El 26 de mayo hará 20 años que el Olympique de Marsella conquistó la Copa de Europa. Este título significaba la cúspide de un inolvidable ciclo del conjunto francés y hasta ahora, la única ‘Orejona’ ganada por un equipo galo.
La gran metamorfosis que está protagonizando el Paris Saint-Germain, que pretende convertirse en uno de los mejores de Europa, parece una respuesta al sentimiento de inferioridad que tienen en Francia al comparar los éxitos internacionales de sus clubes con los de los países vecinos. Este intento por ensanchar la leyenda del balompié galo empieza a dar sus frutos en el conjunto parisino, que tendrá que luchar por romper una aferrada batalla que protagonizan actualmente España y Alemania por dominar el mundo. Aun así, el PSG no sería el primero en conseguir llevar el fútbol francés a la cima de Europa; el año 1993 hubo un equipo que se interpuso en la hegemonía del mítico ‘Dream Team’ y el Milan de Sacchi. El Olympique de Marsella.
La historia del Marsella es la historia de un conjunto que protagonizó uno de los ciclos más prolíficos del fútbol del viejo continente y que llegó a alcanzar la gloria con un equipo humilde que combinó el fichaje de estrellas con un plantel de lujo. Por su rebeldía, por la manera como irrumpió en el escenario del fútbol internacional y por lo que significó no sólo para los marselleses, sino para todo el mundo, el Olympique de Marsella de principios de los 90 fue bautizado por muchos como “La Segunda Revolución Francesa”.
Todo empezó cuando…
La temporada 1989-90 el presidente del Marsella, Bernard Tapie, decidió que el suyo sería un equipo de ensueño y, para ello, fichó a un tridente ofensivo que resultó ser letal; los franceses Jean Tigana y Jean Pierre Papin y el uruguayo Enzo Francescoli. Estos, acabaron de completar una plantilla en la que empezaban a destacar los jóvenes que formaron la que se dice que fue la mejor generación de franceses de la historia: Manuel Amorós, Carlos Mozer, Chris Waddle y Didier Decshamps. La temporada siguiente, volvieron dos de las figuras más populares de aquél entonces: Abdei Pelé y Eric Cantona. Si Pelé se integró en el mejor Marsella de todos los tiempos, Cantona apenas estuvo una temporada, con más escándalos que juego de por medio. A ellos se sumaron Stojkovic y Basile Boli, quien acabaría marcando el gol más importante de la historia del Marsella.
El ‘Dream Team’ y el Milan de Sacchi estaban un peldaño por encima del cuadro francés. Pero un famélico Marsella logró romper todos los pronósticos la temporada 1992-93
Hasta el 1993, fueron varios los jugadores que abandonaron el club y otros los que pasaron a formar parte de la entidad. El campeón mundial Rudi Völler, Boksic, Desailly o Suzée se habían sumado a la aventura francesa. Este equipo, más compacto y experimentado, mantenía las mismas bases de juego y todos los títulos nacionales que levantó durante años hacían pensar que esa generación, con ganas de comerse el mundo, podía llegar a escribir el mejor episodio de la historia de un equipo galo. Y llegó el día en que Francia dominó Europa.
David venció a Goliat
Por mucho que el dominio marsellés en su liga nacional fuera indiscutible, la repercusión mediática y el nivel internacional que habían alcanzado el Barcelona con el Dream Team o el Milan de Sacchi estaban un peldaño por encima del cuadro francés. Pero este famélico Marsella logró romper todos los pronósticos la temporada 1992-1993.
Acabó primero en la fase de grupos de la Copa de Europa y accedió a la final que disputaría contra el Milan. El conjunto italiano, que estaba dispuesto a ensanchar su copiosa carrera europea arrebatándole su momento de gloria al Marsella, contaba con estrellas como Rijkaard, Van Basten o el mismo Papin. Este último, entendió esa noche que le había faltado paciencia en Francia, ya que se había marchado a Italia hacía apenas un año con la ambición por ganar títulos europeos. La cita tuvo lugar en el Olímpico de Munich. El Milan, que llegaba invicto a la final de la ya rebautizada Liga de Campeones, partía con la etiqueta de favorito esa noche. Aun así, el Marsella contaba con el apoyo de aficionados al fútbol de todo el mundo, que estaban ansiosos por ver como el pobre derrotaba al rico, como el débil se hacía fuerte para vencer a un gigante como el Milan
El cabezazo que Boli envió al fondo de la red milanista en el minuto 43 de juego fue suficiente para inscribir esa Champions en los anales del cuadro marsellés, que se convertía en el primer equipo francés en lograrlo. Hoy en día, ningún otro club galo ha vuelto a levantar la Orejona.
Todo acabó cuando…
Sin embargo, el idilio de los maravillosos años del Marsella se vio truncado por dos escándalos con nombre propio. Pocos meses después del alirón de Munich llegó el primer desengaño para la afición marsellesa y para todo aquel que se había enamorado del ‘humilde’ equipo que proclamaba que con trabajo había alcanzado el éxito.
Bernard Tapie, que seguía siendo el presidente del club, consiguió que la época con más éxitos del Marsella resultara también la más lúgubre. Se destaparon amaños de partidos, sobornos y corrupción en la temporada 1992-93 promovidos por el mismo Tapie. Aunque estos no afectaron a la consecución de aquella Champions, catapultaron al equipo a segunda división al mismo tiempo que se ponía en duda la profesionalidad de los jugadores que habían logrado la hazaña.
Al cabo de unos años, concretamente en el 2006, llegó el otro escándalo de la mano de Jean-Jacques Eydelie. El interior derecho que jugó aquella final europea en las filas del Marsella declaró al diario francés L’Equipe, que todos los jugadores del OM, excepto Völler, se doparon antes de disputar el decisivo encuentro ante el Milan.
Casi 13 años después del mayor éxito del fútbol galo, la historia del Marsella quedaba completamente manchada. Incluso el propio Milan, el gran derrotado ese 26 de mayo de 1993, pidió que se investigara el caso y que se le adjudicara esa Champions, que hubiera supuesto la séptima Liga de Campeones ‘rossonera’. Pero el destinó prefirió que siguiera siendo la única que llena las vitrinas de toda Francia.
El descenso a segunda del Marsella significaba el fin de una etapa que será recordada para siempre pese a los escándalos que eclipsaron los maravillosos años del equipo. Un club que fue capaz de reinar en Francia con cinco Ligas consecutivas, una Copa de Francia y finalmente, una Liga de Campeones. Esta última, la más importante, acabó siendo el punto de inflexión de un ciclo que acabó de manera repentina, pero que fue muy bonito mientras duró.
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