Este reportaje fue publicado en febrero de 2016, cuando Antonio Conte todavía era entrenador de un Chelsea que ese año ganaría la Premier. Lo publicamos en el #Panenka60.
Detrás de Antonio Conte, de su éxito en Italia y en Londres, hay un tinerfeño que dejó el baloncesto para estudiar INEF. Empezó en el Barça de Ronaldinho y a partir de ahí todo fue crecer para Julio Tous. Conte le conoció en Turín y desde entonces no se han separado. ¿Explica esto el reinado de la Juve, el milagro italiano en la Euro o el éxito en la Premier con el Chelsea?
El fútbol es talento. De otro modo no se puede entender a Zidane o a Xavi, mucho menos a Iniesta e incluso a Messi. ¿Pero qué hay detrás del talento? O, mejor aún, ¿qué es el talento? ¿El talento es la técnica individual o quizá la táctica? ¿Puede que a lo mejor el principal talento sea el físico? Para que el mejor jugador del mundo pudiera gambetear décadas en el Camp Nou, necesitó crecer (técnica y físicamente). Para que Iniesta marcara el gol de todos los siglos hizo falta superar un calvario de lesiones musculares que le dejó sin bailar un tiempo junto al balón. No hay sensibilidad estética sin un cuerpo preparado para ello. Este es el trabajo de Julio Tous, un tinerfeño hecho para ser entrenador de baloncesto y a quien le cambió la vida una charla del maestro Paco Seirulo y Marcel Li Massafret. Eso y una grave lesión de ligamentos que lo apartó del parqué. Así se transformó un potencial jugador de baloncesto en un estudiante de INEF: “No quedé muy bien después de la operación y eso se convirtió en un estímulo para estudiar la materia con detalle, para que no les pasara a los jugadores lo mismo que a mí. Al principio mi vocación era entrenar porque el entrenador tiene el privilegio de tomar la última decisión. No es que esté frustrado pero encajaba más con mi personalidad. Después comprobé que tenía un amplio espectro de estudio en el campo de la investigación. Lo demás me ha servido para empatizar con los jugadores. Les entiendo y por eso sé cómo debo hablarles”. Tous se mudó a Barcelona porque allí había encontrado el ámbito de conocimiento que encajaba con sus ideas. La maestría de baloncesto estaba a otro nivel, como descubrió en aquella charla de dos genios en Gran Canaria: “Como jugador no me gustaba demasiado la preparación física. No entendía por qué se escapaba del mero deporte. Me hicieron correr en montes, en parques y no veía dónde se encontraba la relación. Estamos hablando de que la actividad principal tiene que ver con parar y correr, en esfuerzos cortos y a intervalos. Aquella charla fue la primera en la que escuché algo basado propiamente en el deporte, en la especificidad de movimientos. Encajaba con mi sensibilidad. Además fue el primer grupo que entendía el trabajo de fuerza a partir de movimientos multidireccionales y no con los clásicos ejercicios basados en la halterofilia. Sabía que quería trabajar con ellos y que tenía que marcharme”.
Cogió la maleta para estudiar cuarto y quinto en la Ciudad Condal. Allí empezó todo, y quién le iba a decir que hoy estaría en Londres acompañando a uno de los mejores entrenadores del mundo. Antonio Conte cree firmemente en el trabajo de fuerza. Le da una importancia tal que lo hace obligatorio para la plantilla. La fuerza no se negocia en los equipos de este revolucionario entrenador. Julio Tous es el jefe de esta disciplina y el que mantiene a los futbolistas en su pleno potencial para hacer del mediocre Chelsea de la pasada temporada [2015/16] un equipo inabordable y líder de la Premier [2016/17], tal y como el propio Tous vaticinó: “Le dije a Lopetegui antes de empezar el primer partido que podíamos ganar la liga. Es verdad que en Inglaterra no tienen el hábito de trabajar de forma sistemática con la fuerza, como sí ocurre en Italia, pero percibí una gran aceptación en el grupo. Al principio tuve que hacer pedagogía. Expliqué a los jugadores que este tipo de trabajo es obligatorio con Conte y que se hace por algo, porque no van a lesionarse tanto y notarán menor cansancio en los movimientos”.
La Premier y una ciudad como Londres cumplían todas las expectativas de Julio Tous, más aún por ser el Chelsea, a quien profesaba simpatía. Empezaba un trabajo intenso y diferente al que había realizado en otros clubes. Desde lo físico también hay que adaptar los conocimientos al modo de ser y de sentir del grupo: “Poco a poco me los voy ganando. No puedo pretender que vengan todos a las sesiones voluntarias como en la Juve. Pensé que debía arriesgar en el método y añadir el balón a la mayor parte de ejercicios en el gimnasio. Para eso hace falta mucha coordinación y con los jugadores que tenemos aquí se puede hacer. Hay verdaderos talentos coordinativos como Hazard, Diego Costa o cualquiera de los españoles. Los demás miran y se ponen las pilas. Diego echaba de menos este trabajo porque antes no era obligatorio”.
“Soy fiel a Conte porque no hay otro entrenador que crea tanto en la preparación física”
Tous se había especializado en el trabajo de fuerza después de la carrera. Dedicó su doctorado al entrenamiento de la musculatura abdominal y no sacó grandes conclusiones, pero le sirvió como base. Su libro Nuevas tendencias en fuerza y musculación, publicado con la inestimable ayuda del profesor José Luis López fue un éxito que lo llevó a impartir numerosas charlas y le construyó un nombre. Se había convertido en un especialista en el trabajo de fuerza a partir de técnicas alternativas.
Las premisas de su trabajo son claras y vienen consensuadas con Conte. Ya en competición, dedica una sesión semanal a este apartado y se hace siempre antes del entrenamiento. Pero en pretemporada el trabajo de fuerza es obligatorio tres veces por semana. Sus sesiones no suelen superar los 25 minutos. Se realiza una sola serie por ejercicio para agrupar de dos a cinco series por zona corporal. Y cada serie suele incluir ocho repeticiones. Él no habla de calentamiento sino de “activación neuromuscular” y a partir de ahí la parte central se basa en un ejercicio principalmente unilateral (donde se desarrollan altas tensiones) que se encadena con un ejercicio compensatorio o vibratorio para finalizar con una transferencia (por ejemplo, salidas con polea cónica). En pretemporada es, además, muy importante añadir muchos más ejercicios compensatorios y complementarios a modo de microentrenamiento.
Los jugadores del Chelsea están más que familiarizados ya con la polea cónica, los yoyós de inercia y las plataformas vibratorias. La polea ayuda con la multidireccionalidad en los movimientos y la velocidad mientras que los yoyós favorecen la resistencia para modificar las propiedades neuromusculares y hacen un gran trabajo con el músculo en la prevención de lesiones. Para reducir la agresividad de los sistemas mencionados, las plataformas vibratorias proporcionan una gran activación y se utilizan en el instante previo a los partidos o entrenamientos. El aerosling también es una parte fundamental en el trabajo, puesto que potencia la estabilidad dinámica rotacional como un paso más del trabajo en suspensión utilizado en el fitness y lo hace a partir de una polea de escalada, una cuerda y dos agarres.
Hechos el uno para el otro
Las vidas de Antonio Conte y Julio Tous se cruzaron en Turín. El español había estado a punto de fichar por el Liverpool en la etapa de Rafa Benítez, pero en Italia la necesidad era mayor. Venía la Juve de un séptimo puesto y dos temporadas con plaga de lesiones. Tardaron muy poco en entenderse. Italia era el país perfecto para el desarrollo de sus ideas: “No hay otro país como ese ni otro entrenador como Conte. Él creía fírmemente en mi trabajo. No existía excusa para eliminarlo. Hay una percepción mal entendida de que es mejor suprimir el trabajo de fuerza cuando el equipo está cansado, pero es al revés. De este modo te activas porque estimulas unas hormonas que facilitan la recuperación. Es como un doping biológico, endógeno. Lo creas con el trabajo de fuerza y se acaba convirtiendo en un regenerador muscular”.
Los resultados no se hicieron esperar, a partir de un trabajo muy profesional que abarcó a toda la estructura bianconera, desde el primer equipo hasta el Primavera y los chicos mayores de 14 años: “Llegué para dedicarme principalmente a planificar programas preventivos de lesiones y de un modo secundario con el objetivo de aumentar el rendimiento. Conseguimos realizar un trabajo extraordinariamente minucioso. Los jugadores llevan GPS en los entrenamientos, podemos estudiar la aceleración y deceleración y reducir la fatiga muscular. Esto permite manejar mucho mejor la explosividad. Los resultados fueron excelentes y me dediqué a tiempo completo a la Juve salvo los fines de semana, aunque en algunos casos también se utilizaban para trabajar con los suplentes. Me entendía a la perfección con el preparador físico, Paolo Bertelli. Se hacía un trabajo exhaustivo en el gimnasio con posterior transferencia al terreno de juego. La inversión era alta y los recursos envidiables. Esa Juventus consiguió sumar 43 partidos sin perder”.
Conviene recordar que la Juventus de Marcello Lippi fue uno de los pioneros en la apuesta por la fuerza como elemento indispensable en la preparación física. Aquel equipo triunfó de manera rotunda en la década de los 90. La Juve era el lugar perfecto. Ese culto al físico no existe en ningún otro país futbolístico. Tous se encontraba el gimnasio lleno cada día. Todos creían en los beneficios de ese trabajo y no solo los que entendemos como privilegiados físicos por naturaleza: “En Italia no tienes que convencer a nadie porque creen en ello. Incluso Pirlo venía un mínimo de dos o tres días al gimnasio cuando solo uno era obligatorio. Había jugadores como Chiellini que llegaban una hora antes y otros como Vidal que empezaron a acudir constantemente porque veían que el trabajo daba resultados y su pubalgia remitía. Algo que parecía fatigante se acabó llevando a las previas de los partidos, en microdosis. Se adaptó un gimnasio en el vestuario y algunos jugadores se activaban allí. Controlábamos todo: registro de datos, asimetría, músculos antagonistas. Un caso paradigmático fue el de Pogba. Llegó con 19 años. Era un ‘tirillas’. El club nos encargó moldear su estructura para que pudiera competir en Italia. Dio un cambio brutal en tres o cuatro meses. Es difícil encontrar atletas tan coordinados. Fue como entrenar a Carl Lewis”.

Un neófito puede pensar que potenciar en exceso la musculatura afecta a la velocidad, que esa chispa se apaga, pero no sucedió con Pogba: “Si la masa muscular está bien trabajada no tienes menoscabo en la velocidad. El problema aparece cuando trabajas con ejercicios lentos como si fueras un culturista porque generas más peso pero menor explosividad en tus fibras”.
El campeón de Italia era la primera gran conquista del canario aunque no su primera experiencia italiana. La figura de Roberto Sassi fue determinante para su fichaje por la Sampdoria. El preparador físico de Ranieri conoció sus métodos en una visita a Barcelona y le invitó a trabajar en Génova. Tous diseñó todo el trabajo de la temporada 2006-2007 y, tras ocuparse de la pretemporada, acudía cada seis semanas para trabajar durante seis días y dejar planificado el mes posterior. En la Samp había un futbolista que acabó siendo decisivo en su fichaje por la Juve: “Quagliarella vivió un gran momento en aquel equipo y habló muy bien a la Juve de mí. Hacíamos un trabajo grupal y obligatorio, siempre antes de la sesión para coger fresco el sistema nervioso. Todo con sistemas inerciales junto con el trabajo de estabilidad dinámica. Se trataba de poner de acuerdo los brazos y las piernas, musculatura de la cadera, tronco y espalda. En pretemporada trabajamos hasta tres días por semana y en temporada una obligatoria y otra optativa que se negocia con cada jugador. Este trabajo para la prevención de lesiones es brutal. Pudimos demostrar con estadísticas que está más que justificado para el rendimiento del futbolista, ya que se reducen de manera drástica las incidencias musculares”.
La sorprendente italia de la euro
Esa misma campaña empezó a trabajar para el Zaragoza de Víctor Fernández de manera complementaria. Era una plantilla con los hermanos Milito o un joven Gerard Piqué. Sin embargo, fue en Barcelona, tras acabar sus estudios, donde dio los primeros pasos. España está aún muy lejos de cómo se trabaja en Italia, pero sus métodos convencieron a jugadores muy representativos del Barça de Rijkaard: “Llegué al Barça en la segunda vuelta de la temporada 2003-2004 como especialista en el trabajo de fuerza. Se trataba de un trabajo voluntario y tuve la suerte de ser muy bien aceptado por dos de los líderes del vestuario: Puyol y Luis Enrique. Allí incorporé sobrecarga excéntrica, de frenado, por primera vez las máquinas por sistema inercial. Imagina un volante o un cono que se mueve por alta velocidad, que almacena la energía cinética y te la devuelve. No se trataba simplemente de hacer pesas. Se negociaba con cada jugador. Era trabajo individualizado pero con tres o cuatro futbolistas. A diferencia de Italia, el trabajo se hacía después de las sesiones. Yo seguía con detalle los entrenamientos y teníamos reuniones previas para consensuar el trabajo. A Luis Enrique le encantaba y se exprimía al límite. No seguí en el Barça porque entendí que la oferta no estaba a la altura del trabajo que se realizaba. Querían dedicación plena con una remuneración que no estaba en sintonía”.
Aquellos meses en Can Barça fueron su carta de presentación al fútbol. Había sorprendido con aparatos utilizados por la NASA para uso del ejército norteamericano (los yoyós previamente mencionados) y que conseguían sobrecargar la fase de estiramiento del músculo. Estas máquinas logran someter los músculos a grandes tensiones cuando está muy estirado y en el campeonato sueco se había demostrado que la lesión de isquiotibiales se reducía.
Pero no solo los métodos de Tous son revolucionarios, también lo son sus pensamientos. Las fuentes de inspiración le llegan de terrenos muy diversos. Pocos encontrarán relación entre la música de Bach y el trabajo de fuerza en un gimnasio, pero para Julio las numerosas variaciones que otorga a los ejercicios para simular la complejidad de movimientos en el deporte parten de la inspiración de un genio de la música cuya repetición de estructura a diferentes escalas fue descrita como fractal a finales del siglo pasado. La música y Tous van unidos. De Paco de Lucía extrae la excelencia y al mismo tiempo el “menos es más” del guitarrista, que defendía “un sentido y una sensibilidad con muy pocas notas”. Es fácil que aluda a ellos en sus conferencias, y también a Miguel Mena en su libro Piedad para recalcar la idea de lo efímero y por lo tanto la necesidad de relativizar también el conocimiento.
“Conte cree que la preparación física es una parte fundamental para llevar a cabo sus ideas”
Licenciado en el INEFC de Barcelona, Tous vivió un momento muy especial en la pasada Eurocopa de Francia. Su inseparable Antonio Conte le había encomendado un trabajo intenso con la selección de Italia, que acabó siendo muy exitoso. “Recuerdo pocos momentos donde un grupo haya entrenado tan duro. Esas semanas previas a la Eurocopa fueron algo así como Esparta. Entendíamos que una excelsa preparación física podría cubrir la diferencia de calidad que había con otros equipos, más aún cuando nos quedamos sin Verrati y Marchisio y al estar Pirlo fuera del grupo. Se entrenó durísimo en Florencia (Coverciano) e incluso en la propia estancia en Francia. Fuimos cinco días antes a Montpellier para entrenar en doble sesión. Se les llevó al límite. Los grandes equipos como norma no entrenan mucho en las concentraciones, pero teníamos días suficientes para la recuperación así que se programaban microciclos de cinco días”.
El momento culminante llegó en octavos de final. Italia pasó por encima de España. Muchos atribuyeron el resultado a una evidente superioridad física de los transalpinos con un español engrasando la maquinaria: “No hace falta ser ningún genio para ver que Italia estudió muy bien a España. Ese día salió todo. El equipo salió muy enchufado porque tenía una deuda histórica. Yo les decía a los jugadores que no dudaran ni por un segundo de cuál era mi equipo. Habíamos hecho un gran trabajo juntos y la federación había aceptado tener a un español como uno más del grupo. Conte tiene un sistema de juego en el que cree que la preparación física es una parte fundamental para llevar a cabo sus ideas, mientras España se basa en la calidad de los jugadores. Estábamos un punto físico por encima porque es lo que habíamos trabajado. Ya en el Chelsea, me dijo Cesc que en aquel partido corrimos como locos”.
Ahora Tous saborea su gran momento en Londres, donde vive con su mujer y solo se escapa para dar conferencias. Puede presumir de que sus jugadores están alcanzado su máximo nivel. El Diego Costa lesionado de la pasada temporada disfruta de la exuberancia física que vivió en el Calderón. Pedro vuelve a ser el del Barça; Hazard, el que asombró hace años. Apenas hay lesiones musculares y el futuro parece seguir ligado al de su valedor. “En su momento no acepté seguir en la Juve porque no iba a encontrar otro entrenador que creyera en este trabajo como lo hace Conte. Si este año lográramos ganar la Premier sería cerrar el círculo. Me faltaría la Liga, pero es muy difícil que la fuerza se plantee como algo obligatorio en España. No voy a perder todo lo que he construido fichando por un equipo donde sea una debacle y todo el mundo se lesione. Hace unos años trabajar este campo en España era impensable y a día de hoy seguimos muy lejos de un país como Italia. Me consta que equipos como el Sevilla o el Villarreal han incorporado en algún momento el trabajo de fuerza. Y por lo que me ha dicho Diego Costa, el Profe Ortega es uno de los que le sigue dando mucha importancia. Pese a todo, todavía no está tan arraigado”.
Lo que sí está arraigado en él es su ‘fuerza’. Julio cambia la definición habitual de ‘masa por aceleración’ por una mucho más fiel con su trabajo que es “multiplicar fuerza por velocidad cuyo resultado es la potencia”. Ahí está su objetivo y ese es su mejor arma para convencer a los futbolistas.