“Alea jacta est” (Julio César)
Ha llegado el final, el emperador mira al cielo de Roma con amor y dice hasta siempre. Francesco Totti abandonará el club de su corazón a los 40 años, poniendo así punto y final a una trayectoria futbolística marcada por la lealtad y el honor hacia un equipo durante 25 años. El delantero pisó el césped con la camiseta romana siendo un niño, para acabar convirtiéndose en leyenda. Es ejemplo, es gloria, es orgullo y es capitán, el ‘diez’ será eterno.
Totti creció en un barrio de la capital junto a su hermano, Ricardo Totti, con el que jugaba al balón en casa. Cuenta Ricardo en un reportaje concedido al Canal + que jugaban en un pasillo muy estrecho, de puerta a puerta y… a veces rompían cuadros. Uno de los datos curiosos es que el campo de fútbol en el que Francesco dio sus primeras patadas a un balón quiso ser derruido y varias personas se encadenaron a la puerta para evitar su derribo –lo consiguieron–.
Italia ha tenido el lujo de poder ver todos estos años a un estandarte del fútbol. Totti llegó a la escuadra en el 1989, ingresando en la categoría de juveniles. Su entrega y su sacrificio le hicieron llegar al primer equipo, donde tuvo que pelearse por un puesto entre los mejores delanteros. Debutó en la Roma con tan sólo 16 años, comenzaba por aquel entonces una historia de amor eterno. Muchos son los que lo intentan, los que llegan hasta ahí, pero la lucha sin descanso le hizo conseguir lo más importante: la regularidad. Un tipo con talento, pasión y sentimiento, peleando cada balón hasta la última gota de sudor. El paso de los años hizo que Totti se fuera asentando en el primer equipo, tomando el brazalete de capitán en el 1997.
Sus vitrinas no están llenas de títulos, no es el hombre de los cuatro balones de oro. Totti prefirió la lealtad a Roma. “Si me hubiera ido al Real Madrid habría ganado tres Champions, dos Balones de Oro y muchas otras cosas, pero prefiero lo que he hecho…”. Esta frase define al punta italiano. Su decisión fue firme, dejando de lado los títulos y dandole mucha más importancia a los sentimientos. Dejando de lado el dinero por el escudo de su vida. Con la AS Roma consiguió levantar la Serie A en el año 2001 –a las órdenes de Fabio Capello– y las dos Copas en 2007 y 2008, títulos en los que fue uno de los grandes protagonistas. En el aspecto individual, levantó la Bota de Oro en el año de su primera Copa –2007–. Defendiendo la camiseta de la selección italiana destaca el Mundial de Alemania en 2006.
Los grandes jugadores del mundo se han rendido a los pies de ‘Il Capitano’. Leo Messi, en la felicitación de su cumpleaños, afirmó que “siempre te admiré y que el día que te conocí mucho más todavía”. El argentino, el astro, tampoco pudo ocultar su admiración ante el hombre que en unos meses pasará de ser un profesional a ser una leyenda viva de Roma, de Europa y del planeta Tierra. Del Piero, otra de las leyendas del fútbol italiano, comentaba que “recuerdo mucho los momentos que vivimos juntos. Tuvimos el honor de ser rivales, capitanes de nuestros equipos y representar la gran rivalidad que existe entre Roma y Juventus. Totti sabe que le tengo mucha estima y, sobre todo, respeto”.
Ídolo en el mundo, ídolo en su cancha. Ejemplo de niños. Así se cierra un capítulo en la historia del fútbol. Uno de esos capítulos que te entristece por saber que es el último, pero que te deja un sabor muy bueno en la boca porque has disfrutado de todos los anteriores como nunca. Se va el capitán, el hombre eterno, y nace la leyenda. Gracias por todo, Francesco. “Roma, para mí, es el mundo. Este club, esta ciudad, han sido siempre mi vida”.