Después de seis jornadas, la Fiorentina fue la encargada de bajar de las nubes un Inter que encabezaba una liga en la que nadie había conseguido arrancarle ni un punto. En duelo en el que se peleaba por el liderato, el conjunto de la Toscana apabulló a los neroazzurri desde el primer minuto de partido. Pero, a pesar de este resultado, el cambio del Inter sigue siendo evidente. Todo hay que decirlo, se ha visto hasta la fecha poco fútbol vistoso, pero un nuevo Internazionale parece haberse deshecho de los fantasmas del pasado. Exactamente lo mismo podríamos decir de Davide Santon, el lateral derecho de esta escuadra ‘renovada’, cuya carrera futbolística no veía la luz desde la última etapa gloriosa del equipo de Milán.
Que un técnico como José Mourinho piense que un canterano tiene un futuro lo suficientemente prometedor como para formar parte del Inter de la temporada 2009-10 es ya un buen presagio. Si ese Inter acaba siendo el primer y único equipo italiano capaz de ganar un triplete, todo parece más fácil. Davide Santon tenía 17 años cuando debutó con el primer equipo interista, aunque empezó a formar parte de la entidad cuando tenía solo 14 años. Polivalente (podía jugar en cualquiera de los dos lados) y con un físico más que preparado, llegó a arrancar de la boca del mismísimo técnico portugués una comparación con Paolo Maldini.
En caída libre
Todo iba sobre ruedas, hasta que el entrenador luso decidió dejar Milán en busca de una oportunidad mucho más glamurosa. Entonces, la conocida larga sombra de Mourinho pesó demasiado sobre el equipo y sobre el chico, que encadenó dos serias lesiones que frenaron indiscutiblemente su progresión. A partir de ahí, todo empezó a ensombrecerse. También para el Inter, que veía como en su banquillo iban sentándose técnicos, uno tras otro, incapaces de avivar aquella situación. Santon fue cedido al Cesena, donde tuvo actuaciones muy discretas, y, cuando durante el siguiente verano estuvo probando suerte de nuevo en el Inter, acabó siendo vendido al Newcastle, donde pasaría las siguientes cuatro temporadas sin destacar tampoco demasiado. Al Giuseppe Meazza llegarían serias plagas de lesiones, empezando con un doloroso crujido de rodilla de Diego Milito, que llevaría a la primera temporada sin Europa en 14 años, y se manifestaría una crisis institucional que solo se solucionaría a golpe de talonario indonesio.
Polivalente (podía jugar en cualquiera de los dos lados) y con un físico más que preparado, llegó a arrancar de la boca del mismísimo técnico portugués una comparación con Paolo Maldini
El periplo en medio de la nada parecía que se alargaría con Mancini al frente de la squadra, pero una alentada de buenos resultados en la recta final de la temporada pasada mantuvieron la idea del técnico italiano una temporada más. El Inter se acabaría quedando sin plazas europeas, pero Davide Santon ya volvía a formar parte de él. Dejó el Newcastle porque, como le advirtió en su día Mourinho en una rueda de prensa, nunca debió haberse ido del Inter. “Cada vez que encuentro a alguien que lo tiene todo para convertirse en un ‘jugador top’, yo nunca le doy la espalda y le de doy una oportunidad”, se lamentaba el portugués cuando el chico no acababa de encontrar su sitio en Inglaterra, y en referencia a las oportunidades que él mismo le dio cuando aún era un adolescente. En cuanto apareció un mínimo indicio de ‘repesca’, Santon ni se lo pensó. Volvía a casa. Y el acuerdo no le ha ido nada mal a ninguna de las dos partes. Mientras en Italia el Inter ha sido la indiscutible sorpresa del arranque del campeonato, los aficionados interistas todavía no se acaban de creer que uno de sus jugadores más en forma sea precisamente Santon, mucho más maduro, regular y seguro que aquel chico que abandonó el equipo con la etiqueta de ‘falsa promesa’. El último jugador, por cierto, que queda de aquel plantel que se hizo con el triplete hace ya seis años.