La del curso 79-80 fue una Copa de la UEFA bellamente multicultural (cinco equipos de la Alemania Federal, cuatro ingleses, cuatro italianos, tres checos, tres españoles, dos de la Alemania Democrática, dos austríacos, dos belgas, dos búlgaros, dos daneses, dos escoceses, dos franceses, dos húngaros, dos griegos, dos lusos, dos neerlandeses, dos noruegos, dos polacos, dos rumanos, dos yugoslavos, dos soviéticos, dos suecos, dos suizos, dos turcos, un chipriota, un finés, un irlandés, un islandés, un luxemburgués, un maltés y un norirlandés), pero un país dominó con mano de hierro: Alemania Federal. Los tres españoles cayeron en primera ronda: el Sporting, segundo de la Liga 78-79, cedió ante el PSV Eindhoven (0-0 en El Molinón y 1-0 en Holanda), el Atlético de Madrid perdió ante el Dynamo Dresden (1-2 en el Calderón y 3-0 en Dresden) y la Real Sociedad hincó la rodilla frente al Inter de Milán (3-0 en Italia y 2-0 en Atotxa, con insuficiente doblete de Jesús María Satrústegui), mientras que los conjuntos de la Alemania Federal avanzaron con paso firme.
El Stuttgart, segundo en la Bundesliga anterior, superó al Torino. El Kaiserslautern, tercero, batió al Zurich. El Bayern de Múnich, cuarto, ganó al Bohemians de Praga. Y el Eintrach, quinto, derrotó al Aberdeen escocés. El Borussia Mönchengladbach, campeón de la Copa de la UEFA 78-79, venció al Viking noruego. En la edición anterior había logrado el título después de derrotar al Estrella Roja en la final, después de unas semifinales de claro acento alemán: el Estrella Roja eliminó al Hertha Berlín; el Borussia, encabezado por Allan Simonsen, se deshizo del Duisburg. Los de Mönchengladbach ya habían alzado la Copa de la UEFA en 1975 y habían sido finalistas en 1973, perdiendo ante el Liverpool.
Incluso los dos clubes de la Alemania Democrática –Dresden y Carl Zeiss Jena– se contagiaron del gen ganador de sus vecinos y pasaron ronda en treintaidosavos de final. Pero los dos se despidieron de la competición en dieciseisavos: el Dynamo Dresden contra el Stuttgart y el Carl Zeiss Jena contra el Estrella Roja. Los yugoslavos caerían en octavos ante un alemán: el Bayern de Múnich. El Stuttgart se deshizo del Grasshoppers. El Kaiserslautern, del Diósgyőri húngaro. El Eintracht, del Feyenoord. Y el Borussia Mönchengladbach, del Universitatea Craiova rumano. De los ocho equipos clasificados para los cuartos de final, cinco eran de la Alemania Federal. Según decía el Mundo Deportivo del 13 de diciembre de 1979: “Sucedió lo que se esperaba. Y los cinco clubes alemanes que estaban incursos en estos octavos de final de la Copa de la UEFA han pasado a la siguiente ronda, clasificándose sin apuros. Ya tenemos, pues, el pleno alemán en el torneo. Como islotes perdidos quedan el Saint-Étienne francés, el Zbrojovka Brno checo y el Lokomotiv de Sofía búlgaro. Ahora ya no habrá quien impida al menos un enfrentamiento fratricida entre dos clubes alemanes cuando el 16 de enero se celebre el sorteo, en Roma. Y si se les escapa esta Copa de la UEFA no tendrán perdón de Dios. En suma, una merienda alemana”. “¡Y lo que nos espera aún!”, remataba el texto de Mundo Deportivo.
Ya en cuartos de final, un alemán cayó de manera obligada: el Kaiserslautern, a manos del Bayern de Múnich. El Stuttgart goleó al Lokomotiv de Sofía. El Eintracht batió al Zbrojovka. Y el Borussia Mönchengladbach atropelló al Saint-Étienne. El 19 de marzo la Copa de la UEFA supo que viajaría hacia la Alemania Federal, hogar de los cuatro equipos que seguían en competición. “¡Fuera gorros! Hay que descubrirse. Porque, aunque se veía a venir, ya se ha confirmado: cuatro equipos alemanes disputarán las semifinales de la Copa de la UEFA, lo que no deja de ser una auténtica hazaña, sin precedentes ni parangones en la competición, que nunca había tenido en las semifinales un color tan y tan uniforme. Y es que para más paradojas la única eliminatoria comprometida fue la que disputaban los dos equipos germanos. Y ante eso, señores, hay que descubrirse con ese simbólico ¡fuera gorros!”, afirmó el Mundo Deportivo del 20 de marzo de 1980. El día antes, la previa, bajo el título Copa de la UEFA: solo se admiten alemanes, ya daba por hecha la proeza alemana: “Puede –va a ser– insólito. Porque después de los encuentros de hoy cuatro alemanes estarán clasificados para las semifinales de la Copa de la UEFA, ofreciendo el insólito caso de que por primera vez en esta competición, incluyendo la Copa de Ferias, los cuatro semifinalistas pertenecen a un mismo país. Pensar, pues, que la Copa de la UEFA será alemana no es utópico ni descabellado. Antes bien, será una prueba más del auténtico poderío del fútbol germano de clubes”.
Fue el primer gran título europeo del Eintracht. Antes había ganado una Intertoto y había alcanzado una final de la Copa de Europa, antes de caer de forma contundente ante el Real Madrid de Puskás y Di Stéfano en Glasgow
En semifinales, el Borussia Mönchengladbach perdió en Stuttgart en el duelo de ida (2-1), pero remontó la eliminatoria en el partido de vuelta (2-0, con goles de Lothar Matthäus y Winfried Schäfer). El Eintracht cayó en Munich en el primer round (2-0, con tantos de Dieter Hoeness y Paul Breitner de penalti), pero volteó el marcador global de la eliminatoria en casa: el austríaco Bruno Pezzey forzó la prórroga de forma épica, con goles en el 31′ y el 87′, y en el tiempo extra Harald Karger hizo el 3-1 en el 103′, Wolfgang Dremmler firmó el 3-2 en el 105′ y de nuevo Karger gritó el 4-2 en el 107′. Ya en el 118′, Werner Lorant, de pena máxima, certificó el pase a la final y redondeó un duelo salvaje.
La final se jugó a doble partido, con la ida en Mönchengladbach. El Eintracht se adelantó con gol de Karger, pero el Borussia empató por mediación de Christian Kulik. El Eintracht volvió a adelantarse con gol de Bernd Hölzenbein, pero el Borussia volvió a empatar por mediación de Matthäus. Y en el 88′ llegó el 3-2, obra de Kulik. Dirigieron el partido Emilio Carlos Guruzeta y sus dos asistentes, Victoriano Sánchez Arminio y Manuel Álvarez Margüenda: “los únicos extranjeros de esta final netamente alemana”, destacó Mundo Deportivo.
Días después el periódico recogió las palabras de Friedel Rausch, técnico del Eintracht, en la víspera del encuentro de vuelta, a disputar en Frankfurt: “Vamos a barrer al Borussia pese a todas nuestras bajas. Ya en el encuentro de ida merecimos ganar o, como mucho, el empate. Pero ahora ganaremos ampliamente”. Alentado por las 59.000 almas que abarrotaron el Waldstadion, el Eintracht acabó conquistando la victoria, con tanto del joven Fred Schaub en el minuto 81 para destronar al campeón. Schaub aún no había cumplido los 20 años. El ’15’ marcó con un chut ajustado al palo izquierdo y el portero. “Estalló un auténtico pandemónium“, señalaba la crónica del Mundo Deportivo del 22 de mayo. “El joven suplente logró seis minutos después de entrar lo que no había logrado el Eintracht a pesar de la amplia presión que ejerció. El resultado vino a premiar la entrega y audacia del Eintracht, que en el conjunto de la final se mostró más ofensivo”, añadía. Los jugadores del Eintracht ingresaron una prima de 800.000 pesetas por cabeza. El tanto de Schaub, vestido de rojo, sin escudo en el pecho, se puede revivir en un vídeo de YouTube de un aficionado del Eintracht que lo acompaña de una bella descripción: “Mi padre estaba viendo el partido en un pub y la comadrona tuvo que llamar a varios pubs hasta que encontró el que era. Así se enteró de mi llegada a la tierra”. Schaub desaparece entre chándales con publicidad de Minolta.
Fue el primer gran título europeo del Eintracht. Antes había ganado una Intertoto (66-67) y había alcanzado una final de la Copa de Europa, antes de caer de forma contundente ante el Real Madrid de Ferenc Puskás y Alfredo Di Stéfano en Glasgow (7-3, 59-60). Jugó aquella Copa de Europa después de alzar su única Bundesliga en 1959: una de las proezas más extraordinarias de su palmarés junto a la citada Copa de la UEFA y a los cinco títulos de la Copa de Alemania (1974, 1975, 1981, 1988 y 2018). En 1980, el fútbol alemán estuvo cerca de celebrar un doblete, pero el Hamburgo de Felix Magath y Kevin Keegan perdió la final de la Copa de Europa contra el Nottingham Forest de Brian Clough en el Santiago Bernabéu, después de superar al propio Real Madrid en semifinales con un inapelable 5-1 en suelo germano. El representante alemán en la Recopa, el Fortuna de Düsseldorf, cayó en la primera ronda, contra el Rangers. La Recopa de aquel año acabó en Mestalla, después de que el Valencia de Di Stéfano ganara al Arsenal en los penaltis.
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