PUBLICIDAD

Águilas, leones y pasteles de Belém

Lisboa se ha convertido en todo un reclamo turístico, para los amantes al fútbol es también un rincón idóneo para ver estadios y conocer su cultura

La última parada en el tour por Portugal es Lisboa. Tras recorrer las casas de Boavista, Porto y Beira Mar, es el momento de codearnos entre águilas, leones y pasteles de Belém. La capital portuguesa se ha vuelto una locura turística, creía que no sería para tanto. Gente de todo el planeta aglutinada entre sus calles estrechas, cuestas y tranvías. Da la sensación de que si no pasas una mañana recorriendo tranvías no te dan el carnet de turista. Yo me quedé sin carnet, soy un viajero de mierda. Para los que os gusta visitar sitios y de paso aprovechar para ver estadios, supongo que seréis más de uno, Lisboa es una ciudad idónea. Eso sí, los del Benfica y Sporting están bastante alejados del centro turístico. Al menos el de Os Belenenses sí ofrece una mejor localización.

Los dos colosos lisboetas

DSC00696Cuando hablamos de fútbol en Lisboa debemos mencionar a Benfica y Sporting en primer lugar, esto se debe a su gran masa social y a sus dos preciosos estadios. Ambos absorben prácticamente todo el protagonismo capitalino. La impresión que tuve caminando por sus calles es que el Benfica tiene un mayor arraigo, es habitual encontrar banderas colgadas de las fachadas con sus colores y escudo. Además, poseen una tienda justo en el centro turístico de Lisboa, a tan solo unos metros del famoso Elevador de Santa Justa. Esto hace que todo foráneo se lleve como recuerdo una camiseta o bufanda del Benfica. Parece que, en ese sentido, se han sabido vender mejor que el Sporting. Da Luz está al norte de la ciudad, en el barrio de Sao Domingos de Benfica. El estadio se sitúa entre una concurrida carretera y un enorme centro comercial. Las inmediaciones son una maravilla. Conforme uno va caminando rumbo a da Luz se encuentra con un túnel lleno de pintadas que recuerdan la historia y gloria del Benfica. Ya solo por observar ese túnel merece la pena ir hasta allí.

Da Luz es enorme, impresiona mucho, por algo es el estadio con más localidades del fútbol portugués. Pese a ser más o menos reciente, se construyó en 2003, se respira un ambiente clásico. Es inevitable pensar en la dupla Eusébio-Bela Guttmann. La estatua dedicada a la “Pantera Negra” es posiblemente el punto de referencia de da Luz. Ahí está el bueno de Eusebio, pateando el balón, ante la afición que tantas veces cantó sus goles. Sobre la tienda de merchandising del club vamos a destacar unos apuntes. Hay una primera tienda, bastante grande, donde venden muchos productos vintage del Benfica. Es realmente curiosa y tiene alguna que otra cosa interesante, sobre todo las réplicas de camisetas antiguas. A escasos metros encontramos una tienda de Adidas, normal y corriente. Pero es ahí, en este segundo local, donde podemos encontrar los productos del actual equipo. No me gustó esta organización, se hace algo confusa.

DSC00733Los estadios de Benfica y Sporting de Portugal están relativamente cerca. Se puede ir perfectamente caminando, más o menos hay media hora de paseo. El Estadio José Alvalade se encuentra en un ambiente más familiar y tranquilo. Desde la calle Proffesor Fernando da Fonseca se asoma a la lejos la enorme estructura, desde allí se pueden las enormes vigas verdes y el colorido estadio. El José Alvalade es distinto a todos los campos de fútbol que había visto antes. Ya sea por su singular estructura o por estar totalmente decorado con azulejos de color verde, amarillo y blanco. Esa peculiaridad lo hace bello. Dentro de la pequeña tienda recuerdan aún la figura de Cristiano Ronaldo. Es sin duda uno de los reclamos del Sporting de Portugal, considerada la más prolífica escuela del fútbol portugués. El otro aliciente es Jorge Jesús, el técnico que dejó al eterno rival para formar parte de los leones. Lo que no me gustó en absoluto fue encontrar un supermercado dentro del estadio, como si se les hubiera ido de las manos el tema del fútbol negocio. En el caso del Benfica me encontré con una situación parecida, tienen dentro de da Luz una tienda de electrodomésticos. Al menos aún esta moda no ha llegado al fútbol español.

Belém: un campeón ajeno al ruido

Santa María de Bélem es un destino obligatorio. Posiblemente sea unos de los rincones más mágicos de Lisboa, allí se esconden la Torre de Belém y el Monasterio de los Jerónimos, entre otros lugares de gran interés cultural. Este barrio es también una parada necesaria para todos los amantes del balón, ya que es el feudo del mítico Os Belenenses. El Estadio do Restelo está situado en una zona idílica, desde la cual se puede ver el río Tajo y está a tan solo unos minutos andando del Monasterio de los Jerónimos. Parece pequeño pero su apariencia engaña mucho, tiene una capacidad aproximada de 20.000 localidades. Las taquillas están subiendo una larga cuesta, pasada la gasolinera, mientras que el acceso al estadio está al otro lado. ¿Por qué es tan importante Os Belenenses en el fútbol portugués? Básicamente por haber sido junto a Boavista el único club en quitarle una liga a Porto, Benfica y Sporting de Portugal. Efectivamente, en Portugal todos los títulos ligueros se lo reparten tan solo cinco equipos. Este hecho tiene un mérito terrible, ya que Boavista y Os Belenenses conviven con tres fieras que abarcan todo el protagonismo.

DSC00685Fue una auténtica casualidad visitar el Estadio do Restelo en día de partido, se enfrentaban un domingo a la noche Os Belenenses y Paços Ferreira. Mientras caminaba y sacaba alguna foto, emocionado como siempre, una mujer se acercó hacia mi. No comprendí muy bien qué es lo que quería, pero finalmente me regaló dos entradas. Así, por la cara. Acepté las dos entradas pero no pude ver ese apasionante duelo, no era plan ganarme el divorcio con mi novia por un Os Belenenses-Paços Ferreira. Quizá por un Río Ave-Tondela sí habría arriesgado mi relación. Me dio lástima no haber visto ese partido ya que allí estaría el mito Hassan Yebda, Edgar Lé, Oriol Rosell o el hermano de Ortuño, Juanto. La tienda del club no está mal, es pequeña pero tienen camisetas a buen precio. Ya sabéis los coleccionistas. Así es como me despedí de Belém y su encantador equipo, pero de allí no podía irme sin probar uno de sus famosos pasteles. Mientras esperaba en una larga fila mi turno para adquirir ese manjar, no paraba de darle vueltas a la cabeza al partido de Os Belenenses. ¿Sería esta la última oportunidad de ver un partido allí? Quién sabe. Terminé mi pastel y, con sabor a canela en mis labios, tomé el tren rumbo al hotel.