El asentamiento de una perla de la cantera en el primer equipo siempre es algo especial. Un regalo caído del cielo a coste cero por lo futbolístico, pero también la creación de un estrecho vínculo entre afición y jugador por lo sentimental. Porque lo sientes parte de ti, juega en el equipo del que es aficionado y, como tal, celebra éxitos y llora fracasos igual que todos aquellos hinchas que lo hacen desde la grada. El club de su vida también es el de la tuya y eso provoca el surgimiento de una relación especial, única e incomparable a la que se erige con la llegada de un fichaje. Si a ese cóctel le añades el ingrediente de pertenercer a la tierra en la que juega el equipo, en unos tiempos donde la escasez de canteranos es habitual y los equipos, muchas veces, forman una amalgama compleja de jugadores, la predilección que vas a sentir por ese futbolista es total e inevitable.
Pocos equipos en el mundo pueden jactarse de haber forjado a su máxima estrella en la cantera. El Celta, sí. Iago Aspas, olívico de cuna, ha sido el hombre gol del conjunto vigués temporada si y temporada también hasta el punto de convertirse en el máximo goleador de su historia. A sus 35 años, sin embargo, se encuentra llegando al último tramo de su carrera. Por ello, los celtistas requieren de un nuevo ídolo, a la altura del de Moaña, con el que sentirse identificados y estampar su nombre en la mayoría de camisetas azul cielo. Gabriel Viega Novas, nacido en Porriño y toda una vida dedicada al Celta, cuenta con todos los requisitos necesarios para ocupar esa futura vacante y está ganando enteros a base de fútbol y goles.
“Tiene 20 y ya está cansado de soñar”, canta Nino Bravo en Libre. Gabri Veiga ya no sueña porque lo ha logrado. Ese sueño de muchos estudiantes de Periodismo y amantes del fútbol -como él- que deciden optar por el camino de la comunicación deportiva para poder dedicarse al deporte desde otra perspectiva -como yo-, tras ver frustrado su deseo de triunfar como futbolista profesional. El mediocentro gallego ha cumplido la veintena afincándose a la titularidad ‘celtiña’. Desde su debut como titular en Balaídos frente al Barça, un primero de octubre de 2020, de la mano de Óscar García, ha sido el recientemente destituido Coudet quien lo ha rescatado definitivamente del filial y le ha dado un rol importante en el centro del campo del Celta.
Gabri posee la etiqueta de ‘ofensivo’ pero también es sacrificado en labores defensivas, realizando un gran despliegue físico en los encuentros
Sus condiciones han casado muy bien en el esquema 1-4-1-3-2 que proponía el ‘Chacho’, incrustándose por delante del pivote y siendo la primera opción de pase por dentro, acompañado de los dos volantes que aportaban mucho control a la posesión. Su función es similar a la que tenía Denis Suárez antes de que fuera apartado. No obstante, es polivalente y puede adaptarse a diferentes posiciones. En el filial se le he llegado a desplazar a la banda o incluso a la posición de pivote, como primer hombre en la salida de balón. Gabri posee la etiqueta de ‘ofensivo’ pero también es sacrificado en labores defensivas, realizando un gran despliegue físico en los encuentros, ayudado de una amplia zancada que le permite llegar a esos balones que, normalmente, no entran en el radar de los jugadores de su posición.
Gabri Veiga destaca principalmente por su descaro, por no achantarse ante situaciones adversas. Al contrario, se crece. A la combinación de su gran visión de juego dándole fluidez al mismo se le añade su facilidad para el gol, sobre todo cuando se atreve a disparar desde fuera del área. Tanto es así que dos de sus tres tantos esta temporada llegaron de un chut alejado del área de castigo. No se lo piensa dos veces.
Mente y fútbol se encuentran entrelazados. Aspectos como la motivación, el control emocional, la concentración o la autoconfianza juegan un papel fundamental a lo largo del desarrollo de la carrera de un futbolista. Pero también el saber tener los pies en el suelo, cuando la fama y el dinero llegan a una edad muy prematura, el matiz mental y familiar es muy importante. Afortunadamente, el porriñés tiene interiorizados estos factores desde niño. Su entrenador en el Juvenil A del Celta, Jorge Cuesta, hizo hincapié en La Voz de Galicia en esa personalidad y madurez del chaval, impropias de su edad: “Es el típico niño al que te gusta entrenar porque es buena gente, no tiene la maldad de otros ni se lo cree”.
Porque Gabri es calidad, es profundidad, es verticalidad y es criterio. Una irrupción que cautivó a Coudet, que pretende conquistar a Carlos Carvahal y que incluso ha llegado a los ojos del seleccionador español, Luis Enrique. El gallego se ha colado en la prelista de 55 futbolistas para el Mundial de Catar 2022 y, aunque sus posibilidades son exiguas, se trata de una gran notícia a medio-largo plazo y deja constancia de que está en el buen camino. Mientras tanto, en Vigo, los aficionados apelan a la cantiga de amigo del trovador gallego del siglo XII, Martín Codax, ‘Ondas do mar de Vigo’, una típica composición poética galaicoportuguesa en la que se pregunta a Dios si la llegada de su amigo, su amado, su ídolo, llegará pronto. “Ondas do mar de Vigo, se vistes meu amigo? E ai Deus!, se verra cedo?”(“Ondas del mar de Vigo, ¿visteis a mi amigo? ¡Ay Dios! ¿Vendrá pronto?”). Parece que sí. El nuevo príncipe de Balaídos, Gabri Veiga, se convertirá en rey, cuando el ‘Mago’ de Moaña abdique.
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Fotografía de Getty Images.