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Brescia, siempre Brescia

El mismo lugar que vio las últimas tardes de fútbol de Baggio en Italia, ahora acoge los primeros días en la élite de Tonali. Brescia, siempre Brescia

Cuando veo imágenes del Stadio Mario Rigamonti lo primero que se me viene a la mente, como es lógico, es Roberto Baggio. Mis primeros contactos con el Calcio coincidieron con sus últimos días sobre el verde, me apena no haber disfrutado más del mejor ’10’ que ha dado Italia en los últimos 30 años. Que os cuenten mil historias, pero Baggio era el mejor. Volviendo al tema del inicio, el Mario Rigamonti es un estadio feo o más bien complicado de ver, con sus gradas separadas y los banquillos dentro del campo. Es el clásico estadio que te encuentras en un videojuego con poca capacidad y la sensación de que lo mismo te atracan en el parking de sus aledaños. Pero quizá debido a su poco valor estilístico, el Mario Rigamonti siempre fue uno de mis campos favoritos. Al igual que el del Bologna, por ejemplo. Aunque sí, el Renato Dall’Ara es más bonito.

Relacionamos al Brescia con la Serie A porque por ahí pasaron Baggio, Guardiola, Pirlo, Luca Toni, Marek Hamsik, Hagi o ahora Mario Balotelli. Como han tenido a magníficos futbolistas, campeones de Europa e incluso balones de oro, nos creemos que siempre han estado en la máxima categoría del fútbol italiano. En sus 108 años de historia se han pasado 23 en Serie A y 61 en Serie B, nadie ha estado más años en la segunda división del fútbol italiano que el conjunto lombardo. De todas formas, en mi mente aún tengo grabado el Brescia que terminó en una heroica séptima posición a comienzos de siglo. La 2000-01 fue la primera campaña de Baggio, junto a Hübner e Igli Tare obraron el milagro, alcanzando la mejor posición en la historia del club. Incluso el verano de 2001 jugarían la final de la magnífica Copa Intertoto ante el PSG.

Ahora, ocho antes después de su último día en Serie A, han vuelto para aferrarse con uñas y dientes. Y para ello vuelve Mario Balotelli a casa. ¿Qué podría salir mal? Mejor no responderemos esa cuestión, pero personalmente le tengo fe al bueno de Mario. En primer lugar porque sus últimas temporadas en Francia han sido notables, quizá necesitaba alejarse de los focos para continuar su carrera. En segundo lugar porque hay una Eurocopa en el horizonte y Mancini es el entrenador nacional. Ya conocéis la relación amor-odio fraternal que manejan estos dos y no sería de extrañar que si Balotelli mantiene al Brescia, siendo protagonista y anotando unos 15 goles, podría estar en esa cita de selecciones. Las cosas como son.

Pese a que Balotelli se ha llevado todas las portadas, Sandro Tonali es uno de los futbolistas que más estimula ver este curso en Italia. Con observar cinco minutos al Brescia es suficiente para saber quién es el bueno: ese, el de la melena ochentera, Tonali. Es del año 2000 y juega como si hubiera nacido en 1990. ¿Le viene grande la Serie A? No, le llega en el momento justo. En definitiva, el fútbol no conoce de edades, todo está primero en la cabeza y después en las piernas. Da igual que tenga 18 o 25 años, si un jugador es bueno jugará a la edad que se crea conveniente y cuando un técnico apueste por ese atrevimiento imberbe. Lo que en el pasado fueron Baggio, Guardiola, Hagi o Pirlo ahora lo serán Balotelli, Tonali, Donnarumma o Matri. Los tiempos cambian, no sé si para mejor o para peor, pero celebremos ver al feo pero maravilloso Mario Rigamonti en la cúspide del balompié transalpino.