“La coreografía estuvo por encima del partido inaugural de la Eurocopa. Wembley era todo pompa y circunstancia, un escenario solemne que no mereció el juego que ofrecieron Inglaterra y Suiza. Los ingleses volvieron a desautorizar cualquier conato de progreso en su fútbol”, relató Santiago Segurola en la crónica de El País del partido que inauguró la Eurocopa de 1996. Inglaterra, la selección anfitriona, se adelantó por mediación de Alan Shearer, pero Suiza arañó un empate. El partido, arbitrado por el asturiano Manuel Díaz Vega, supuso el debut en una Eurocopa de Suiza, que dos años antes, en suelo estadounidense, había sido goleada por España en los cuartos de final del Mundial (0-3).
El equipo de Terry Venables, con 21 jugadores de la Premier League y dos foráneos (Paul Gascoigne, en el Glasgow Rangers, y Paul Ince, en el Inter), se recompuso en la segunda jornada, con un 2-0 contra Escocia con goles de Shearer y Gascoigne, y reafirmó su mejoría en la tercera y última fecha de la fase de grupos, con un 4-1 contra Países Bajos. Shearer y Teddy Sheringham firmaron un doblete cada uno para frustración de la zaga neerlandesa, formada por Michael Reiziger, Danny Blind y Winston Bogarde como escuderos de Edwin van der Sar. Patrick Kluivert, de 19 años, maquilló el resultado para el cuadro de Guus Hiddink. Inglaterra fue primera de grupo por delante de Países Bajos y Escocia.
España había quedado encuadrada en el grupo B, dirigida por Javier Clemente y con una selección formada por 23 jugadores de LaLiga: cinco del Real Madrid, cuatro del Atlético y del Barça, dos del Deportivo de la Coruña y del Valencia y uno del Athletic Club, el Betis, el Sporting de Gijón, el Tenerife y el Zaragoza. José María Aznar habló diez minutos con Clemente para desear suerte a la selección, en la víspera de su debut en la ciudad de Leeds. “Los bares y pubs de Leeds, ciudad que acoge a la expedición española, están a la greña con las autoridades. Al igual que en el resto de sedes de la Eurocopa tienen prohibido abrir sus puertas los días de partido, pero algunos ya han anunciado que tendrán sus barras abiertas todos los días”, contó El País. El rival era Bulgaria, semifinalista en el Copa del Mundo de 1994.
El País reunió a Lubo Penev y José Luis Pérez Caminero, compañeros en el Atlético. “Mi ventaja es que me puedo aprovechar del idioma. Y vosotros, no. A mí, si no me piden el balón en búlgaro, no lo doy. Pero yo lo puedo pedir en español”, dijo en tono de broma el primero. “Sí, pero me conozco tu voz de memoria. La verdad es que va a ser una sensación rara. Te saludaré antes, te despediré después, pero durante el partido, ni agua. Y si te tengo que dar una patada… tampoco será muy brusca”, contestó Caminero. La entrevista concluía con la voz de Penev: “En el campo no existe la amistad. Los amigos son los que llevan la misma camiseta”.
“No tenemos miedo a Inglaterra”, reconoció Clemente. Y admitió que si pudiera dejar dos jugadores ingleses fuera de concurso serían Gareth Southgate y Steve McManaman
En la previa Ramon Besa avisaba que “Bulgaria ha dejado de ser una de esas selecciones que viajan con billete de ida y vuelta para moverse en avión privado”. Y el equipo se adelantó por mediación de Hristo Stoichkov, entonces jugador del Parma. Firmó, de penalti, el primer gol de Bulgaria en la Eurocopa, en el debut histórico del país en la competición. Antes del partido había dicho que “los catalanes van con Bulgaria”. En el 74′, Alfonso Pérez celebró el definitivo 1-1. “De los tejados de Elland Road colgaban dos pancartas: ‘El fútbol vuelve a casa’. No ayer, en una tarde infame para el juego o lo que fuese aquello. Fútbol no fue, porque se requiere algo más que un campo, unas líneas, dos porterías, 22 hombres y un árbitro. En Leeds el sopor invadió todo. El encuentro se fue entre bostezos”, aseguró Santiago Segurola.
La hemeroteca también recoge los enfados de Clemente con algunos periodistas, tachados de “sinvergüenzas”, además de otros hechos relacionados con el equipo: “Una joven y guapa policía rubia acompaña en todo momento a los jugadores de la selección española. Está con ellos en los entrenamientos y hasta en sus horas de descanso. La policía no dudó tampoco en compartir con algunos futbolistas unos minutos de jacuzzi y en acompañarlos a un centro comercial para realizar unas compras”.
El segundo partido, “árido como una piedra”, según Segurola, fue con Francia. Youri Djorkaeff dio ventaja a la selección francesa, capitaneada por Didier Deschamps, a pase de Christian Karembeu, pero en el 86′ Caminero superó a Bernard Lama para arañar un punto clave. La misma noche se celebró una boda en el hotel de España, “en una capa instalada especialmente para ello”, según El País: “Inicialmente los novios habían contratado los salones del hotel, pero al saber que España estaba allí concentrada optaron por esta solución. La federación y el Corte Inglés han corrido con los gastos de la carpa, que han ascendido a 800.000 pesetas”.
Y el tercer partido fue con Rumanía. Javier Mandarín adelantó a España, pero a la media hora empató el jugador del Espanyol Florin Răducioiu. No era el único nombre rumano en LaLiga. También jugaban en España Miodrag Belodedici, del Villarreal, Gica Popescu y Gica Hagi, del Barça, y Ovidiu Stîngă, del Salamanca. Ese mismo verano Constantin Galca ficharía por el Mallorca y poco después Daniel Prodan, Bogdan Stelea, Adrian Ilie e Iulian Filipescu recalarían en el Atlético, el Salamanca, el Valencia y el Betis.
El empate parecía inevitable, pero en el 84′ apreció Guillermo Amor para conquistar el 2-1. Durante esos días en Inglaterra había nacido su segundo hijo y tras el partido Clemente le concedió unas horas para volver a Barcelona y conocer a Daniel. Después del encuentro el técnico admitió que Rumanía les había dado “un baño en todos los lados” y admitió que la selección, tan cansada, “en reserva”, había remontado gracias a su capacidad de sufrimiento y “al corazón de los jugadores”. También se refirió a Johan Cruyff, que en la previa había vaticinado un empate entre Bulgaria y Francia que habría supuesto la eliminación de España: “Es un tocahuevos y un cenizo y no sabe tanto como se cree”. “Otro ejercicio agónico salvó a la selección española y la embarcó hacia Wembley, escenario de los cuartos de final, donde jugará el sábado ante Inglaterra, el próximo obstáculo. De nuevo solo es posible explicar la victoria desde la negativa del equipo a aceptar las derrotas, desde su admirable lado combativo”, escribió Segurola.
España fue segunda de grupo con cinco puntos, dos menos que Francia y uno más que Bulgaria, y quedó emparejada con Inglaterra. “No tenemos miedo a Inglaterra”, reconoció Clemente. Admitió que si pudiera dejar dos jugadores ingleses fuera de concurso serían Gareth Southgate y Steve McManaman. Ya había pedido perdón por un enfrentamiento con un periodista de la Cadena Ser. El País contaba que se había estrenado como seleccionador precisamente en un partido con Inglaterra, en septiembre de 1992 y con victoria por 1-0 en Santander gracias a un gol de Goyo Fonseca. Mientras tanto los periódicos ingleses alimentaban la temperatura del duelo. El Daily Mirror tituló “You are done, Juan”, con una imagen de un torero a punto de morir bajo del hacha de un guardián de la Torre de Londres, jugando con el mito español del Don Juan.
The Sun, por su parte, publicó una lista de aportaciones de España al mundo: la sífilis, la gripe española, el modelo de bombardeo usado contra Gernika en la Guerra Civil, la inquisición, los toros, el flamenco, la paella o Franco. Además de algunos chistes como: “¿Sabes por qué los españoles llevan bigote? Para parecerse a sus madres”. O: “¿Qué nombre reciben las chicas guapas en España? Turistas”. “España debe estar preparada par la derrota porque tiene un impresionante historial de derrotas. La última vez que el país ganó una batalla de importancia fue en Lepanto”, afirmaba. La respuesta de Clemente fue, claro, contundente: “Estoy sorprendido por la mala educación que he visto hacia un país que merece un respeto. Pero yo sé también que esa bazofia de información que he leído no tiene nada que ver con la opinión del público inglés. En cualquier caso, que si su intención era desanimar a los jugadores no lo han conseguido”. También respondió Julio Salinas: “Lo que tienen que hacer es devolvernos el peñón”.
El partido se disputó el 22 de junio en Wembley y Clemente jugó con Zubizarreta; Belsué, Alkorta, Abelardo, Barjuan; Nadal; Manjarín, Hierro, Amor, Narváez; y Salinas
El partido se disputó el 22 de junio en Wembley y Clemente jugó con Zubizarreta; Belsué, Alkorta, Abelardo, Barjuan; Nadal; Manjarín, Hierro, Amor, Narváez; y Salinas. Al descanso dio entrada a Caminero y Alfonso, por Manjarín y Salinas, y en el 76′ Juanma López, citado por la baja por lesión del ‘Chapi’ Ferrer, relevó a Rafael Alkorta. Sin Ince, sancionado, Venables formó con Seaman; Neville, Southgate, Adams, Pearce; McManaman, Gascoigne, Platt, Anderson; Shearer y Sheringham. En el 109′ hizo tres cambios, Nick Barmby, Steve Stone y Robbie Fowler por McManaman, Darren Anderton y Sheringham, pero no cambió el destino del duelo: los penaltis, de tan aciago recuerdo para ambos técnicos. Si Venables había perdido la final de la Liga de Campeones de 1986 con el Barça, contra el Steaua de Bucarest, Clemente había perdido la final de la Copa de la UEFA de 1988 con el Espanyol, contra el Bayer Leverkusen. Shearer, David Platt, Stuart Pearce y Gascoigne marcaron para la selección inglesa, ante publicidades de Canon, Cocacola, Fujifilm, JVC y Philips. También acertaron Amor y Alberto Belsué. Pero España hincó la rodilla por los fallos de Fernando Hierro en el primer penalti, contra el larguero, y de Miquel Àngel Nadal en el cuarto, detenido por David Seaman. Ya no hizo falta el quinto. Clemente caminó cabizbajo hacia vestuarios.
Inglaterra perdería en los penaltis en semifinales: contra Alemania, a la postre campeona con el gol de oro de Olivier Bierhoff que resolvió la final con República Checa. Aunque en España la selección quedó como la ganadora moral de aquella eliminatoria. “Lágrimas en los ojos, el gesto de la decepción en el rostro, la fatiga de un partido enorme, de un partido que se había perdido en la ruleta de los penaltis, de un partido que llena de orgullo a nuestro fútbol. Uno a uno se retiraron los jugadores españoles, héroes de una tarde inolvidable, ganadores de lo que realmente importa: el juego. El resultado es doloroso, pero la selección le dijo a todo el mundo que el fútbol español es mejor que el inglés”, escribió Segurola sobre un partido entre “un equipo espléndido y otro que dependió de las cosas azarosas”. “España ha estado impresionante. Hemos exhibido una calidad de juego extraordinaria. El orgullo español queda muy alto. Merecieron ganar. La suerte, sin embargo, ha estado en contra”, aseguró el príncipe Felipe en el mismo estadio. “No siempre gana el mejor. La suerte no está de nuestra parte”, dijo Nadal. “No debimos ni llegar a la prórroga porque el partido fue nuestro”, dijo Hierro.
“Llevo ya diez años en este equipo y siempre nos toca la china. Jugamos mal y ganamos. Jugamos bien y perdemos. Yo prefiero jugar mal y ganar”, afirmó Salinas después de criticar al árbitro: “No se puede jugar contra once, contra 70.000 y contra los tres árbitros”. Y Zubizarreta añadió: “Algún día la moneda tendrá que caer a favor”.
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Fotografía de Getty Images.