PUBLICIDAD

Hugo Maradona, el benjamín fugaz

El 28 de diciembre de 2021 nos dejó Hugo Maradona, el hermano pequeño de Diego, que también hizo carrera en el fútbol, pasando por un sinfín de clubes

Años después, admitirían que apenas le habían visto jugar. Pero el reclamo del apellido era tan potente que no pudieron resistirse. Los directivos y el entrenador del Rayo, el inolvidable Felines, presentaron en el verano de 1988 a Hugo Hernán Maradona como fichaje estrella -con permiso del malogrado Cunningham, que también se incorporaba al equipo- y con el objetivo de subir a Primera.

Obviamente, Hugo no era el primer Maradona que desembarcaba en España, pero tampoco el segundo. Su hermano Raúl ya jugaba -es un decir- en el Granada. “Hugo es tímido, callado y con una técnica excepcional, pero presenta el mismo defecto que relegó a su hermano Raúl a la suplencia, una precaria forma física”, relataba Juan Carlos Crespo en su crónica para El País. El interesado pronunció una frase aún más jugosa. “Quiero quedarme muchos años en Vallecas, pero no quiero que me pase lo a que mi hermano Diego, que luego se cansa de un equipo y no puede abandonarlo”. También puso mala cara cuando le invitaron a posar con la camiseta del Rayo. “¡Che, se parece a la de River!”.

Nueve años menor que Diego, Hugo ‘El Turco’ Maradona había firmado por el Nápoles años atrás, procedente de Argentinos Juniors y recomendado por su hermano. Pero nunca llegó a jugar en San Paolo. Estuvo un año cedido en el Ascoli antes de vivir sus dos temporadas como rayista. No le fue mal al principio (35 partidos, seis goles y ascenso) pero ya en Primera, se diluyó: lesiones, desencanto y una apatía imposible de remontar, aunque dejó tres pinceladas en forma de goles, uno de ellos al Atlético, en un 4-4 de locos.

 

“Quiero quedarme muchos años en Vallecas, pero no quiero que me pase lo a que mi hermano Diego, que luego se cansa de un equipo y no puede abandonarlo”

 

Se fue al Rapid de Viena, prólogo de un catálogo de equipos semidesconocidos en los que intentó sobreponerse a su propio apellido. Pasó por Venezuela -donde sus compañeros le miraban mal porque era el único que cobraba en dólares- y Uruguay antes de desembarcar en Japón. Ya retirado, se instaló en el sur de Italia, donde se casó con una italiana.

Su último regate -amago, más bien- se lo hizo a la política. Posó con los líderes de Napoli Capitale, un partido de centro derecha que concurre a las elecciones municipales y que imprimió carteles con su foto. ‘Solo Napoli Capitale tiene un Maradona para volver a hacer grande la ciudad’. Pero a la hora de repartir cargos, Hugo lo tenía complicado: no poseía la nacionalidad italiana, el país donde, prematuramente, se fue de este mundo a los 52 años.

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Este texto está extraído del #Panenka112, un número que todavía puedes conseguir aquí.