Carli Lloyd es la mejor jugadora del mundo según la FIFA. Hace unas semanas recibió el premio The Best, por segundo año consecutivo (antes el FIFA world player) en Zúrich y junto a Cristiano Ronaldo, galardonado con el trofeo masculino. Como siempre, el cetro individual invita a hacer una buena suma de lecturas alrededor de este tipo de premios y su sistema de votaciones, así como de la verdadera implicación del organigrama internacional en el mundo del fútbol femenino. Pero lo cierto es que la americana Lloyd ha tenido que lidiar con un sinfín de críticas desde entonces.
Su The Best ha generado polémica. Lloyd ni siquiera ha sido premiada anteriormente como mejor jugadora americana del año y ninguno de los ocho entrenadores de las mejores selecciones del planeta le dieron un solo punto
Nadie ha osado dudar de la valía de la internacional y vigente campeona del mundo, pero que haya sido nombrada como la mejor jugadora del mundo por delante de sus competidoras, ha indignado a más de uno. Entre otras cosas, porque Lloyd ni siquiera ha sido premiada anteriormente como mejor jugadora americana del año (en su lugar estuvo Tobin Heath con el 40% de los votos) y porque ninguno de los ocho entrenadores de las mejores selecciones del planeta le ha dado un solo punto. Así pues, Lloyd parece haberse convertido en el ‘voto correcto’, o fácil, de esta nueva edición de la ostentosa gala. En todo caso, eso dice mucho más de aquellos actores con derecho a voto que de la propia jugadora, que a sus 34 años sigue liderando la selección. Sea como fuere, desde que ganó el Mundial Lloyd se ha mantenido en lo más alto del podio, y su historia ha traspasado fronteras. A nosotros, ésta, nos parece que merece ser contada.
“La jugadora más rara del mundo”
En 2015, un día antes de disputarse la final de la Copa del Mundo en Canadá, un periodista de SBNation.com tituló de esta manera su publicación. “Carli Lloyd es la deportista de clase mundial más rara jamás vista”. Durante su redacción, el comunicador reflejaba una opinión que se ha ido extendiendo entre la masa pública americana, y se pregunta cómo la capitana de la selección más importante del mundo puede generar tantas dudas con su juego. Cómo puede el estandarte de ese equipo y esa nación ser continuamente cuestionada por perder tantos balones, no acertar en aspectos tácticos como la cobertura y tomar malas decisiones sobre el césped. Pero lo que más extraña al periodista, y parece ser que también a la mayoría de sus seguidores y detractores, es lo determinante que resulta en los partidos más grandes, la jugadora resolutiva, eficaz y goleadora que se convierte en las grandes citas. Todos los títulos conseguidos en los últimos años por el National Team, llevan su nombre escrito en la final. Lloyd hace tiempo que se ha convertido en una pieza imprescindible de este exitoso combinado.
En el último año, publicó sus memorias, donde destapa el drama familiar que desencadenó ser la futbolista más reconocida en todo el planeta
Kevin McCauley, el periodista que escribió esa nota, la concluyó de la siguiente manera, a modo de premonición: “Saldrá de inicio contra Japón el domingo, y si eres fan de los Estados Unidos, no dejará de molestarte. La verás totalmente desordenada, regalará el balón a las jugadoras de Japón por lo menos una media docena de veces en la primera mitad. Usted se preguntará qué diablos está viendo, cómo puede estarse tratando de una futbolista de primera clase, y temerá por perder la copa por su culpa. Pero en aproximadamente 65 minutos, Lloyd anotará un gol desde 25 yardas y la USWNT ganará la Copa Mundial por eso”. Bien, en este caso no fue un gol desde la distancia, fue un hat trick en 16 minutos.
Todas las compañeras que han compartido vestuario con Lloyd saben bien que no es fácil lidiar con su carácter, el de alguien que pelea con uñas y dientes con cada una de ellas para hacerse con un sitio en el once titular, pero también saben que nunca podrán reprocharle a su capitana su esfuerzo y su lucha. Traducido a palabras de la propia jugadora, “años y años de paranoia y perfeccionismo”. Y en la sombra de su escalada hasta la cima, una familia de New Jersey rota por su éxito.
Y entonces apareció él
A Lloyd acababan de comunicarle que ya no formaba parte de la selección estadounidense SUB21. Al parecer, había otras jugadoras mucho mejor que ella y con una mentalidad más fuerte. Lloyd, que no supo lidiar con esa adversidad, decidió dejar el fútbol. Su padre, que vivía la pasión de su hija con una convicción casi enfermiza, la convenció para que hacer una visita al señor James Galanis, un entrenador personal con muy buena fama.
A sus 21 años, Lloyd conoce al hombre que cambiará completamente su mentalidad y relanzará su carrera hasta convertirle en la mejor jugadora del mundo. Galanis convence a Lloyd de sus limitaciones y explota todo su potencial, convierte a esa joven en una mujer ruda, competitiva, obsesiva con el trabajo. Gracias a esa convicción de luchar por lo que desea, la centrocampista vuelve a la selección, en unos años se convierte en su capitana y gana un Mundial y dos JJOO. Pero la relación con su mentor tiene un precio. La familia de la jugadora se siente sustituida, relegada de todas las decisiones importantes que toma en su carrera y empiezan a desconfiar de Galanis, quien Lloyd considera indispensable en su día a día.
En 2008, la familia no aguanta más. Una fuerte discusión en casa de los padres acaba con las maletas de la jugadora en la puerta y la rotura total de la relación paternal, lazos que a día de hoy siguen quebrantados. James Galani sigue guiando los pasos de la estrella, son inseparables, y ella, con 34 años, asegura que tiene cuerda para rato. De la familia Lloyd, ni rastro en las ceremonias en las que han premiado a la jugadora. Ella se ha convertido en el símbolo del combinado nacional estadounidense, el hito más significativo para una jugadora americana, muy por encima de su propio club. Además, la jugadora también lidera el pulso que mantiene con sus compañeras con la Federación para conseguir igualar sus sueldos a los de sus homólogos masculinos. Lloyd no entiende de negativas. En el último año, publicó sus memorias, un libro realmente bien acogido por su audiencia y donde destapa el drama familiar que desencadenó ser la futbolista más reconocida en todo el planeta. “While nobody was watching”, el precio de querer estar entre las mejores.