Siempre se ha dicho que la paciencia es una virtud que no todos tienen, y que, aquellos que la tienen, al final logran sus objetivos. Andrea Compagno siempre tuvo la esperanza de debutar con la ‘Azzurra’ y de firmar por un equipo de la máxima categoría de Italia, y por eso nunca dejó de luchar. “Mi sueño es poder jugar en un club de la Serie A”. Estas declaraciones podrían ser perfectamente las de un joven chico que ha logrado despuntar en segunda o tercera división, pero jamás las asociaríamos a un jugador de 26 años que en el último parón de selecciones estuvo sonando hasta el último momento para entrar en la convocatoria del equipo nacional, aunque deberá seguir esperando durante un poco más de tiempo.
Emigrar está dentro de la naturaleza humana. Aunque el instinto nos diga que jamás debemos abandonar nuestra zona de confort, hay situaciones en las que no queda otra opción si se quiere ganar en calidad de vida y alcanzar tus sueños. Con 22 años, Andrea Compagno estaba jugando en el Nuorese de Serie D, la cuarta categoría del fútbol italiano, cuando tuvo que tomar una decisión trascendental. O aceptaba la propuesta del Tre Fiori de San Marino para seguir jugando al fútbol con el objetivo de llegar a ser profesional o seguía en las divisiones bajas italianas soñando con un contrato que a lo mejor nunca llegaría. Él puso toda la carne en el asador y se fue a jugar al país vecino. La jugada le salió redonda. En el Tre Fiori, anotó 37 goles en 41 partidos en las dos temporadas que defendió los colores de la camiseta. Marcó también en competición europea, en el clasificatorio de Europa League ante el Klaksvík, y aunque su equipo quedó eliminado, hizo un buen papel. Eso le valió un traspaso a una liga mayor que la de San Marino, que es la última en el ranking FIFA, y fichó por el Universitatea de Craiova de Rumanía, que en ese momento estaba en segunda división.
Es el delantero italiano con más goles esta temporada, por delante de jugadores como Ciro Immobile, Andrea Belloti o Gianluca Scamacca
Aterrizar en el país del conde Drácula supuso un gran impulso en la carrera de Compagno. El jugador llegó en su mejor momento personal, ya con una madurez enorme, y se asentó rápidamente en el equipo. En su primera temporada con el club estudiante anotó nueve goles y dio dos asistencias en 25 partidos, y logró el ascenso a primera. Su primer curso en la máxima categoría fue clave en la lucha por la permanencia del equipo, y sumó 12 goles que evitaron el descenso. Esta campaña también empezó a tope, marcando cinco goles en los primeros siete partidos de liga, y eso le valió un traspaso al gran gigante del fútbol rumano, el FCSB (Steaua) de Gigi Becali, saltando al máximo escaparate nacional. En el equipo capitalino, lleva 12 goles en 23 partidos jugados entre liga y Conference League. Su buen hacer parecía que se vería recompensado con una llamada de Mancini para la selección nacional, y es que es el delantero italiano con más goles esta temporada, por delante de jugadores como Ciro Immobile, Andrea Belloti o Gianluca Scamacca. Pero, según el técnico, todavía le faltan algunos pasos por dar.
Aprovechar oportunidades forma parte del fútbol, y estar en el momento adecuado en el sitio adecuado puede cambiar la carrera de un futbolista. Veremos si logra debutar con la ‘Azzurra’, siguiendo el ejemplo de otros jugadores en activo que debutaron con el país transalpino sin haber jugado un solo minuto en la Serie A. Ejemplos como el de Willy Gnonto, quien se fue del Inter juvenil al Zurich y de ahí debutó con la selección, o de Vincenzo Grifo, hijo de italianos emigrados a Alemania que ha jugado toda su carrera en el país germánico y que ya es el líder de los suyos. Estos casos demuestran el giro que ha dado el calcio: basta con recordar que, en 2006, toda la selección estaba formada por jugadores que competían en la liga italiana. Hoy en día, en cambio, no hace falta jugar en el país de la bota para recibir la llamada de su selección. Eso se repite todas las mañanas Compagno al despertarse.
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Fotografía de Getty Images.