mejor o peor, afecta a la confianza, a la relación entre los miembros de la plantilla, a los automatismos. El fútbol es muy rápido y requiere muchos automatismos con tus compañeros que solo se consiguen tras un proceso de adaptación. No creo que sea una variable explicativa del bajón tan drástico, pero evidentemente puede influir”.
Aaron Ramsdale promedia unas 3,5 paradas por encuentro, la sexta mejor marca de todos los guardametas de la competición -teniendo en cuenta solo a aquellos que han jugado al menos la mitad de las jornadas-. Aun así, este registro induce al engaño, pues el Sheffield es uno de los combinados que más tiros recibe. “El curso pasado le disparaban desde posiciones más incómodas, más lejos, y en este los rivales llegan al área mucho más sueltos”, desgrana Gumiel. Esto explica por qué el contrincante necesita menos ocasiones para anotar. La defensa, que funcionó a la perfección en la 2019-20, comete más errores y favorece los remates desde posiciones más centradas. Además, la lesión de larga duración de Jack O’Connell, uno de los tres centrales titulares, ha acentuado la situación.
Según el narrador de la liga inglesa, “los problemas vienen de la falta de ayudas, del mal posicionamiento del centro del campo, de que no encaran bien el balón parado… La defensa bascula y se perfila realmente mal”. Así sucedió en el primer tanto que encajó frente al Crystal Palace en la última jornada disputada. “Si vas siempre al límite tienes todas las de fallar -razona Gumiel-, y más para el Sheffield, que ahora le sale todo cruz”. El club del condado de Yorkshire del Sur ha encajado 29 goles en 17 partidos, mientras que la temporada pasada la finalizó con un total de 39. “En una situación en la que todos están temblando, conscientes de cómo están jugando y los resultados que están obteniendo, es fácil que la defensa se convierta en un coladero”, esclarece Jaime Marcos.
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LA CAÍDA CREATIVA
Chris Wilder sigue apostando por los mismos defensores en la mayoría de jornadas. En cambio, prueba diferentes maneras de organizar el medio campo, donde se halla uno de los mayores quebraderos de cabeza según Gumiel: “Detecta que el problema nace de cómo piensa el equipo y cómo se sitúa. El Sheffield antes pensaba, defendía y atacaba en función de cómo lo hiciera su centro del campo, por intensidad, por colocación, por manejo de la pelota… Si el resto del equipo veía que la sala de máquinas funcionaba incluso los delanteros presionaban más”. Los futbolistas que solían actuar de medios el curso pasado no están al mismo nivel. Oliver Norwood prácticamente no tiene minutos, John Fleck no está siendo determinante, Sander Berge es útil pero le falta saber manejar los tempos del partido y John Lundstram vive una situación compleja porque finaliza contrato y no quiere renovar.
“Tener motivación ya depende de él mismo”, interpreta el psicólogo de UPAD sobre las circunstancias en las que se encuentra Lundstram. Jaime Marcos desarrolla las dificultades que puede tener una inminente finalización del contrato: “Tal vez el entrenador piensa que, como no ha renovado, ya no le importa el equipo, pero quizá el jugador está comprometido y percibe que se piensa mal de él. Así entramos en un bucle de violencia mental que es difícil detener. Es necesaria mucha comunicación entre el técnico y el futbolista, mucha transparencia también con el resto de compañeros para que sepan cómo está el asunto”. El hecho de no renovar puede afectar -o no- a la relación de Lundstram con el resto de la plantilla. La desconexión mental es frecuente en estos casos.
El Sheffield United, como ya se observó durante la temporada 2019-20, no es un conjunto que acumule mucha posesión. Sus puntos fuertes eran la cohesión, la fortaleza defensiva, la eficiencia en el área rival y la confianza, cuatro aspectos que han decaído en los últimos meses. Los ‘Blades’ mantienen la fidelidad a un estilo que dio buenos resultados, pero que a día de hoy carece de eficacia. Los centrales eran armas ofensivas que atacaban las bandas como puñales, doblando a los carrileros. Y los centrocampistas pisaban el área con mucho peligro, como Fleck y Lundstram, quienes finalizaron la liga con cinco tantos. El sistema se mantiene, pero la creatividad y el dinamismo no.
“Cuando tienes menos confianza, aunque sea de manera inconsciente, reduces el esfuerzo, porque piensas ‘si soy muy malo, para qué voy a correr más si no voy a ganar nadie’”, comenta el psicólogo. El nivel de activación de un futbolista afecta a la concentración y al rendimiento, y necesita estar en un punto óptimo para competir al mejor nivel. “Las malas dinámicas nos ponen unas malas condiciones para competir. Las rachas son también el resultado de procesos psicológicos”, ilustra Jaime Marcos sobre el estado de un Sheffield United que ha recibido varios golpes durísimos, como el tanto de Jamie Vardy en Bramall Lane sobre la bocina, que supuso el 1-2 definitivo; o el empate del Brighton en el minuto 87, en un encuentro que podría haber sido el primer triunfo de la temporada y, no obstante, finalizó 1-1.
A pesar de la desastrosa campaña, los dirigentes siguen confiando en Chris Wilder, el técnico que les llevó de tercera a primera división y estuvo a punto de meterles en Europa League. “Tiene gran parte de responsabilidad -esclarece Gumiel-, pero Wilder es una institución y hay que ser justos con su trabajo, con su trayectoria en el club. En Inglaterra, aunque ya no es igual en todas las entidades, es habitual tener paciencia y reconocer los méritos”. Según Jaime Marcos, por lo general, “cuando el prestigio, o directamente el sustento económico, se ve en entredicho, obtener buenos resultados todavía es más difícil. […] Un nivel de activación demasiado elevado -que equivaldría a un exceso de nerviosismo- estrecha la capacidad de atención y provoca tomar decisiones que no se tomarían en condiciones óptimas”.
LA CAÍDA OFENSIVA
Algo parecido le sucede al Sheffield United en la faceta ofensiva, pues el conjunto inglés tan solo ha anotado ocho dianas. El gol, tal y como manifiesta el psicólogo madrileño, es una habilidad muy difícil porque requiere un nivel de activación distinto que driblar, pasar o tirar un desmarque: “El delantero debe reducir el nivel de activación para aumentar sus capacidades de atención”. Oliver McBurnie y Lys Mousset -que está siendo investigado por el club por un accidente que sufrió al rebasar los límites de velocidad mientras estaba bajo los efectos del alcohol- no son capaces de recuperar su mejor versión. “Crean ocasiones, o cierto peligro, pero no las materializan”, comenta Gumiel. Entre McBurnie, Mousset, Fleck y Lundstram sumaron 22 tantos el curso pasado, mientras que en el presente la cifra se reduce a uno, obra de McBurnie.
El problema del Sheffield con el gol es evidente, aunque este curso la aportación de David McGoldrick ha aumentado -suma ya cuatro tantos, los mismos que anotó en toda la campaña 2019-20-. Aun así, sigue sin ser suficiente. “McBurnie está muy alejado de su mejor nivel, y ya no solo de cara a portería, sino que la seguridad que daba jugando de espaldas ya no es la misma. El equipo necesita un delantero que facilite el juego, que cuando reciban los carrileros esté en buena posición”, señala Gumiel sobre el joven ariete escocés, que promedia un 60,5% de acierto en los pases en esta temporada, un número que le sitúa como el jugador de campo -teniendo en cuenta solo los que han disputado más de la mitad de partidos- con el tercer porcentaje más bajo, solo por detrás de Shane Long y Christian Benteke.
Tal y como describe el narrador, en el sistema de Chris Wilder es imprescindible un delantero que oxigene la salida del balón: “El equipo defiende prácticamente en la frontal del área, entonces cuando roban, McBurnie o McGoldrick tienen que aguantar el balón para que el equipo salga. Y eso no está sucediendo”. Además la falta de ayudas y la poca intensidad en la presión aumentan la debilidad defensiva de los ‘Blades’. El fichaje del canterano del Liverpool, Rhian Brewster, por más de 25 millones de euros pretendía cubrir las necesidades goleadoras, pero la apuesta no ha tenido el éxito esperado. Por lo menos todavía. Las expectativas eran muy altas y no plasmaban al 100% la realidad de un futbolista que todavía sigue en fase de crecimiento. Y hay que tener en cuenta que “la formación muchas veces es poco compatible con el alto rendimiento”, explica Jaime Marcos.
Brewster, de tan solo 20 años, estuvo a un gran nivel durante los seis meses que estuvo cedido en el Swansea, donde marcó diez tantos en 20 partidos. No obstante, este curso todavía no ha logrado enviar un balón a la red en ninguno de los 13 encuentros en los que se ha calzado las botas. “El gol es muy difícil porque no es una acción que dependa al 100% del delantero, también depende del portero, de los jugadores rivales y de los propios compañeros. Los objetivos que consisten en marcar goles nunca están bien diseñados, porque para un delantero el objetivo debe ser desmarcarse, acertar pases, facilitar situaciones de disparo… Todo aquello que dependa más de uno mismo”, resume Jaime Marcos.
“Sería una gran noticia para la psicología que el equipo pudiese revertir esta situación”, medita el psicólogo Jaime Marcos
CAER Y LEVANTARSE
El Derby County de la temporada 2007-08 tiene el récord de la menor puntuación obtenida (11) en la historia de la Premier League. A este ritmo el Sheffield United podría empeorar el registro, aunque, como apunta Jaime Marcos, el equipo debe dejar en segundo plano la difícil misión de la permanencia y pensar en ir partido a partido, debe marcarse unos “objetivos a corto plazo que, eso sí, tienen que estar sustentados en algo que puedan lograr a largo plazo”. El psicólogo apostilla que ponerse una meta complicada genera mucha presión, una presión que siempre se potencia en el fútbol profesional: “La opinión pública pone todos los focos en ti, y más cuando estás a punto de hacer un récord negativo a nivel histórico [ser el conjunto con menos puntos en la primera mitad de la competición, una marca que a día de hoy posee el Sunderland del curso 2005-06, con seis]”.
El gran contraste entre la temporada pasada y la actual supone un shock porque, como explica el psicólogo, “ver que puedes dar más y no lo estás dando es bastante complicado a nivel mental, porque no lo entiendes, vives con la incertidumbre de no saber por qué antes todo funcionaba y ahora no. Es muy difícil escapar de esa espiral”. Jaime Marcos ve necesaria la formación psicológica de los jugadores “para prepararles para este tipo de situaciones y no tener que depender exclusivamente de la experiencia”.
Las 21 jornadas restantes determinarán el futuro del Sheffield United, un porvenir por el que deben empezar a luchar desde ya, pues el tiempo juega en su contra. “Sería una gran noticia para la psicología que el equipo pudiese revertir esta situación”, medita Jaime Marcos. La falta de creatividad, confianza y coordinación, la poca eficiencia ofensiva, las lesiones, la escasez de recursos y los graves errores defensivos han sumergido a los ‘Blades’ en una racha horrible y difícil de superar. Las circunstancias han teñido todo de oscuro y han creado un bucle constante de fracasos. Ya todo sale mal sistemáticamente. “Es muy probable que si el Sheffield no estuviera inmerso en esta dinámica —concluye Marcos Gumiel—, el primer gol del Crystal Palace nunca habría llegado”.
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Fotografía de Getty Images.