“Sí, muy bien, pero sigue sin ganar la Champions”. El mundo del fútbol ha desprestigiado miles de veces a Pep Guardiola en los últimos años por ser incapaz de levantar una Liga de Campeones con el Manchester City. Cierto, ha tropezado en repetidas ocasiones y es totalmente lícito criticar la situación. Sin embargo, también es cierto que el proyecto que ha erigido en Inglaterra merece que le dejen de llamar fracasado. Porque Guardiola es justo lo contrario. Guardiola es garantía de éxito.
Durante su primer año en las Islas Británicas tuvo como objetivo establecer un nuevo sistema de juego en la parte azul de Mánchester, rejuvenecer gran parte de la plantilla y motivar a sus jugadores a aprender un fútbol diferente al que practicaban hasta ese momento. Del mismo modo que la mayoría de grandes proyectos, le llevó un tiempo obtener buenos resultados, pero lo consiguió gracias a la paciencia, esa virtud tan escasa en el balompié contemporáneo. Tanto la directiva como la afición confiaron en su método, cuyos frutos llegaron en su segunda temporada: conquistó la Premier League batiendo el récord de puntos y ganó también la Copa de la Liga. Además, en verano levantó la Community Shield.
Una año más tarde revalidó los tres títulos y sumó también la FA Cup. En la siguiente campaña perdería la corona en Inglaterra, pero en 2021 la volvió a recuperar gracias a una temporada histórica para los ‘Skyblues’. Ganaron la liga, su cuarta Carabao consecutiva y llegaron a la final de la Champions. Diez trofeos en cinco temporadas. Nada mal. Aun así, el fútbol del Manchester City de Pep Guardiola va más allá de los resultados, pues semana tras semana nos obliga a recordar la esencia del deporte: disfrutar. A veces se nos olvida algo tan esencial, y es que todos empezamos a amar el fútbol porque nos entretenía, nos aportaba felicidad. El marcador y la clasificación son importantes, sí, pero de vez en cuando deberíamos sentarnos frente a la pantalla del televisor o del ordenador con la simple intención de pasarlo bien.
Muchos jugadores, como Cancelo o Bernardo Silva, han reaprendido el fútbol cuando han pasado por las manos de Guardiola
Y Guardiola, además de hacer que lo pasemos bien, ha convertido al City en un transatlántico, un club que año tras año compite al máximo nivel y en Inglaterra es casi imbatible. Posee una mente privilegiada que le permite innovar en aspectos tácticos o transformar a jugadores para exprimirles todo su jugo, como ha ocurrido con Cancelo, Bernardo Silva y tantos otros que han reaprendido el fútbol cuando han pasado por sus manos. El proceso lleva un tiempo y no todos los futbolistas están preparados para ejecutar el plan a la perfección desde el primer día. El propio Bernardo, Mahrez o Sané tardaron unos cuantos meses en adaptarse al sistema. La paciencia, una vez más, es imprescindible. Y Pep lo sabe. Y Grealish, también.
Jack Grealish, el fichaje de 120 millones, a pesar de no hacer malos partidos, todavía no ha mostrado su mejor versión, puesto que está todavía asumiendo los complejos automatismos del juego. El precio que pagaron los ‘Citizens’ fue elevado, pero toda Mánchester comprende que la situación actual forma parte del proceso. Saber esperar, ser perseverante, no desistir. Pep Guardiola es un maestro de la pizarra, pero también es consciente de que nada funcionaría sin la fuerza mental, uno de los factores más importantes en su filosofía, aquello que les mantiene siempre enchufados y motivados para seguir compitiendo año tras año. Y si caen, se levantan, una vez, y otra, y otra, y otra…
La fortaleza psíquica es el pilar imprescindible que sostiene toda la sofisticada estructura del proyecto. A medida que han ido pasando los años, parece que Pep ha dado cada vez más prioridad a este aspecto. Él también ha aprendido y mejorado desde sus inicios como entrenador y, gracias a su método, ha convencido a sus futbolistas de que son capaces de cualquier cosa a la vez que trata de quitarles presión en rueda de prensa. ‘Vosotros jugad, yo me encargaré de protegeros’. Guardiola ha propiciado un entorno favorable para lograr grandes éxitos. A pesar de no ganar la Champions con el Manchester City (todavía), ha fabricado una máquina casi perfecta que demuestra que, en este juego, lo colectivo siempre debe estar por encima de lo individual.
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Fotografía de Imago.