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Como dijo en una ocasión Paul Auster, el fútbol es el milagro que le permitió a Europa odiarse sin destruirse. El balón ha hecho más que cualquier otro proyecto político por la fraternidad en una tierra demasiado acostumbrada a pelearse consigo misma. Después de cada conflicto, fue necesario que la pelota estuviera ahí para hacer del continente un espacio de unión y no una trinchera perpetua. Por eso, cada vez que se celebra la Eurocopa, hay un pedazo del mundo que se mira a los ojos y se estrecha la mano. Por eso, cuando escribimos sobre los 60 años de historia de este emblemático torneo, en realidad estamos dibujando nuestros recuerdos, nuestros miedos y nuestros anhelos como europeos. Porque los sueños de Delaunay, Panenka, Charisteas, Aragonés o Éder, en el fondo, son también nuestros sueños.
La historia de las Eurocopas es una parte de la historia reciente de Europa como continente, y ayuda a entender su unión. El fútbol sirve para eso. (Vicente del Bosque)
El nuevo libro de Panenka, el cuarto que publicamos como editorial, ya está en librerías. Se trata de Sueños de la Euro. El torneo que reconcilió a un continente, un viaje por la historia de una competición que cumple 60 años, y que pone más de manifiesto que ninguna otra hasta qué punto el fútbol es un instrumento útil para cicatrizar heridas y fomentar la paz y la armonía entre los pueblos. Miguel Lourenço Pereira (Oporto, 1984), escritor, periodista e historiador, y autor de varios libros dedicados al fútbol, como Noches Europeas, desgrana a partir de narraciones, recuerdos, perfiles, datos y anécdotas cómo la Eurocopa sirvió desde su nacimiento para evitar el colapso de un continente, y cuáles son esos héroes ilustres e inesperados que la han ido convirtiendo a lo largo de las décadas en el campeonato favorito de muchos.
El volumen, que abre un prólogo de Vicente del Bosque, el entrenador que alcanzara la gloria en Kiev a los mandos de la mejor España de siempre, también está disponible en nuestra tienda online. Y será presentando como es debido, también, próximamente, siempre que esta pandemia del demonio lo permita.