Podría hablar catalán, árabe, chino, alemán y castellano. Es posible que hable con fluidez muchos de esos idiomas, la verdad es que lo desconozco. De lo que sí estoy convencido es de que Jonathan Soriano habla el idioma del gol. Imposible dudar de ello, sabe decir gol en todas esas lenguas. A sus casi 34 años regresa al fútbol que le vio crecer, lo que parecía ser un Erasmus ha durado prácticamente una década. Como aquel que no va a salir de fiesta y al final se lía, esto pero triunfando cada noche. Se alargó el viaje, pero qué viaje ha sido. Me fui a por tabaco y terminé tirado en las playas de Cadaqués, esto pero perforando la red en cualquier liga.
Recuerdo estar sentado en el sofá cada jueves viendo los multis de la Europa League. Ya sabéis, no sé cuántos partidos de manera simultánea donde pasas de un campo a otro a la mínima ocasión o gol que sucede. Una puta locura, el clásico frenesí que a los tarados futboleros nos da la vida. Más aún si el que está de fondo es Jaume Naveira. Ahí estaba yo cada jueves y ahí estaba también el delantero catalán. Si uno piensa en la Europa League, uno de los equipos que primero le viene a la mente es el RB Salzburg. Jamás entraban en la Champions League, hacían todo lo posible para que yo me lo pasara bien los jueves a la tarde noche. Parecía que caían queriendo en las fases previas de la máxima competición continental con tal de darle sentido a mis jueves.
Y tanto que me hacían feliz. Llegaba el jueves y había dos cosas evidentes: día de Europa League y gol de Jonathan Soriano. No fallaba nunca. Ambos conceptos estaban tan unidos como Martín Cáceres y cualquier equipo del Calcio o como Bruno Alves y una patada a destiempo. Se trata de conceptos que por separado carecen de sentido o validez alguna. Conforme veía las actuaciones del catalán me hacía siempre la misma pregunta: “¿Qué hace este tipo jugando en Austria? Pero si es buenísimo”. Segundos después venía la segunda cuestión: “Este tío está para ir a la selección, no me jodas”. Cuando creía que estaba solo en esta batalla, vi que no era el único al que asombraba ver a Soriano militando en la liga austríaca cuando claramente estaba para mucho más. Pero no llegó ese sueño, de ahí se fue a China y después a Arabia Saudí.
Ya sea por falta de ofertas interesantes o porque realmente estaba bien en la otra punta del planeta, el regreso del delantero catalán ha tenido que retrasarse hasta 2019. Pero tranquilos, no desesperen, Soriano todavía tiene goles en su recámara por increíble que parezca. Lo que antes eran los jueves ahora pasarán a ser los sábados y domingos. Lo que antes era una competición europea ahora pasará a ser el barro de Segunda División. Total, qué más da. La cosa es seguir viendo al nueve haciendo lo que mejor sabe. Ya no es 2013 y tampoco lo volverá a ser, pero permitidme que apure a la cerveza mientras continúo diciendo en voz alta aquello de: “Este tío es buenísimo, ¿nadie lo piensa fichar?”.