Cuando la calidad con el balón es insuficiente, a veces el ímpetu es el mejor aliado para sacar los partidos adelante, algo que los norteamericanos conocen a la perfección. Pretoria, 23 de junio de 2010. EE.UU necesita ganar para clasificarse a los octavos de final del Mundial de Sudáfrica. Su rival, Algeria, le genera sustos con chutes al palo. La nación ‘yankee’ se desespera al ver cómo le anulan goles a Clint Dempsey. Pero en términos generales, ninguna de las dos selecciones protagoniza un gran enfrentamiento. Mientras tanto, en Puerto Elizabeth, Inglaterra gana a Eslovenia. En ese contexto, el país del sueño americano está eliminado. Para su suerte, aparece ‘Capitán América’. En el último minuto, una parada de Tim Howard acaba en un contraataque a favor de su patria. Dempsey intenta finalizar, pero se topa con Raïs M’Bohli. Sin embargo, el rechace cae en los pies de Landon Donovan, que define para pasar de la decepción a la gloria en un abrir y cerrar de ojos.
Técnicamente, el gol de Donovan no fue el más trascendental para la nación norteamericana. Estados Unidos se despidió de Sudáfrica en los octavos de final tras perder por 1-2 contra Ghana. Sin embargo, ese tanto reflejó la mentalidad de toda una nación, tal y como la describe el periodista Xesco Reverter en Estats Units, el país de les contradiccions: “Son optimistas y pragmáticos por naturaleza, tienen mucha fe y confianza en su país”. Landon, uno de los pocos jugadores de aquella selección con talento diferencial, no marcó su mejor gol. Sin embargo, el hecho de conseguir que su país pasara de estar eliminado a ser primero de grupo, le dio la épica del sueño americano que todavía muchas personas en todo el mundo persiguen a ciegas como si de una religión se tratara. Ese momento catapultó todavía más al jugador californiano que era al fútbol lo que Steven Rogers es a los cómics de Marvel: una extensión de los valores positivos de EE.UU.
A pesar de nacer en una nación con carácter nómada, el éxito de Donovan siempre estuvo vinculado a su tierra natal. Jurgen Klinsmann le llamó para que jugara en su Bayern. En Múnich no ofreció grandes destellos
“Excepto los poquísimos ciudadanos que son 100% indígenas, no hay ni un solo norteamericano que no tenga origen inmigrante, y este hecho ha marcado profundamente el carácter del país”, escribe Reverter. Por ello, los estadounidenses no tienen miedo a trasladarse, a empezar de cero tantas veces como haga falta hasta saborear el éxito, algo que Landon Donovan aplicó desde los inicios de su carrera. A finales de 1999 fichó por el Bayer Leverkusen después de llamar la atención del por entonces director deportivo del club, Michael Reschke, en un Mundial Sub-17. La aventura en la orilla del Rin no fue precisamente un sueño, por lo que Donovan volvió a Estados Unidos en 2001. Cedido a los San José Earthquakes, ganó dos Major League Soccer (MLS). Entre medias, llegó con su selección a los cuartos de final del Mundial de 2002, donde se proclamó el mejor jugador joven del torneo.
LA ECLOSIÓN DE LANDON DONOVAN
El regreso a Leverkusen no funcionó, por lo que de nuevo puso rumbo a su natal California. Esta vez a Los Ángeles Galaxy, donde se estableció definitivamente como la gran estrella estadounidense del fútbol. A pesar de nacer en una nación con carácter nómada, el éxito de Landon siempre estuvo vinculado a su tierra natal. Jurgen Klinsmann le llamó para que jugara en su Bayern de Múnich. El californiano fue bávaro en calidad de cedido durante el primer tramo de la temporada 2009-2010. No ofreció grandes destellos en el campo, pero abrió el camino lo suficiente para mejorar la relación entre el club alemán y América del Norte. Gracias a esas semillas plantadas nace en parte el acierto del Bayern con Alphonso Davies. Le fue mejor en sus dos breves etapas en Liverpool con el Everton, en las temporadas 2010-2011 y 2011-2012, pero nada comparable con brillar más que el sol en California.
En el país donde se admiran más los triples o los touchdowns, un tipo bajito con muchas entradas hizo que la población prestara más atención a aquel deporte al que llaman soccer por su éxito en Los Ángeles Galaxy. Gracias a sus cuatro MLS, Donovan se convirtió en el máximo goleador histórico de la competición y reivindicó que el fútbol masculino de los propios Estados Unidos valía la pena. Con la selección estadounidense se hizo con cuatro Copas de Oro entre 2002 y 2013. Donovan forma parte del exclusivo grupo de jugadores que se crecen cuando juegan con su selección, entrando siempre en escena como ‘Capitán América’ en Los Vengadores. Todo hasta el punto de ser el máximo asistente histórico de su país y a la vez goleador. En este último caso, comparte el título con Dempsey.
En el país donde se admiran más los triples o los touchdowns, un tipo bajito con muchas entradas hizo que la población prestara más atención a aquel deporte al que llaman soccer por su éxito en Los Ángeles Galaxy
“Intenté tomar decisiones en mi vida en base a pocas cosas, si me brindaría alegría, si podía ser bueno para mí o para la gente que me rodea”, confesó Landon Donovan tras conocerse que formaría parte del Salón de la Fama de Estados Unidos. Además de ser el primer ‘jugón’ estadounidense, Donovan también era hedonista. Sólo eso explica que se haya retirado tres veces. La primera en 2014 al no ser convocado por Klinsmann para el Mundial. La segunda en 2017, tras jugar el último año con Los Ángeles Galaxy. La tercera, aunque técnicamente no definitiva, a mediados de 2018 al acabar su medio año en el León C.F. Después de esa experiencia en México, donde tendió puentes después de años alimentando la rivalidad entre su selección y la mexicana, apostó por otro curso, pero en fútbol indoor.
Si las estrellas de la bandera estadounidense fueran deportistas, una de ellas sería Landon Donovan. Los niños de Estados Unidos crecieron leyendo las aventuras de ‘Capitán América’ en los cómics y viéndolas de primera mano sobre el césped, mucho antes de la llegada de otros superhéroes europeos con la intención de acabar su carrera en EE.UU. Su gol contra Argelia en el Mundial de 2010 no fue ni mucho menos su mejor acción en el césped. Sin embargo, fue inspirador, como cualquier escena en la que Steven Rogers empuña su escudo. Una llamada a la apuesta por el deporte donde, a diferencia del baloncesto y muy en contra de su mentalidad, se puede empatar. Toda una referencia para que en el futuro figuras como Christian Pulisic o Giovanni Reyna recogieran su testigo y lo aspiraran a mejorarlo.
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Fotografía de Getty Images.