El fútbol ha dado tantos referentes como años lleva disputándose. Hemos crecido escuchando historias de cómo unos chavales llegaron a lo más alto de la cima viniendo de la cantera, como pasó con la Quinta del Buitre. Nos han hablado de la Naranja Mecánica, la selección que cambió el fútbol, o hemos escuchado una y otra vez la narración del gol más laureado de la historia –“arranca por la derecha el genio del fútbol mundial…”-, aquel barrilete cósmico que dribló a un país entero. Hemos flipado con la volea de Zidane en una final de Champions o llorado de alegría con el gol de Iniesta en la del Mundial. También hemos visto a brasileños hacer magia con un balón y un argentino marcar 50 goles en una temporada. Son ejemplos de los muchos referentes que se han tomado para mejorar y servir de guía en su sueño. ¿Qué hubiera sido del fútbol sin ellos?
En 1987 nació Vero Boquete, en una época en la que el fútbol le intentó cerrar las puertas en más de una ocasión y sin referentes a los que agarrarse. Al fútbol femenino, por aquel entonces, no se le daba ninguna importancia. Comenzó a ciegas, mirando al de al lado, al que no podía parecerse porque no era de los suyos. No mucho más de 30 años después se ha convertido en quien sí pueden fijarse, en una de esas referentes a las que las nuevas generaciones de niñas quieren parecerse y conseguir lo que ella ha logrado. Y soñar con superarlo. Para ellas el fútbol ha cambiado gracias a jugadoras que, como Vero, empezaron sin nada hasta convertirse en algunas de las mejores jugadoras de la historia de España.
“Con cinco años había una norma que prohibía a las niñas jugar, con lo que yo entrenaba pero no podía saltar al campo en los partidos”
Esta temporada hace la maleta por duodécima vez en su carrera para jugar en el Beijing BG Phoenix FC de la liga china. Ha estampado el sello en su pasaporte en siete ocasiones tras pasar por España, Suecia, Rusia, Alemania, EE.UU. y Francia. En el PSG, tras un cambio en el estilo de juego, dejó de contar con minutos y puso fin a la etapa seis meses antes de que acabara su contrato. “Todas han sido experiencias de vida, han sumado y me han hecho la persona y la jugadora que soy. Cada país tiene sus cosas buenas y malas, pero para saberlas tienes que vivirlas”. El Beijing contará con la experiencia de la gallega para cumplir con su prioridad: entrar a corto plazo en la lucha por el título de liga para estar entre los equipos que dominan actualmente el fútbol femenino chino. “Para mí será un reto y un objetivo ayudar a este club a hacer esa transformación, para ello he de estar a mi máximo nivel porque requerirá de mucho desgaste. Mi objetivo es hacer un reset, reinventarme, agrupar todo lo que he aprendido estos años y mostrarlo y compartirlo aquí”.
China suena a inversiones muy altas, sueldos estratosféricos, por lo que todo haría pensar en un cambio más económico que deportivo. “Esto es futbol femenino y es muy diferente. Aquí puedo tener un mejor salario, no desorbitado. Si mi situación en el PSG fuese otra no me hubiese ido y la oferta estaría ahí igualmente. Lo que está claro es que para tener las mismas condiciones no te vienes hasta China, seguramente si en España tuviese las condiciones que he tenido fuera no me hubiese ido nunca”.
Desde que comenzó, Vero Boquete ha ido rompiendo barreras como futbolista. La ganadora de la Champions con el Frankfurt será la primera española que juegue en China. Pero los comienzos, como en la mayoría de los casos de esta generación, no fueron fáciles y están marcados por situaciones en las que partía con desventaja. “Con cinco años había una norma que prohibía a las niñas jugar, con lo que yo entrenaba pero no podía saltar al campo en los partidos. Me encargaba de darle las fichas al árbitro y animar a mis compañeros. ¿Te imaginas entender eso con cinco años? Hasta los 15, jugué con los chicos siendo la única chica, sin vestuarios, sin ducha después del partido, y por supuesto aguantando comentarios constantemente. Además de crecer sin referentes femeninos y sin la posibilidad de soñar con ser futbolista”.
El sueño cambió de imposible a ser tan real como convertirse en la futbolista más importante del país. Lideró a un conjunto de soñadoras que se plantaron en un Mundial, algo inédito hasta entonces. Había que derrumbar la siguiente barrera y las veteranas sacaron a la luz la poca ambición de su cuerpo técnico. Fue el comienzo de la revolución en el fútbol femenino, nunca antes tantos ojos se habían parado a mirarlo. El jarro de agua fría llegó con la no convocatoria de Vero para el Europeo. Sin motivo ni razón, Boquete dejó de entrar en los planes del nuevo seleccionador hasta el punto de estar fuera de la máxima competición europea de selecciones. “Ni tuve, ni he tenido, ni tendré explicaciones. Yo lo veo como una decisión del técnico que tendría sus razones. Lo que duele son las formas. Después de 14 años defendiendo a mi país y dando todo por el fútbol femenino español creo que mi final podría ser otro. Al menos una conversación, una llamada, un mensaje o ser tratada con respeto a la hora de hablar públicamente”.
El fútbol femenino ha sufrido un cambio de dirección, apoyado por las instituciones para que alcance el reconocimiento que en otros deportes sí tiene. “El fútbol femenino lleva años de retraso en comparación con otros deportes. El fútbol es el deporte más machista, donde más nos ha costado entrar a las mujeres y donde todavía peleamos para que nos acepten, en otros deportes está más normalizado”. Hoy se trabaja para que sean meras anécdotas de un fútbol pasado, mejorando día a día para que no haya prohibiciones ni medidas restrictivas en el deporte. El conocimiento de jugadoras como ella, habiendo vivido tantas experiencias, suma para que hoy, y mañana, el fútbol sea cada vez más equitativo. “En España tenemos todo lo que necesitamos, porque tenemos la cultura del fútbol, nacemos viendo fútbol, jugando al fútbol, y eso no lo tienen muchos países. Con lo cual, tenemos talento y entendemos este juego mejor que el resto”. Creció futbolísticamente viviendo situaciones de rechazo, más dolorosos siendo tan solo una niña, hasta convertirse en la referente española de las nuevas generaciones. Esa referente que ella no pudo tener.