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“Se penaliza demasiado faltar a un entrenamiento para asistir a un examen”

Víctor Vidal, portero del Sabadell, renunció al fútbol en enero para poder preparar el MIR. Su situación era parecida a la de otros jóvenes, pero su decisión no lo fue: forzado a elegir entre su sueño y los estudios, se decantó por lo segundo

Víctor Vidal (Guymon, Oklahoma, 1999) ha decidido renunciar al fútbol para poder preparar el MIR (Médico Interno Residente) en condiciones. Siendo joven y jugando en Primera RFEF, en el CE Sabadell, ha tenido que despedirse uno de sus sueños para poder asegurarse un futuro más allá del deporte. No es el único que vivía una situación parecida, teniendo que hacer equilibrios entre sus vocaciones, pero sí que es de los pocos que se ha abierto a hablar públicamente de ello, pidiendo tanto a los clubes como a las universidades que den un paso adelante para que los jóvenes puedan compatibilizar los estudios con su carrera futbolística.

¿Cómo llevas el MIR? ¿En qué rama médica te quieres especializar?

El MIR todavía no toca, pero me apunté a un programa de 17 meses de estudio, desde setiembre del año pasado hasta enero de 2024, que es cuando me examino. Hasta junio me pongo unas dos horas al día, de forma no intensiva, y en junio empieza la caña con doce horas diarias de estudio. Me gustaría especializarme en algún tipo de cirugía, pero aún no sé en cuál.

¿Por qué tomas esta decisión? ¿Era premeditada o surgió a medida que avanzaba la temporada?

El año pasado, en la SD Logroñés, tuve la mejor temporada futbolística de mi carrera, y acabé el año muy contento. Quería seguir con el fútbol y me marqué este año como una temporada para decidir. Si el curso me iba bien, me planteaba hacer el MIR a la vez que jugaba. Si por el contrario no me iba tan bien, que ha sido el caso, ya que no ha sido un año tan bueno, dejaría el fútbol y me centraría únicamente en el MIR. En la primera vuelta he jugado partidos y he tenido minutos, aunque menos de los que esperaba, y entonces el Sabadell firmó otro portero y ya vi que no iba a jugar. En ese momento dije que, para estar sin minutos, prefería irme y tener cuatro meses más tranquilos. Ahora puedo viajar, salir, hacer cosas distintas antes de encerrarme doce horas al día en casa para estudiar. Desde que salí del Sabadell me han llamado tres o cuatro clubes de Segunda RFEF, pero a todos les he dicho que no por motivos personales y académicos.

¿Por qué es tan extraño ver casos como el tuyo, es decir, jugadores que renuncian al deporte para formarse en otro sector?

Aquí el problema es que el mundo del fútbol es poco flexible y compatible con los estudios, sobre todo con los que requieren una exigencia asistencial importante. En el fútbol profesional, como en Primera o Segunda RFEF, entrenas por las mañanas, y la mayoría de universidades, bachilleratos o cualquier tipo de estudios también son a esas horas. En este sentido, se debería de diferenciar mucho más lo que es el fútbol profesional de lo que está por debajo. Al final, hay muchos chicos que priorizan llegar arriba jugando en Primera, Segunda o Tercera RFEF, y entonces, al entrenar por la mañana, dejan de lado los estudios, cuando a lo mejor tendrían potencial en ese ámbito. Esto no quita que las universidades también podrían poner más facilidades. No es mi caso, porque yo he tenido mucha ayuda, pero sé de compañeros que no han seguido con los estudios por las trabas que les ponían los centros académicos. Debería haber una flexibilización por parte de los dos mundos, intentar hacer el deporte a esos niveles más compatible con los estudios, ya que creo que un futbolista de élite tiene tiempo de sobras para estudiar. El mundo del fútbol es una carrera rápida, en la que muchas veces es complicado gestionar emociones y también es difícil de gestionar a nivel económico. Hay gente que empieza a ganar mucho dinero muy joven y cree que ganara siempre esa cantidad, se acostumbran a ese ritmo de vida que no pueden mantener y es un problema. Y no lo digo solo por los estudios universitarios. Cualquier tipo de formación es buena para los futbolistas.

Fotografía de Cristian Aguado.

¿Crees que se deben empezar a normalizar estas situaciones?

Se deberían de normalizar, no el caso que yo haya tenido que dejarlo para estudiar el MIR, sino el hecho de que la gente pueda compatibilizar los estudios con el fútbol. Aquí los clubes y los centros educativos deben de ceder un poco. En mi caso he visto más posibilidades por parte de los centros académicos que de los clubes, y es que en el fútbol se penaliza demasiado faltar a un entrenamiento para asistir a un examen. La gente tiene miedo de hacerlo ya que saben que entonces no jugarán el fin de semana, y eso se debería de evitar.

¿Te has encontrado algún caso como el tuyo en los clubes en los que has estado?

Conozco algún caso parecido, y a este nivel, todos han priorizado el fútbol. Aunque algún chico joven que conozco ha rechazado entrenar con el primer equipo para poder seguir asistiendo a la universidad.

¿Puede ser tu caso un referente?

No debería serlo, porque yo he tenido que dejar una de mis dos pasiones. Lo que me gustaría es que nadie más se vea obligado a tomar la decisión que yo he tenido que tomar.

En los tres clubes que has estado, ¿te has sentido igual o alguno puso más facilidades?

En la SD Logroñés me pusieron un poco más de facilidades, pero porque yo ya firmé con la condición de que algunos días marcados en el calendario no iba a poder asistir. Ellos mantuvieron su palabra y yo la mía. En el Lleida y Sabadell siempre he tenido que negociarlo con el entrenador, y ahí también he tenido suerte.

 

“No debería ser un referente, porque yo he tenido que dejar una de mis dos pasiones. Lo que me gustaría es que nadie más se vea obligado a tomar la decisión que yo he tenido que tomar”

 

¿Es una retirada temporal o para siempre?

En teoría es permanente, ya que después del MIR viene la residencia en un centro médico, y eso todavía es más incompatible con el fútbol profesional.

¿Cómo reaccionó el club cuando les trasladaste tu decisión?

Me reuní con el Sabadell a falta de tres días para que cerrara el mercado, ya que había rumores de que iban a fichar un portero. Ellos me dijeron que era una opción real, pero que aun así no se planteaban mi salida, ya que estaban contentos conmigo. Yo les dije que no me veía en esa situación, que, por mi situación personal y académica, pensaba que no me compensaba, y que no quería seguir así. Al final llegamos a un acuerdo y rescindimos el contrato. Ellos se lo tomaron bien, al final tenían tres porteros seniors y uno sub-23. Uno tenía que salir, porque sino era inviable. Yo se lo puse fácil, y aunque no querían que me fuera, les di una solución al problema que tenían.

¿Y tu entorno?

Ya sabía de antemano que podía suceder, ya que les dije que en cualquier momento podía pasar y me dieron su apoyo. Mis padres me dijeron que me apoyarían con lo que fuera, y la pareja y los amigos también. Algunos de ellos se alegraron, ya que llevaba una vida muy sacrificada a nivel de tiempo. Se han alegrado de que al fin me pueda tomarme un respiro antes de estudiar el MIR.

Cuando entraste en Medicina, ¿pensaste en algún momento que podrías encontrarse en la tesitura de tener que elegir?

La verdad es que nunca me planteé llegar a ser futbolista profesional. Cuando entré a Medicina jugaba en División de Honor juvenil con el Lleida y solo tenía en mente disfrutar del fútbol, estudiar y unos años después irme a Primera o a Segunda Catalana para poder dejarlo cuando quisiera. Pero ese año empecé a entrenar con el primer equipo. Tenía clase de 8:00 a 10:00, entrenaba de 10:00 a 13:00 con el primer equipo, estudiaba de 13:00 a 15:30, a las 16:00 entrenaba con el filial hasta las 16:30 y ya luego volvía a estudiar, salía o iba a tomar algo. Ese año me di cuenta que tenía el suficiente nivel como para llegar a la extinta Segunda B. Al año siguiente ya debuté con el primer equipo, me consolidé y estuve los siguientes dos años en la plantilla.

 

“Priorizaré mi vida como médico antes que la de futbolista, ya que creo que tengo más futuro. Hice una valoración, vi qué había en un sitio y en otro, y creo que tengo más futuro como cirujano”

 

¿Quieres centrarte solo en la medicina o vas a seguir relacionado con el deporte?

Lo quiero separar, me gustan mucho los dos mundos, pero no quiero ligarme a nada y como mucho haré alguna colaboración con clubes y entidades. Así podré disfrutar de jugar pachangas con mis amigos, o ir a jugar a Tercera, Primera Catalana o donde sea. Priorizaré mi vida como médico antes que la de futbolista, ya que creo que tengo más futuro. Hice una valoración, vi qué había en un sitio y en otro, y creo que tengo más futuro como cirujano.

Viviste el cambio de Segunda B a Segunda RFEF. ¿Notaste mucho la diferencia?

Hubo un enorme salto deportivo, y eso se notó en los campos. Jugar en buenas condiciones no es lo mismo que como se jugaba antes en Segunda B. Los equipos han subido el nivel, las plantillas son mejores, todo es mejor, excepto que sigue siendo fútbol semi profesional. Es una categoría muy bonita a nivel deportivo, con clubes históricos y estadios espectaculares, pero sigue siendo semi profesional. Hay un gran déficit económico, y eso hace que haya clubes que lo pasen mal, que haya impagos, jugadores sobre pagados y otros poco pagados. Creo que se debe estructurar bien, se debe formalizar y sobre todo profesionalizar para que sea viable.

Fotografía de Críspulo Díaz Muñoz

¿Hay mucha diferencia entre Primera y Segunda RFEF?

Más de la que me esperaba. Estaba claro que el primer año iba a ser de trámite y eso hizo que en Segunda RFEF quedaran históricos como Hércules, Murcia, Córdoba o Lleida, entre otros. La diferencia hace que los jugadores prioricen la categoría y jugadores de nivel prefieran ir a Primera RFEF antes que a Segunda, aunque haya equipos más grandes. Sí que se nota una diferencia de nivel y cada vez la brecha será mayor.

¿Es viable la categoría o está condenada a reestructurarse?

Con el nivel actual de ingresos que reciben los clubes es poco viable que se mantenga como está. La cantidad que reciben es muy baja y el gasto en desplazamientos es enorme. Al final hay clubes que tiene que ir desde San Sebastián hasta Murcia en un grupo, y en el otro desde La Línea de la Concepción hasta A Coruña. También el gasto en salarios está muy hinchado y hay sueldos desproporcionados. Para tener una categoría sana económicamente, sin impagos ni problemas, se debe de profesionalizar. No sé si eso pasa por buscar más recursos o reestructurar, pero así es poco viable.

Estuviste en el SD Logroñés, un club popular llevado por los socios. ¿Viste diferencia respecto a un club con un único gestor?

Totalmente, hay una gran diferencia a la hora de hacer las cosas. Para mí el fútbol popular es una idea muy bonita, y es una forma de involucrar a los socios, tener a la gente metida en el club y hacerles sentir partícipes de todo lo que se hace. El único problema que tienen es que la financiación es limitada y es muy diferente a cuando hay un propietario que pone dinero de su bolsillo. Tienen algo muy bueno: no les gusta endeudarse, gastan lo que tienen. En el Logroñés tuve una experiencia inmejorable, ya que es un club pequeño, familiar, donde te sientes querido y respaldado y que debería de ser un ejemplo para muchos otros equipos.

 


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Fotografía de portada del CE Sabadell.