PUBLICIDAD

Horizonte o abismo para el Olympique de Lyon

En las puertas de 2024, el OL abre el año disputando la última competición que le vio brillar, hace ya doce cursos. Una oportunidad para recordar el prestigio perdido en los últimos tiempos

olympique de lyon

Los comienzos siempre son duros. Que se lo digan a aquellos que el día 1 de enero tuvieron que ir a dar el callo y servir mesas a quienes no tienen ganas de cocinar tras la última noche del año. Los nuevos años disfrazan de Áve Fénix las voluntades de quienes buscan argumentos o motivaciones externas, como si el cambio de dígito fuera a acercar los objetivos de por sí. Como si el azar o la fuerza de voluntad dependieran del calendario gregoriano. Para equipos como el Olympique de Lyon, 2023 fue un año aciago, en el que acabaron por deformarse los objetivos que plantea un histórico de Francia al comienzo de cada temporada.

Las salas de trofeos no entienden de rachas y los resultados no se alimentan del prestigio de años pasados. Que se lo digan a una afición acostumbrada a lidiar con las más altas esferas futbolísticas y que ahora vaga con cierta desidia por los campos de Francia. Las sensaciones, a comienzo de temporada, no podían ser peores. Uno de los equipos más galardonados de Francia, habitando la zona de descenso y, lo que es peor, mereciéndolo. Para un club al que apoya un alto porcentaje de aficionados en toda Francia, naturalizar una racha tan negativa parece una historia de ficción. Si bien es cierto que la deriva parecía amenazar desde hacía años, la marcha de Aulas, presidente histórico del OL, fue la guinda de un pastel tétrico para los aficionados del equipo galo.

 

Faltos de talento puro y con la necesidad de encontrar una idea que potencie a su plantilla, el OL se enfrentará a su historia en un 2024 que les pone al frente de una encrucijada

 

Hubo un tiempo en el que viajar a Lyon era una ardua tarea para casi cualquier equipo en Europa. La senda hasta el Stade Gerland (casa del OL hasta 2015, antes de su marcha al actual Parc Olympique Lyonnais) eran pasos sombríos que hacían temblar hasta al más pintado. Nunca sabías lo que podía pasar. A comienzos de la década de los 2000, el equipo de Lyon era una potencia de Europa y parecía que su nivel le podía hacer alcanzar pronto a los gigantes de Saint-Étienne o Marsella. En 2008, años antes del monstruoso paso del PSG por la Ligue 1, eran siete los títulos de un equipo que solo parecía ser amenazado por actores de reparto que aparecían con fuerza de manera repentina (Girondins) o viejos ídolos recordando tiempos mejores (Nantes o Mónaco).

Ya con los dos pies en 2024, el Olympique de Lyon se enfrenta a nuevos retos en viejos buenos recuerdos. El último título logrado por el equipo fue la Coupe de France en 2012. Conseguir títulos no parece posible en el momento de inestabilidad actual, pero la visión de hacer un buen papel en copa es un aliciente necesario para mejorar a todos los niveles, sabiendo que hay mucho que mejorar en muchos ámbitos, empezando por el mental, si quieren seguir en Ligue 1 y no recordar tiempos más oscuros, como los vividos a comienzos de los 80, cuando en 1983 descendieron de categoría. Un camino que empezará en Pontarlier, una pequeña ciudad casi limítrofe con la frontera francesa con Suiza.

 

El equipo no tiene la capacidad de atraer talento que tenía hace años y, a pesar de que los últimos resultados los han sacado del descenso, el tonteo con la Ligue 2 no acabará a no ser que cambien demasiadas cosas

 

El CA Pontarlier va séptimo de catorce en la National 3, el quinto nivel del fútbol francés. Una mitad de la tabla digna para evitar los sobresaltos. El delantero centro del equipo, Jordan Renaudin, de solo 22 años, nació con el OL siendo el dominante absoluto del fútbol francés. Seguramente creció viendo cómo sus equipos fueron liderando cada año, hasta que la caída en desgracia se cebó con los de Lyon. El domingo tendrá la ocasión de probarse ante un OL venido a menos, con Pierre Sage como entrenador interino tras la salida de Fabio Grosso a finales de noviembre.

El equipo no tiene la capacidad de atraer talento que tenía hace años y, a pesar de que los últimos resultados los han sacado de la zona de descenso, el tonteo con la Ligue 2 no acabará con la llegada del nuevo año a no ser que cambien demasiadas cosas a nivel deportivo y estructural. Faltos de talento puro y con la necesidad de encontrar una idea que potencie a su plantilla, el OL se enfrentará a su historia en un 2024 que les pone al frente de una encrucijada. Ser Thelma y Louise ante el precipicio o encontrar una vía segura para seguir, con la esperanza de que el horizonte no termine de manera abrupta para quienes otrora dominaban los cielos.

 


SUSCRÍBETE A LA REVISTA PANENKA


Fotografía de Getty Images.