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¿Dónde está Sturridge?

Hace pocas semanas importaba mucho dónde estaba el exfutbolista del Liverpool, pero nadie se acuerda de aquel jugador que corría como Flubber y está sin equipo

BRISBANE, AUSTRALIA - JANUARY 19: Daniel Sturridge of the Glory warms up during the round 11 A-League match between Brisbane Roar and Perth Glory at Moreton Daily Stadium, on January 19, 2022, in Brisbane, Australia. (Photo by Albert Perez/Getty Images)

¿Dónde está Sturridge?

Y qué más da. ¿Acaso importa? Importó, sí, importó durante una semana, que es lo que suelen importar las cosas ahora. Lo que es relevante y lo que no aparece en todas partes hasta que se esfuma. Como se esfumó Sturridge. El algoritmo es el editor de noticias. Hace poco, todo el mundo se preguntaba dónde estaba Sturridge porque fue la pregunta que se hacía el rapero Midas Alonso en su nueva canción.

¿Dónde está Sturridge?

Lo más extraño era que hubiera desaparecido por completo. Porque ahora nadie quiere desaparecer. Es el síndrome FOMO, el acrónimo de Fear of missing out, que se traduce literalmente como miedo a perderse algo. Es normal que aceche a los futbolistas. Les decimos que son los mejores. Les decimos que son nuestros ídolos. Les decimos que van a ganar el Balón de Oro. Y luego nos vamos. Si te he visto no me acuerdo. Hay jugadores y entrenadores a los que parece que se los trague el sumidero. No, somos nosotros los que hemos dejado sus huesos después de engullirlos.

¿Dónde está Sturridge?

Cómo iba a desaparecer si ahora siempre tenemos que estar en todas partes. Si hay que ver la nueva serie de Netflix, leer el último libro que sale al mercado, estar informado de todas las polémicas. Y opinar, opinar y opinar. No te olvides de la Kings League. Todo caduca mañana. Supongo que a estas horas habrás entrado ya en todas las redes sociales. Habla de esto en Twitter, como todo el mundo. Sube una storie a Instagram. Actualiza tu perfil de LinkedIn, hay que estar en la rueda. ¿Ya? Habrás visto The Last of Us, ¿no? Cómo que no. La serie del momento. Todo el mundo habla de ella. Tienes que verla ya.

¿Dónde está Sturridge?

No puede haber desaparecido esa promesa del fútbol, ese jugador que ganó la Champions League, primero en el Chelsea y después en el Liverpool, donde mejor rindió. Ahí disfrutamos de ese Sturridge que corría como Flubber. Se rompía los huesos en cada quiebro y al momento los volvía a soldar. No driblaba, hacía parkour con sus colegas. No regateaba, bailaba hiphop. Una coreografía que tenía su paso final después de marcar. Movía primero un brazo y luego otro, imitando a una onda. Hay hasta un tutorial en YouTube, como si se pudiera enseñar a celebrar como se enseña a usar Photoshop. Hay que saber celebrar un gol como hay que saber celebrar la vida. Y no es fácil. Algunos prefieren hacerlo solos, otros llaman a todos sus compañeros, algunos llevan algo preparado y hasta los hay que se hacen los sorprendidos. Sturridge bailaba.

¿Dónde está Sturridge?

Fuera del radar. Después del Liverpool, encadenó aventuras en el West Brom, el Trabzonspor y el Perth Glory de Australia. Incluso llegó a entrenar con el Mallorca. Hubiera sido la mejor forma de no desaparecer, de estar siempre disponible para nosotros. Pero él desapareció. Aunque hoy parezca imposible, se puede desaparecer. Lo cuenta David Cabrera en La Sombra (Libros del K.O.), donde narra la historia de un asesino que huyó antes de entrar en la cárcel. Ni se ocultó en un pueblo recóndito ni se fugó a otro país. Se quedó en su Barcelona y allí vivió durante 30 años. Sin DNI, sin tarjeta sanitaria, sin seguridad social. Quizás para no desaparecer solo hacen falta un par de devotos que te busquen, como pasó con el cantante conocido como Rodríguez, la historia del documental Searching for sugar man. Pero ya no creo que busquemos a Sturridge.

¿Dónde está Sturridge?

Hace unas semanas importaba mucho su paradero. Pero el mundo va más rápido que nosotros y no hay dónde agarrarse. El suelo no para de moverse, como un metro que circula a toda pastilla. Salimos borrosos en todas las fotos. Así que ya no podemos buscar a Sturridge. No sabemos dónde está, y ahora nos da igual. Por suerte, parece que a él también.

 


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Fotografía de Getty Images.