De las playas valencianas a los bosques de robles finlandeses, la travesía de Daniel Bolufer en el mundo del fútbol es un relato tejido entre los obstáculos que han marcado su camino. La odisea comenzó tras la crisis financiera del 2007, cuando, tras completar sus estudios de periodismo en Valencia, decidió hacer las maletas y adentrarse en las complejidades del viejo continente. Este viaje, inicialmente motivado por la necesidad de buscar oportunidades laborales en medio de la recesión, se convirtió en una experiencia enriquecedora que lo llevó a explorar distintas culturas y aprender idiomas en una Europa en constante cambio.
En 2020, la pandemia apagó los destellos de su siguiente capítulo como entrenador en Asia, pero como el viento que se lleva las semillas, la vida le llevó hacia el norte. Así, las dos crisis, separadas por más de una década, tejieron su relato, guiando a Dani a través de los vaivenes del destino. Desde los cálidos veranos del Mediterráneo hasta los fríos inviernos del Polo Norte, su historia es un testimonio de resiliencia, aprendizaje y el inquebrantable espíritu del fútbol.
Un nuevo rol
El camino de Dani hacia los banquillos no sigue el trayecto convencional de muchos entrenadores. En sus primeros años, el fútbol para él no era más que una pasión jugada en campos locales, hasta que la realidad lo condujo por otro rumbo. En 2009, el joven valenciano concluyó sus estudios de periodismo, un momento marcado por la crisis financiera que azotaba a España, donde las oportunidades laborales ofrecían un panorama poco alentador. Fue entonces cuando tomó la audaz decisión de buscar oportunidades en el extranjero.
De las playas valencianas a los bosques de robles finlandeses, la travesía de Daniel Bolufer en el mundo del fútbol es un relato tejido entre los obstáculos que han marcado su camino
“Opté por irme a través de becas europeas, Erasmus y otros convenios. Estuve tres o cuatro años en Francia, Italia y Serbia, aprendiendo idiomas y ganando experiencia”, comparte Dani. Este periplo por diferentes países y culturas no solo amplió su visión del mundo, sino que también sembró las bases para su futuro en el fútbol, proporcionándole un valioso dominio de varios idiomas que más tarde serían cruciales en su carrera como entrenador.
En su regreso a casa en 2017, Dani no anticipaba que su vida futbolística tomaría un giro inesperado. Después de una experiencia en Serbia, volvió a Valencia, dispuesto a disfrutar del fútbol en un equipo local de Segunda Regional, el Cabanyal-Canyamelar. Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa que cambiaría por completo su relación con el deporte. Cuando el equipo se quedó sin entrenador, Dani, sin haberse planeado nunca estar en ese rol, dio un paso al frente. Asumió temporalmente el cargo, y lo que inicialmente parecía un compromiso momentáneo se convirtió en la semilla de su carrera como entrenador.
Un sueño interrumpido
Tras dos años entrenando al Cabanyal, y uno al Unión Imposibles Beteró, ambos conjuntos de Segunda Regional, en 2020, la vida de Dani volvió a dar un nuevo giro. “Lo tenía hecho para marcharme a China a entrenar”, recuerda el técnico español. Sin embargo, la crisis global del COVID-19, como un viento repentino, barrió sus planes. El sueño de dirigir en la tierra de la Gran Muralla se desvaneció, y las oportunidades que parecían firmes se tornaron imposibles.
Dani continuó su travesía en España durante la temporada 2020-21. La incertidumbre y la quietud del confinamiento contrastaba con sus ansias de dirigir y enseñar. En ese periodo de espera, como las hojas agitadas por la brisa, la oportunidad llegó de una manera inesperada, pero tal vez predestinada.
Un viento del Norte
Fue en marzo de 2021 cuando un amigo en Helsinki, también inmerso en el mundo del fútbol como entrenador, extendió una rama de conexión hacia Dani. “La escuela del Ekenas tenía un vacío tras la salida de una entrenadora española”, narra Dani, rememorando los hilos invisibles del destino. “Mi amigo sugirió que me contactaran”. Y así, como las hojas danzan en el aire antes de caer, el destino tejía su propio patrón, donde los robles y las bellotas simbolizaban un nuevo capítulo.
Dani llegaba a un pueblo que nunca había visto a su equipo más allá de segunda división y que contaba con uno de los presupuestos más bajos de la categoría. En este contexto, las raíces de Dani se hunden en el suelo de este peculiar pueblo de 15.000 habitantes, donde las hojas de roble y las bellotas del escudo cuentan la historia de un equipo con un extenso pasado.
Cuando Dani recaló en Ekenas en mayo, el staff del primer equipo, compuesto en su mayoría por españoles, se convirtió en su puente hacia el profesionalismo. Aunque la escuela y el primer equipo estaban separados, la cercanía en el pequeño pueblo abrió una puerta. Se presentó la oportunidad, y Dani no dudó en ofrecer su ayuda al primer equipo durante los lapsos entre sus sesiones con la escuela. El primer entrenador es Gabri García Xatart, con quien Dani se entendió desde el primer momento y construyó una relación extraordinaria.
En un abrir y cerrar de ojos, la colaboración se convirtió en una oportunidad más sólida. La marcha del segundo entrenador creó un espacio, que Dani, con su visión táctica y análisis agudo, supo ocupar a la perfección. “El entrenador me pidió el análisis de tres equipos rivales y le gustó mucho”, cuenta el técnico valenciano. Así, con el beneplácito del míster, Dani ascendió al primer equipo convirtiéndose en el segundo entrenador, trayendo consigo no sólo su pasión sino también su capacidad analítica.
Su contribución, inicialmente enfocada en el análisis táctico y de rivales, creció hasta convertirse en un papel fundamental en el ascenso a primera división la temporada pasada. Con su determinación y habilidades, Dani ha dejado una marca imborrable en la historia de este equipo centenario, demostrando que los sueños pueden florecer incluso en las tierras más gélidas.
En octubre de este año, el Ekenas logró su histórico primer ascenso a la primera categoría de la liga finlandesa, un hito celebrado con entusiasmo por todo el pueblo. “Fue un momento increíble”
En octubre de este año, el equipo logró su histórico primer ascenso a la primera categoría de la liga en Finlandia, un hito celebrado con entusiasmo por todo el pueblo. “Fue un momento increíble”, comparte Dani. “Vi a mucha gente emocionada porque por fin podrían ver al Ekenas jugando contra los equipos más grandes del país. Hasta el speaker del club vino hacia mí llorando. Todo el pueblo estaba lleno de felicidad”.
En este rincón de Finlandia, donde la cultura y la lengua sueca se entrelazan con la vida cotidiana debido a su proximidad con el país vecino, la pasión por el fútbol trasciende la falta de patrocinadores millonarios, según Dani: “El Ekenas es más que un equipo; es un lazo que une a la comunidad”. Cada partido se convierte en un evento comunitario, donde jóvenes y ancianos comparten la emoción.
A pesar del frío del invierno finlandés, el segundo entrenador valenciano se siente parte integral de esta comunidad, donde el apoyo apasionado y la conexión con la gente se han convertido en su hogar lejos de casa. En este capítulo de su vida, Dani enfrentó tentadoras ofertas para asumir el papel de primer entrenador en otros equipos, pero optó por quedarse en Ekenas. Para él, la decisión de seguir escribiendo su historia en este rincón del mundo, donde “lo que va bien es más que una razón para no cambiar”, refleja su arraigado compromiso con la comunidad y el amor por el equipo que ha llegado a considerar como su familia futbolística.