La Ciudad Deportiva del Villarreal acoge multitud de campos de fútbol. El amarillo predomina en cualquier rincón y, a la luz de los clásicos focos que iluminan las instalaciones, el color todavía brilla más. Apenas quedan unos pocos rayos de luz y eso que el reloj todavía no ha marcado las seis de la tarde. Fran, responsable de prensa del club, nos recibe a las puertas y nos conduce hacia el lugar del encuentro. “¿Fútbol o atletismo?”. Salma Paralluelo (Zaragoza, 2003) sonríe tímidamente aunque sé a ciencia cierta que está cansada de esa pregunta. Ni siquiera contesta. ‘¿En serio se han pegado tres horas de viaje para hacerme esta pregunta?’, debería pensar.
En la universidad, me dijo una vez un profesor: “¿Qué necesidad hay de elegir, si las dos opciones están mal?”. Así que supongo que a la inversa, la oración sigue teniendo sentido. ¿Para qué desechar uno de los dos deportes si estás triunfando en ambos? Por eso, no dejo que conteste la respuesta que también ha dado en numerosas ocasiones. Por ahora, no interesa. Sí que interesa el fútbol, el atletismo, las botas, las zapatillas de clavos, el césped y las pistas. Y cómo se mezclan entre ellos. Cómo se complementan. Cómo se interrumpen. Cómo se apartan y se acercan. Cómo se viven.
Comenzamos por tus primeros pasos en el atletismo, en el San José. ¿Habías hecho alguna cosa, antes de empezar con las carreras?
Bueno. Empecé en el colegio haciendo fútbol sala.
¿Influenciada por tu hermano mayor? Él también es deportista… ¿O crees que no, que te hubiese salido natural, esto de practicar deporte?
Pienso que me hubiese salido natural, pero obviamente él me motivó mucho en esos primeros años. En general, siempre ha sido un gran apoyo durante mi carrera deportiva.
Y más allá de la tu hermano, ¿de dónde crees que te viene esa pasión por el deporte?
Pues es que de bien pequeñita siempre me gustó el deporte y me encantaba competir y ganar.
¿Cómo recuerdas aquellos primeros entrenamientos en el San José? Qué tenías entonces… ¿Siete años?
Sí, siete. Pues mira, la verdad es que yo al atletismo entré porque vi una carrera de una amiga mía en esos tiempos y comencé a entrenar con ella. Me pareció súper divertido… ¡Y encima se me daba bien! Así que empecé y me gustó mucho. Mi amiga se desapuntó y yo seguí.
Hombre, sí. Bien se te da. ¿Pero cuándo te empezaron a decir eso de “tienes un don, Salma”?
Pues creo que todo eso empieza cuando era cadete de primer año, o infantil de segundo. Más o menos por ahí. Ahí es cuando más destaqué.
A día de hoy, has superado siete récords.
Ah, ¿sí? Pues la verdad es que yo eso no lo sé.
¿No? Vaya. ¿Pero me sabes decir cuál fue el que te hizo más ilusión?
Este reciente. El campeonato absoluto de 400 lisos de Antequera fue increíble. No me esperaba para nada esa marca. Era mi primera competición importante en absoluta y tenía delante a atletas que eran referentes. Que hiciese la marca que hice… ¡Vamos! ¡Que ni me lo esperaba ni me voy a olvidar nunca de eso!
¿Y alguna vez te han arrebatado algún récord?
De momento creo que no.
Tanto en el mundo del atletismo como en el del fútbol, todos están a la espera de lo que va a ser tu futuro. ¿La presión y las expectativas tan altas que hay sobre ti pueden llegar a ser una carga?
Pues sí. Al final, cuando todo el mundo tiene tantas expectativas puestas en mí, pues me obligo siempre a hacer las cosas bien. Lo que pasa es que intento tener los pies en el suelo y saber que soy una más. Que puedo tener días malos, competiciones malas… Al final intento salir a disfrutar y olvidarme de esa presión externa. Vivir el deporte y disfrutarlo.
¿Pero eso se puede? Porque si tienes un día malo de competición, siempre va a llegar alguna voz crítica desde fuera.
Se intenta. Mi familia me enseña que lo más importante es lo que sienta yo y no dejarme influenciar por lo que venga desde fuera. Que siga mi camino, porque ese va a ser el camino correcto para llegar al objetivo.
En una entrevista dijiste una vez: “El atletismo me va bien para el fútbol porque me da fondo físico”. ¿Y el fútbol te aporta algo bueno para el atletismo?
[Ríe] A ver, supongo que sí. Pero la verdad… ¡Es que no lo sé!Practicas dos deportes que, en sí, son bastante diferentes. A nivel de lesiones, ¿cuál te ha perjudicado más?
Pues mira, mi gran suerte es que nunca he tenido grandes lesiones en mi vida. He tenido más percances en el fútbol pero ya te digo que han sido muy leves.
¿Pero han sido lesiones a nivel muscular? Porque en fútbol existe la posibilidad de que te den una patada y eso es algo que, a priori, no debería pasar en atletismo…
No. Claro. Es que a nivel muscular nunca he tenido ninguna lesión de esas que digas: “tengo que estar parada mucho tiempo”. Sí que es verdad que cuando vine al Villarreal empecé rápido y tenía unas molestias en la planta del pie. Ahí estuve a punto de sufrir una rotura en el recto del cuádriceps… Pues eso es lo más duro que he tenido.
Pues comentábamos fuera con Fran -responsable de prensa- y Patricia -miembro del cuerpo técnico- que tanto el Villarreal como el Playas de Castellón se combinan para gestionar tus entrenamientos. ¿Tú eso cómo lo llevas? Porque debe ser difícil de combinar.
Para mí, es importantísimo. Sin esa base no sería lo mismo. Al final, no controlas las cargas de trabajo y es importante no forzar. Por eso, la comunicación entre mi preparador físico y mi entrenador de atletismo es muy importante. Porque al final yo estoy mucho más cómoda y ellos saben cómo entrenarme.
Alguna vez, con esto de combinar ambos deportes, ¿te has perdido algún partido que quisieras jugar, precisamente, por estar de campeonato?
Sí. Sí, sí. Bastantes veces. Porque pasa esto de que llega el fin de semana y te coinciden cosas, y ahí tienes que elegir. Entonces, según la competición o el partido, pues te vas decantando.
Estamos hablando todo este rato de deporte. Pero, ¿y el descanso? Porque es una de las partes más importantes del deporte. ¿Tú cuándo descansas si entrenas cinco días a la semana?
[Ríe] Pues…Bueno. Y luego el fin de semana o hay carrera o hay partido.
Ya… Sí, sí. Por ejemplo este principio de temporada lo estoy llevando mejor porque me están dando más descansos. Pero es lo que toca. Es lo que tiene estar en dos deportes y hay que intentar entrenar al máximo. Entonces, después de entrenar, pues estirar muy bien, intentar recuperar muy bien los músculos. Pero también, a nivel mental, intentar evadirse del deporte es necesario.
¿Y alguna vez has sentido que has ido a alguna competición menos preparada de lo habitual por combinar ambos deportes? Imagino que al no poder dedicarte exclusivamente a uno…
Me ha solido pasar más en el fútbol. Había partidos en los que me encontraba cansada y no lo entendía. Bueno, a ver. El porqué es evidente. Pero me generaba impotencia porque quería dar más de mí pero no podía. En atletismo me ha pasado alguna vez. Pero hay que aprender a convivir con ello.
Vámonos a una persona especial. Aparece mucho en reportajes o documentales sobre ti y habla maravillas. Es Félix Laguna y es tu entrenador. Pero para ti, ¿qué significa él?
Para mí, Félix es mi mayor apoyo para seguir centrada. Tanto en lo personal como en lo deportivo, es una persona muy importante. Este año me ha dado muchísima confianza y, sobre todo, no me ha puesto ninguna presión en ningún ámbito. Me ha tratado como si fuese su hija y yo eso lo valoro muchísimo porque, por encima de todo, se ha preocupado por mí como persona, más allá de los éxitos deportivos. Es una pieza fundamental para todo lo que hago.
En el campeonato de Antequera ganas la medalla de bronce y bates récords. Además, ese campeonato, te sirve de pasaporte a los Europeos de Glasgow. Así que, ¿valoras más ese bronce, que algún otro oro que hayas podido ganar?
Pues sí. Sí, sí. La verdad. Fue inesperado. Pero es que encima es lo que tú dices, me daba el pase a unos Europeos absolutos con 15 años. Incluso en el momento, te viene grande.
Hacía 32 años que nadie tan joven iba a unos Europeos. Eso, cada uno se lo puede tomar de diferentes maneras: euforia, presión, orgullo… ¿Tú?
Pues en el momento en el que me lo dijeron que iba a ir, que fue justo al terminar la carrera, me quedé en shock. Intenté buscar a mi entrenador. Yo le decía: “Vamos, ¿no? ¿Vamos?”. Estaba súper ilusionada y muy motivada. Después de esa competición –la de Antequera– en la que no me esperaba nada de lo que conseguí, pues obviamente quería más.
Luego, al poco, en Baku ganas dos oros más. Uno en vallas y el otro en relevos. ¿Cuál te hizo más ilusión ganar? Si se puede elegir, claro.
Sí, sí. Se puede. El de 400 metros valla me hizo más ilusión. Básicamente porque es la prueba en la que estuve trabajando con mi entrenador. Y encima, quedé muy contenta con la marca que hice.
Eres muy competitiva. Pero hay un detalle que me llama la atención, en un salto de longitud, tu pelo te hizo perder por no llevarlo recogido.
En el triple salto.
¿Cómo sienta eso?
[Ríe] Muy mal. Fatal. Una patada en la cara. Me lo dijo mi entrenador. Yo no me di cuenta en el momento. Es posible que me hubiese llevado el oro en triple. ¡Después de eso, ya me lo recojo en todas las competiciones!
Mis amigas me decían: “Vente con nosotras. ¿Por qué no?”. Pero es que yo quería jugar al fútbol. Y luego los chicos me preguntaban que por qué no me iba con mis amigas. La respuesta era la misma.
Pues, vámonos al fútbol. A los ocho años, comienzas también en el Intersala. Del fútbol, ¿qué te llamó la atención?
¡Todo! Desde pequeña, en el recreo, mis amigas se iban con las muñecas y yo con la pelota. Y mis hermanos también me llevaban por ese camino. Siempre estábamos con el balón. De hecho, yo empecé con atletismo y en el mismo sitio en el que entrenaba, al salir, le dije a mi padre si podíamos entrar al polideportivo que había. Vi que entrenaba el Intersala, me gustó y le dije que quería entrenar allí.
Bueno, tus padres siempre te han apoyado con el deporte. De hecho, es un clásico esto de empezar en el recreo. ¿Pero en algún momento te sentiste extraña, por llamarlo de alguna manera, por jugar siempre rodeada de chicos?
Extraña con ellos, no. Pero obviamente que me daba que pensar. Mis amigas me decían: “Vente con nosotras. ¿Por qué no?”. Pero es que yo quería jugar al fútbol. Y luego los chicos me preguntaban que por qué no me iba con mis amigas. La respuesta era la misma.
A los once años entras a jugar en el San José. Paco Sánchez, que era el entrenador, explicaba que habían llegado a cambiar los horarios de los partidos para que pudieses ir. ¿Eras consciente de todo aquello? ¿O del futuro que ellos creían que tenías por delante?
La verdad es que no. Yo allí era una niña que disfrutaba sin pensar en nada más.
¿Con qué te quedas, de toda aquella etapa?
Con todos los viajes, con el apoyo de mis primeros entrenadores, que me enseñaron muchísimo. La confianza del club. Piensa que era la única chica en todo el grupo y siempre me hicieron sentir una más. Éramos una familia. Ascendimos, ganamos una liga en mi primer año… Fue muy bonito, la verdad.
A los 13 años, por normativa, das el salto al fútbol femenino y comienzas a jugar en el Prainsa Zaragoza. ¿En categorías inferiores, notaste el cambio al pasar de jugar con chicos a jugar con chicas?
Sí, sí. Al principio lo noté. Sobre todo en la fuerza, en el físico.
Con los años, llegas al primer equipo muy joven, primer partido y gol. ¿Cómo viviste ese momento?
¡Me hizo muchísima ilusión! Era algo nuevo eso de estar en una categoría tan alta. Jugar ya me hizo, en sí, mucha ilusión. Meter el gol ya fue increíble.
¿Cómo es eso de ser tan importante en un primer equipo, siendo tan joven?
Pues yo siempre lo he llevado bien. Me siento cómoda con gente que es mayor que yo. Nunca he sentido presión y me he sentido una más. En ese caso, entrenar para aprender de mis compañeras y seguir.
¿Cuál fue el mejor momento en el Zaragoza?
Pues un torneo que hice aquí, en Villarreal. Pero tanto en categoría territorial como luego en Segunda fue increíble. Me quedo con todo. Es verdad que estuvimos en fase de ascenso y al final no pudo ser, pero en general fue muy bonito.
A eso iba… Contra el Tacón, ¿fue el momento más duro?
Sí. El primer partido fue muy bien, muy motivadas. El segundo no lo jugué porque iba convocada hacia el Europeo. Lo vi durante el viaje. Me afectó muchísimo, la verdad. Porque al ver a mi equipo perder, y estando yo lejos…
Si hubieseis conseguido el ascenso, ¿te hubieras quedado?
No. Creo que no. Igual hubiese sido lo fácil, quedarme. Pero creo que no. En general sentía que necesitaba un cambio y salir de mi zona de confort. Buscar nuevos retos. Y el Villarreal fue el que más me llamó.
Vámonos un momento al atletismo. Qué peso tuvo el Playas de Castellón en tu decisión de venir al Villarreal?
Sobre todo, que el Villarreal y el Playas son el mismo club. Entonces, podía llevar a cabo una compatibilidad de entrenamientos y disciplinas que era primordial para mí.
¿Las victorias y las derrotas sientan diferente en fútbol y en atletismo?
Sí, porque al final, por ejemplo en fútbol, eres un equipo. Perder es duro pero no es tan personal como en atletismo, donde las derrotas las llevas mal porque sientes que no te han salido las cosas. Estás sola. Te exiges a ti misma, eres la que entrenas; eres la que aciertas o la que fallas. Todo depende de ti. También las victorias te llenan más por lo mismo. En un equipo, precisamente por el componente “equipo”, en el que hay apoyos entre compañeras, pues las derrotas son más llevaderas.
Como no podía ser de otra manera, hablamos de la selección. 2018 es un gran año para el fútbol femenino y para ti porque ganáis el Europeo y el Mundial sub-17. ¿De esos dos oros, cuál sentiste más?
Yo creo que, incluso, el Europeo. Porque tenía 14 años y era la más joven del equipo y nunca había ido a una competición internacional con la sub-17. Ni siquiera me esperaba ir tan pronto y, al final, la primera vez que vas te das cuenta del ambiente, de los otros equipos, de la seriedad y del momento “competición”. Lo viví con una ilusión y una pasión increíble. Me centré muchísimo con el equipo e hicimos mucha piña y mucha familia. Todo lo que vivimos fue muy intenso. Íbamos partido a partido y nos íbamos superando. También en los entrenamientos, donde nos veíamos cada vez mejor. Éramos mucho más equipo. Mucho más seguras. Llegar a esa final y ganarle a Alemania cómo le ganamos estuvo muy bien, la verdad.
Toda esa euforia, ¿cómo os la gestionaba Toña Is?
Nos recalcaba que teníamos que estar juntas. Remar hacia el mismo objetivo. Que con mucho trabajo y con mucha humildad, nos saldrían las cosas. Pero que había que tener los pies en el suelo.
Al final, tú estás acostumbrada a ganar. Has ganado en el fútbol, has ganado campeonatos de atletismo, has roto récords… ¿Qué te emociona más de todo esto?
Es complicado elegir. Quizás, en fútbol al ganar un Europeo y un Mundial es todo plenitud. Es conseguir un objetivo común. Pero batir un récord es diferente. Es la adrenalina del momento. La satisfacción. Pero también las ganas de superarte y de seguir. Aquí no elijo. Me quedo con todo.
Que si fútbol o atletismo. Que si atletismo y fútbol. ¿Para qué? Yo lo que quiero saber es si el crecimiento del fútbol femenino te genera todavía más dudas en torno a tu futura decisión.
Pues sí, la verdad. Ahora se está fomentando cada vez más el fútbol femenino y se nos está dando cada vez más importancia. Eso al final, me motiva mucho porque veo que en unos años todo estará mejor. Pero claro, me genera más dudas.
Y en Villarreal, ¿cómo están siendo estos primeros meses?
Pues estoy súper contenta y súper motivada con el equipo. Estoy mejor que nunca. Es increíble cómo me han acogido. Hay muy buen equipo y mucha competencia. Eso nos hará mejorar todavía más. Es genial. Y sobre todo los valores que nos transmite la entrenadora, a mí me encantan.
Vale, pues dejamos fútbol y nos vamos a la última parte. Comentaste anteriormente que a veces te levantas a las cuatro de la mañana para estudiar. Es un ritmo muy alto, el que llevas. ¿En alguna de esas sesiones te has dicho a ti misma que tienes que elegir ya?
¿Sabes qué pasa? Que cada año te exigen más, en todo. Y cada vez cuesta más. Pero siempre llego a lo mismo. Es que el fútbol y el atletismo son mis dos pasiones y entonces haré lo que sea para continuar con ellas. Pero sí que es verdad que a veces es difícil. Porque no siempre puedes dar todo lo que se necesita para sacar una buena nota en alguna asignatura, por ejemplo. Otras, por faltar a clase al ir a las competiciones.
Tus dos deportes; tu formación académica. ¿Y la vida social? ¿Se echa en falta por la escasez de tiempo?
Pues quizás sí. Amistades sobre todo. Pero el deporte no lo cambiaría por nada. Obviamente me encantaría dedicar más tiempo a mis amistades pero mi motivación, mi vida y mi sueño es el deporte. Y quiero seguir por ese camino.